Análisis:

La agenda política palestina

Abú Mazen parte con una imagen de hombre moderado, contrario a la segunda Intifada y al ejercicio del terrorismo, imagen cuidada por norteamericanos, europeos e israelíes, todos ellos necesitados de encontrar y establecer un interlocutor en el lado palestino. Sin embargo, el fuerte respaldo internacional, hoy por hoy, no se corresponde con su influencia sobre su propio campo. El resultado de las elecciones no es, en absoluto, representativo de la realidad política palestina.

Por GEES (Grupo de Estudios Estratégicos)

Mazen ha sido seleccionado como “mal menor”, pero carece de carisma y autoridad. De ahí que su primer reto sea establecer un nuevo consenso entre las distintas fuerzas políticas que componen la OLP y un nuevo equilibrio entre los hombres de Túnez y aquellos otros, mucho más jóvenes, crecidos políticamente durante las dos intifadas, con influencia y autoridad real sobre la población.
El papel que en el futuro inmediato tengan Dahlan y Bargutti será fundamental para valorar la viabilidad de la OLP y de Al Fatah. No olvidemos que son estructuras que responden más a la idea de movimiento de liberación en el exilio que a modernos partidos políticos que compiten en un marco institucional democrático. La ruptura de estas formaciones y la emergencia de nuevos partidos es probable y, posiblemente, positivo para el futuro de una Palestina independiente.
La primera condición para que el proceso de paz se reanime es que Mazen logre que las Brigadas Arafat -ex Mártires de al Aqsa- y las Qasam, dependientes de Hamás, abandonen la actividad terrorista.
La segunda, que tras las elecciones legislativas del 17 de julio tenga el apoyo parlamentario suficiente para avanzar en el proceso negociador con Israel. Ninguna de las dos condiciones es probable.
Los dos grupos terroristas citados han rechazado la petición de Abú Mazen. En adelante es posible que aprueben una tregua, pero con ánimo de volver a la violencia, pues sus objetivos parecen inviables por la vía diplomática.
Los seguidores de Bargutti exigen una plena devolución de la Cisjordania y de la vieja ciudad de Jerusalem, a lo que Israel se niega. Los islamistas de Hamás niegan el derecho a existir del Estado judío. Tras las elecciones legislativas veremos cómo se distribuyen sus escaños y de qué margen de acción dispone Mazen.
La clave puede estar en Bargutti. Si los estados árabes lo fuerzan a colaborar, Mazen tendrá suficiente apoyo para negociar. Si sus brigadas rompen con el núcleo histórico de Al Fatah no sólo se arruinará la vía negociadora, sino que se crearán las condiciones para que Hamás, los Hermanos Musulmanes en Palestina, se conviertan en la primera fuerza política.