“La tierra más allá de las montañas” y “Una tierra sin fronteras” son los títulos del documental realizado por el escritor Nir Baram y el director Michael Alalu en 2017. “La tierra más allá de las montañas” es el nombre en hebreo: Haaretz meever laharim. “Una tierra sin fronteras” es el título que recibió en inglés: A land without borders.
El origen de este film se encuentra en una serie de notas publicadas por Nir Baram en el periódico Haaretz que lo llevaron a recorrer Cisjordania durante casi un año, 2014-2015, y entrevistar a judíos y árabes que viven allí: colonos nacionalistas, palestinos en un campo de refugiados, jóvenes estudiantes de una yeshivá, árabes israelíes habitantes de Jerusalén oriental, jóvenes del Hamas detenidos y que estudian hebreo. Los artículos fueron compilados en un libro publicado en 2016.
En el film Nir Baram pregunta y repregunta a sus entrevistados desde la mirada de quien desea conocer, con valentía y sin prejuicios, las ideas y las circunstancias de cada uno de los interlocutores. En una de las escenas, cuando está recorriendo Balata, el campo de refugiados, se acerca un grupo de niños que lo mira insistentemente y su anfitrión le traduce lo que dicen: no pueden creer que sea judío. Y agrega: “Nunca vieron a un judío de civil. Solo conocen soldados judíos”. Una instantánea de la relación palestino-israelí.
El padre de este escritor, Uzi Baram, es un político de larga trayectoria en el partido laborista, que fue ministro del gobierno de Itzjak Rabin cuando se firmaron los acuerdos de Oslo. En la película padre e hijo conversan acerca del nudo gordiano del conflicto en Medio Oriente: para los israelíes, el punto clave de toda discusión es 1967, la Guerra de los Seis Días, mientras que para los palestinos es 1948, la declaración de la independencia de Israel o nakba (catástrofe), como la denominan.
Este punto nos conduce a la nouvelle Hirbet Hiza: un pueblo árabe, del escritor S. Yizhar[1], que narra la llegada de una pequeña unidad de soldados a esta aldea árabe imaginaria con la orden de desalojarla y enviar a sus habitantes lejos de allí. El narrador, a medida que avanza la operación militar, expresa en un atormentado monólogo interior, el fuerte rechazo que siente ante las órdenes recibidas: “Yo nunca he vivido la diáspora, me dije, nunca he sabido lo que es… Pero me han hablado de ella, me lo han contado, me lo han enseñado en clase, lo he oído una y otra vez, en cada esquina, en los libros, en los periódicos, por todas partes: el exilio. La palabra que tocaba mi fibra más sensible. Nuestra cuenta pendiente con el mundo: ¡el exilio! Eso lo he mamado, por lo visto, en la leche de mi madre. ¿Qué es lo que hemos hecho hoy aquí, en realidad? Nosotros, los judíos, hemos expulsado a estas gentes y la hemos enviado al exilio”.
Fiel a los cuestionamientos que había planteado en esta nouvelle y en el cuento “El prisionero” (ambos publicados en 1949), S. Yizhar escribió en 1992 “Independencia `48-`92”, relato en el que vuelve a una aldea árabe el 14 de mayo de 1948. El narrador describe la caravana de refugiados que escapa abandonando sus pertenencias y se pregunta: “¿Qué pasará de aquí en más sobre esta colina que hasta el día de hoy era casas y gente viva? ¿Quién sabe? ¿Quién podía saber? ¿Quién podía suponer? (…) ¿Quién podía saber que esta pregunta a la que no le dedicamos atención o no nos atrevimos a preguntar entonces se transformaría en la cuestión decisiva sobre la que todo el mundo espera nuestra respuesta: qué hacemos con toda esta gente? No se borraron en la oscuridad de la noche. No desaparecieron en el extremo del camino. La expulsión no los borró. La expulsión no soluciona nada. Ellos y nosotros estamos aquí, los expulsados y los expulsadores, y no tenemos sobre nosotros otra pregunta, desde la creación del Estado. ¿Qué respondemos?”.
Para reforzar la mirada que los realizadores exponen en el film, y que S. Yizhar apoya desde sus relatos, van las declaraciones de Nir Baram: “Todo aquel que cree, como yo, que la reconciliación es posible y podría ocurrir en nuestro tiempo, debe estar dispuesto a hablar y enfrentar toda la historia de este conflicto. Y aunque muchos de mis pensamientos cambiaron a partir de este recorrido por Cisjordania, una cosa quedó como estaba: creí y aún sigo creyendo que en cualquier tipo de acuerdo debe haber plena igualdad entre judíos y árabes. Este es un punto al que no puedo renunciar, sobre cualquier otra cosa es posible hablar”.
[1] Rehovot, 1916-2006. Escritor y político israelí. Publicada por Editorial Minúscula, Barcelona, 2009. Traducción de Ana María Bejarano.