“Vivimos en tiempos de incertidumbre y sólo continuaremos el proceso cuando tengamos seguridad”, expresó un vocero de Tony Blair. Un anunció que más tarde fue confirmado por el ministro de Relaciones Exteriores de Jack Straw.
En Alemania había gran expectativa por la decisión que tomara Blair y no era ningún secreto que el Gobierno de Gerhard Schröder, uno de los más fuertes impulsores de la Carta Magna y la ampliación de la Unión Europea, confiaba en que se realizara el prometido referendum, desde luego, con un resultado positivo. Algo que, por lo demás, parecía altamente improbable conociendo el escepticismo de los británicos respecto a la Europa Continental y, casi todos, sus proyectos.
De acuerdo a las últimas encuestas, un 72% de los británicos rechazaría el texto de la nueva Constitución Europea.
Responsabilidad por la Constitución
Antes y después de la decisión del gobierno laborista británico, Alemania apeló a la cordura de Londres.
“Todos los miembros de la Unión tienen el derecho y la obligación de expresar su opinión”, explicó el vocero de la cancillería germana, Bela Anda.
Aludiendo a la investidura que Tony Blair asume este 1° de julio como presidente del Consejo, la cancillería alemana resaltó que “todo país con derecho a la presidencia del Consejo de la Unión Europea tiene la responsabilidad de garantizar el proceso de ratificación de la Constitución Europea”.
La Comisión Europea, por su parte, siente la necesidad de seguir advirtiendo a sus miembros de “no tomar decisiones unilaterales”.