Elecciones en Israel:

Postales argentinas (II)

Pasadas unas pocas horas y con algunos votos aún sin contar (de algunos soldados y diplomáticos) el mapa político israelí entra en su etapa definitiva cuando el Presidente Moshé Katzav, decida a quién encomienda la creación del nuevo gobierno.

Por Roberto Moldavsky (Desde Israel)

Más allá de algunas sorpresas puntuales, como la de los 7 diputados del partido de los jubilados (Gil, con Rafael Eitán Fantman a la cabeza), estos resultados responden al mensaje que viene enviando la sociedad Israelí a sus líderes políticos: uno, bien real, que deja en claro que la situación socio-económica es insostenible y ya hay que cambiar el modelo neo-liberal que Netanyahu dejó cuando fuera ministro de Economía. Y otro que podría catalogarse como casi ingenuo, y que pretende una solución al problema con los palestinos, ya sea una retirada unilateral y olvidar ese conflicto para ocuparse de vivir un poco mejor.
Incluso el partido izquierdista (pacifista) Meretz cambió la frase vivir en paz, con nuestros vecinos por la frase «conseguir tranquilidad en la frontera».
Quienes comprendieron el mensaje triunfaron, quienes lo ignoraron, lo pagaron caro.
A estas horas el futuro Primer Ministro Olmert, que al igual que sus compañeros no tenía demasiados motivos para festejar dada la escasa representatividad obtenida pese a su victoria, ya está conversando con sus posibles socios para formar su nuevo gobierno.
Se necesitan 61 escaños de los 120 de la Knesset (Parlamento), pero cuanto más socios disponga, mayor estabilidad tendrá el gobierno, cosa que no viene sucediendo en los últimos 10 años.
Kadima, con sus 28 mandatos (lejos de los 43 que les dejó Sharón), sumaría a Avoda (20) ,el verdadero ganador de estas elecciones. Y para eso debería entregarle a Amir Peretz alguno de los tres ministerios mas importantes: Relaciones Exteriores, Seguridad o Economía (cabe recordar que Peretz aspira a este último).
Y si bien resulta claro que, por la escasa diferencia de mandatos, ambos partidos llegarán a algún acuerdo, no será nada fácil para Kadima alejar a los laboristas de lo que fue su mensaje principal durante toda la campaña: terminar con las brechas socio económicas creadas durante el ultimo gobierno.
El partido de los jubilados, que ni siquiera estaba preparado para los votos que recibió, (7 diputados) se uniría a Kadima, o más posiblemente a Avodá a cambio de la creación del ministerio de los Jubilados y, como la mayoría de los analistas piensan, con eso desaparecería del mapa político dado su interés específico y casi corporativo de la tercera edad.
Con esta base de 55 mandatos, la posibilidad de sumar a Meretz con otros 3 ó 4, la coalición está demasiado ajustada. Tanto el partido religioso Shas (13 diputados) como otro grupo religioso Iahadut ha Torá (6) son candidatos potables para cerrar un gobierno sólido y dejar en la oposición al devastado Likud (11), al Le Pen israelí -Avigdor Liberman, de Israel Beytenu (13)- junto al partido religioso sionista Mafdal que recibiera 9 mandatos.
En la periferia, como siempre, quedarían los partidos árabes, que hicieron una muy buena elección sumando 7 bancas y el Comunismo, con otros 3 escaños.
En el Likud, el grupo de los que fueron ministros junto a ‘Bibi’ Netanyahu, encabezados por su numero dos, Sylvan Shalom, ni siquiera fueron a su bunker a recibir los resultados y mantienen conversaciones para pedirle la renuncia a ‘Bibi’ y tratar de estirarse hasta Olmert a fin de sumarse al partido triunfante.
En la izquierda el panorama no es muy distinto, el ex-lider de Meretz, Iossi Sarid apareció en la arena política nuevamente para pasarle facturas a Yossi Beilin. Irónicamente, dijo: «no soy quién para dar consejos, pero es obvio que 4 es menos que 6», en referencia a los mandatos recibidos durante su gestión en las elecciones anteriores y la expectativa que se tenía para las recientemente realizadas.
El derechista Liberman cree poder conseguir algún mandato más proveniente de los soldados. Por otro lado, tendría el veto del laborismo para sumarse y compartir un gobierno de coalición, especialmente por su posición en el tema árabe, donde suele declarar que su mayor deseo es «limpiar el país de árabes». Sólo así está dispuesto a resignar territorios.
Un panorama parecido le espera al derechismo religioso de Mafdal (liderado por Benny Eylón), que se opone a toda devolución de tierras dado que, mayoritariamente, recibe votos de los colonos asentados del otro lado de la Línea Verde.
La israelí, hoy, es una sociedad en llamas por el tema social, que prefirió a los jubilados en vez del voto en blanco y ratificar con fuerza la propuesta de la retirada unilateral. Esto es lo que le espera al nuevo gobierno como su primer desafío.
Los analistas, en Israel, lo llaman ‘la primera elección de la pos-modernidad’, ya sin ideología y con reclamos que tienen que ver con lo inmediato y no con la historia.
Mientras tanto, la foto de Sharón parece agigantarse frente a la figura de Olmert o de Peres, ambos empequeñecidos por los resultados de ayer y a pesar de la victoria que dictaron las urnas.