Iamim Noraim, los días de celebración de la Humanidad

La visión judía humanista, ve en los valores judíos, valores universales (y viceversa) y es una cosmovisión universalista - particularista. La búsqueda de significación y relevancia de las tradicionales festividades judías es parte de nuestra herencia y continuidad. Resignificar, renovar y reflexionar constantemente sobre nuestra cultura es parte del milenario legado histórico de nuestro pueblo.
Por Andy Faur

Festividades sin pasado

Entre las festividades del calendario hebreo, los «Iamim Noraim» ocupan un lugar central y muy especial en la vivencia cultural judía. La antigua tradición rabínica las transformó en las «Altas Fiestas», a pesar de que en épocas bíblicas éstas no eran tan centrales.

Estos jaguim, a diferencia del resto, son más desafiantes y complejos, ya que no tienen narrativas o episodios con los cuales nos podamos remitir o identificar con ellos. En general, las festividades judías nos remiten al pasado: a eventos históricos, a personajes, a tragedias o alegrías…

Rosh Hashaná y Yom Kipur, en este aspecto los podríamos definir como jaguim «abiertos» y al no estar encadenados a una situación específica, nos abre las puertas a la creatividad y la innovación, ya que en vez de ser festividades que miran hacia el pasado, nos obligan a mirar hacia el futuro. En lugar de remitirnos a situaciones de recuerdo, nos permiten reflexionar y hacer introspección con vistas a mejorar y mejorarnos en el futuro. Lo que denominamos en el lenguaje diario Tikun Olam.

Propongo la hipótesis de que estos son «jaguim para modelar»: ya que en su falta esta su desventaja, pero también su ventaja…al no tener historia o evento a celebrar, se nos hace difícil tener con ellos una identificación histórica, conmemorativa o recordatoria, pero a la vez, esto nos da la oportunidad única de llenar ese tiempo/espacio festivo y especial con valores y contenidos que sean relevantes y significativos para nosotr@s.

Rosh Hashaná – la celebración del Ser Humano

תני רבי אליעזר: עשרים וחמשה באלול נברא העולם…בראש השנה נברא אדם הראשון. 

ילקוט שמעוני, במדבר פרק כ»ט

Dijo Rabi Eliézer: El 25 de Elul se creó el mundo… en Rosh HaShaná se creó el primer Ser Humano.

Yalkut Shimoni (colección de midrashim/parábolas de la Biblia, s. XIII), Bamidbar 29.

Cuando comenzamos a buscarle significación y valor a Rosh hashana, inmediatamente nos encontramos con nuestras fuentes clasicas, que nos dicen claramente quíen es el centro y actor principal del Jag: el Ser Humano. Rosh Hashana celebra la creación en el amplio sentido del término, es decir, no sólo el hecho mítico de la creacion divina, sino el momento de nacimiento de la cultura universal (de la mano de los seres humanos), de la aparición de valores, del discernimiento, del conocimiento y de la aparicion primigenia de la cultura humana.

 Iom Kipur o de cuando nuestros sabios nos enseñan el valor de «desconectarnos» y volvernos a «recontectar».

 Vuelvo al punto central que en estos jaguim tenemos una oportunidad única de momento de reflexión serio, profundo, significativo…más allá dl tema de prohibiciones, ayunos y rituales.

Es el momento de pensar en el ser humano, en uno mismo y en los demás. En la sociedad de la cual formamos parte y como queremos verla o modelarla hacia el futuro.

En otro interesante texto de nuestras fuentes clásicas, nustros sabios hacen mención de la centralidad y unicidad de cada ser humano:

«לפיכך נברא אדם יחידי בעולם, ללמדך, שכל המאבד נפש אחת, מעלים עליו הכתוב כאילו איבד עולם מלא; וכל המקיים נפש אחת, מעלים עליו הכתוב כאילו קיים עולם מלא«

משנה, מסכת סנהדרין פרק ד»ה

«Por lo tanto, el ser humano fue creado único, para enseñarnos que aquel que destruye un alma es como si hubiera destruido el mundo entero y aquel que salva un alma, es como si salvara al mundo entero”.

 Mishná, Tratado Sanhedrín 4:5

 Por un judaísmo plural y diverso. Sostengo que en el reconocimiento mutuo, la convivencia y el pluralismo residen uno de los secretos tanto de la continuidad como de la fortaleza espiritual  judías y que éste, es un buen momento para resaltar la variedad que caracteriza a nuestro pueblo y nuestra cultura, ya desde sus mismos comienzos. Hay que tener la suficiente nobleza y elevación para poder ver la riqueza de la variedad y pluralidad judías como una «bendición» en vez de un peligro que amenaza a nuestra continuidad.

La magia de estos jaguim reside en el hecho de saber compartir juntos estos «tiempos especiales», pero a la vez poder respetarnos los unos a los otros en la diversidad, de reconocer y respetar nuestras diferencias como muestra de unidad y no de unicidad.

Los Iamim Noraim son una invitación a aprovechar uno de las pocas ocasiones que estamos relativamente libres, tanto física como espiritualmente, de nuestros asuntos y consideraciones personales, rutinarias, egoistas.  Es el tiempo de hacer lugar y darle significación a cuestiones menos triviales, hacer una real y sincera introspección como seres humanos, como individuos y como pueblo.

¡Shana Tova uGmar Jatima Tova!