¿Es judío-friendly la nueva derecha argentina?

En esta nota, la autora brinda algunas pistas para analizar si esta línea ideológica creciente en nuestro país alberga o no un antisemitismo escondido pero latente, inexpresable por ser políticamente incorrecto.
Por Analía Goldentul **

Dentro de La Libertad Avanza, el frente político que tiene a Javier Milei como máxima figura, confluyenperfilesdiversos y hasta contrapuestos: fervorosos nacionalistas con liberales que desestiman la causa Malvinas; miembros de la familia militar con centennials que proponen eliminar las FFAA; y militantes “pro-vida” con posiciones a favor de la libre elección de la mujer. También destacan figuras de la cole que-sabiéndolo o no- terminan cohabitando un mismo espacio con militantes antijudíos. En noviembre de 2021, durante el acto de festejo que celebró la nueva coalición de derecha en el Luna Park, se advirtió una escena cuanto menos peculiar: mientras el abogado, analista financiero e influencer Carlos Maslatón festejaba desde lo alto del escenario la consolidación de La Libertad Avanza como tercera fuerza legislativa en CABA, del lado del público la atención comenzó a desviarse hacia un seguidor que portaba sobre sus hombros, con total orgullo, la bandera confederada. ¿Se trató de un caso aislado? ¿Es el antisemitismo un rasgo distintivo de esta nueva derecha?

En un artículo reciente, Federico Fahsbender ha llamado la atención sobre uno de los términos que más resuena en el discurso de los referentes de la alt-right local: la lucha contra el “marxismo cultural”, que sirve para alterizar* toda práctica o colectivo que supone una amenaza contra el orden tradicional y occidental. El autor repasa la carga antisemita que es inherente a este concepto en Europa, pues conecta con una de las representaciones que han pesado sobre los judíos durante la primera mitad del siglo XX, como bolcheviques y comunistas. De hecho, el “marxismo cultural” deriva del “bolchevismo cultural”, una categoría que fue cobrando vigor en Alemania en los años veinte por parte de ideólogos nazis que lo invocaban para denunciar toda apuesta modernista en el plano de las artes y la música. Es tan fuerte la asociación simbólica entre “marxismo cultural” y antisemitismo en Europa que –prosigue Fahsbender-cuando la parlamentarista británica de derecha Suella Braverman habló en 2019 de “marxismo cultural” varios de sus colegas la instaron a disculparse públicamente.

A veces las palabras viajan de un lugar a otro sin su contexto de origen, lo que multiplica la cantidad de significados y connotaciones que pueden orbitar alrededor de un mismo término. Es esa suerte de importación “creativa” lo que hace posible que a esta orilla del Atlántico, quienes blasfeman contra el “marxismo cultural”, -varios de ellos con cargos electivos desde diciembre de 2021- no tengan que lidiar con el mote de antisemita, ni rendir cuentas en el Congreso. Más aún, en Argentina los referentes que le dan vida a este discurso cuentan con el respaldo de algunas personalidades de la comunidad judía local que, desde la autoridad moral que provee la pertenencia, se encargan de rebatirlas acusaciones de “nazismo” a menudo dirigidas contra Milei y los suyos. “No Carrió. Lamento y repudio. Javier Milei, con quién me solidarizo, es un actor de la democracia y no coincidir con él no justifica esta expresión” manifestó desde sus redes sociales el diputado de Juntos por el Cambio, Waldo Wolf, el pasado 16 de junio ante las declaraciones de Elisa Carrió en Radio Mitre, en las que comparó al líder libertario con el principal responsable de la Shoá. Como para despejar cualquier sospecha, el propio Milei se declara lector asiduo de la cábala, reconoce ser un “admirador” del pueblo judío, y hace poco, en diálogo con la periodista de TN Luciana Geuna, confesó sus deseos de “convertirse” al judaísmo. El grueso de sus seguidores también se empeña en negar cualquier acusación de nazismo que pueda recaer sobre el movimiento al que suscriben, y varios de ellos reaccionaron contra el seguidor que llevó la bandera confederada al acto en el Luna Park. Retomando el título de esta nota, ¿acaso se respira un clima judío-friendly entre los jóvenes seguidores de Milei?

