El hecho maldito del país neoliberal: un nuevo capítulo en la historia

Una vigilia de más de 10 días en la casa de Cristina tuvo un instante de shock cuando un arma cargada de balas y de un historial de odio quiso asesinarla. El milagro del azar le salvó la vida a la vicepresidenta y alimentó la llama de un momento bisagra en el kirchnerismo
Por Axel Kesler

Cuando parecía que la épica política había muerto con la pandemia, resurgió la mística a partir de una de las figuras más trascendentales de la historia argentina. Probablemente olvidando las lecciones de historia del secundario, la oposición articuló un dispositivo para deslegitimar y proscribir a una de las referentes máximas de los movimientos populares. La figurita repetida que no miraron es que el último gran intento de borrar del mapa a uno de estos terminó fortaleciendo y perpetuando en la identidad argentina a un fenómeno de dimensiones pocas veces vistas: el peronismo. La novedad (o quizás ya no tanto) es que la estrategia ahora pasaría, además de por el poder político y económico, por los medios de comunicación y el poder judicial.

El proceso judicial se sumaría a una serie de causas contra líderes populares en toda la región (Correa en Ecuador, Lula y Dilma en Brasil, Evo en Bolivia). No es que la corrupción y la política vayan por caminos separados, pero la no-casualidad es que el peso de la ley caiga siempre sobre un lado de la grieta y nunca sobre pruebas fehacientes. Lo único contundente es el fervor de millones que, interpelados por figuras que tanto a partir de lo material como lo simbólico se significaron como “esperanza” en momentos críticos, salieron a las calles a manifestarse.

Una vigilia de más de 10 días en la casa de Cristina tuvo un instante de shock cuando un arma cargada de balas y de un historial de odio quiso asesinarla. El milagro del azar le salvó la vida a la vicepresidenta y alimentó la llama de un momento bisagra en el kirchnerismo.

Si el kirchnerismo como identidad política nació en el 2008 con la disputa por la 125, a lo largo de los años siguientes se le sumaron una serie de hechos políticos de relevancia que fueron (re)constituyendo su identidad. La muerte de Néstor en el 2010, la reelección con el 54% de los votos en el 2011, el juicio contra los fondos buitre en el 2014, la muerte de Nisman en 2015 y la posterior derrota electoral, el lanzamiento de Unidad Ciudadana en 2017 y el armado del Frente de Todos en 2019 son alguno de ellos. La pérdida de capital político producto de una pandemia y la necesidad de acatar a las medidas sanitarias que desmovilizaron al campo nacional y popular, así como la desorientación de ser oposición y oficialismo al mismo tiempo, llevaron a un clima de parálisis nunca antes visto para esta ala del peronismo. Sin embargo, el 2022 quedará en la historia como uno de los capítulos más importante por su capacidad de revitalizar al movimiento.

Guste o no, las banderas físicas y simbólicas que flamean en las movilizaciones a favor de Cristina siguen mostrando que es una abanderada de las causas populares. Y cuando una lleva la bandera, el peso de lo que representa es más fuerte incluso que la propia voluntad. El margen de maniobra de la representante se acota hacia los límites de lo que le permite su representación. No es que no pueda traicionar, torcer, o correr esas demandas, pero -tomando la vieja narración de Feinmann sobre John William Cooke “cagándose en Perón”- la figura está condicionada por quienes le generan sus hechos políticos.

Parafraseando a J.W.Cooke una vez más, el kirchnerismo hoy es el hecho maldito del país neoliberal. Quizás por eso lo quisieron balear. Así, en un período inestable donde el propio oficialismo venía mordiéndose su propia cola, estos eventos ordenaron las propias filas, volvieron a fijar las coordenadas y patearon el caos para el lado de la oposición.

Todavía es pronto para pronosticar cómo seguirá esto. Aún más pronto es en un país donde la coyuntura se vuelve cada vez más arenosa. Lo cierto es que es un momento bisagra y tanto el kirchnerismo como la política argentina inauguran un nuevo capítulo. Los amantes de la futurología intentarán hacer sus predicciones y fijar lo que viene, pero el desenlace está en manos de una multiplicidad de fuerzas que hoy están escribiendo la historia.