Si ensayamos una primera hipótesis, bien podría especularse quela mayoría de los militantes antijudíos que potencial o efectivamente confluyen en el espacio de las nuevas derechas -ya sean muchos o pocos- muy posiblemente deban enmascarar su identidad. En su investigación doctoral sobre Tacuara (2021),la historiadora de la UNSAM, Celina Albornoz, reveló un dato curioso: a pesar de que el antisemitismo había sido una marca distintiva de este movimiento nacionalista de derecha, durante las entrevistas que realizó entre 2018 y 2020ninguno de los otrora militantes de Tacuara se reconoció antisemita. Tan solo uno se definió como antisionista en virtud del tratamiento que Israel le propina hacia la población palestina, siendo ésta muy probablemente la forma que encontró de volver decible una ideología que se ha vuelto indecible en el mundo contemporáneo actual.

La imagen del “héroe” judío/israelí

Sin embargo, la hipótesis mencionada no termina de cuadrar con una tendencia progresiva a nivel local: el nazismo y el antisemitismo como tales se han vuelto corrientes marginales no solo dentro del mapa político argentino, sino particularmente en el universo de las derechas vernáculas. ¿Qué “incentivos” tienen hoy estos sectores para afirmarse en posiciones antijudías? Además de tener que lidiar con la condena espontánea que despierta esa identidad si se la asume públicamente, es menester considerar que las representaciones que las derechas vienen re-produciendo sobre la judeidad han mutado. Cada vez más, ser judío es una identidad que conecta con Israel, y más específicamente con el sionismo de derecha. Es de hecho tan potente esta asociación (judaísmo-Israel-sionismo de derecha) que sus efectos dejan huellas y marcas en los discursos de grupos de izquierda locales, que a menudo ignoran o eligen desconocer las distintas vertientes de izquierda que coexisten al interior del movimiento sionista.

Si consideramos que desde hace varios años la representación del judío-israelí fuerte  se sobreimpone a otras imágenes de lo judío asociadas al internacionalismo, al solidarismo y al comunitarismo; si tenemos en cuenta que muchos militantes de derecha probablemente no visualicen en el sabra (israelí)un adversario a eliminar sino un par con ideas similares (que lucha y defiende su territorio, que apuesta por la legítima defensa a través de las armas, que hace hincapié en el valor de la seguridad y de las FFAA, o en los beneficios y oportunidades inagotables del libre mercado), tal vez no resulte aventurado sugerir que los “estímulos” para ser antisemita en la actualidad parecieran ser cada vez menoresentre los seguidores de laalt-right local. Incluso al interior de las fracciones más conservadoras y nacionalistas que históricamente fueron un semillero de grupos antisemitas en Argentina es posible localizar una tendencia similar. Durante mi trabajo de campo con militares condenados por crímenes de lesa humanidad tuve acceso a las publicaciones internas que escribían los propios detenidos para “matar el tiempo” en la cárcel. En esos diarios caseros que circulaban entre pabellones, las notas internacionales sobre el conflicto en Medio Oriente se deshacían en halagos hacia la superioridad bélica y moral del ejército israelí, así como en argumentos y comentarios islamofóbicos de todo tipo.

Que el odio hacia los judíos no sea el componente primario de esta nueva derecha, no quita que en sus discursos Javier Milei y otros referentes de su espacio no estén reproduciendo un sistema de ideas que es equiparable al antisemitismo en su estructura: fundamentalmente, la convicción de que hay individuos superiores e inferiores, y que los primeros deben prevalecer sobre los segundos. “Encima somos más lindos”, acotó entre risas, el politólogo y escritor Agustín Laje en la presentación de su último libro en el predio de La Rural, el 11 de mayo, dando a entender que, al igual que entiempos pasados, la superioridad de la nueva derecha es moral, política y también estética.

* Considerar ajena, separar, excluir
** Socióloga y doctora en Ciencias Sociales (UBA/CONICET)