Los 110 años de Hashomer Hatzair: la historia en movimiento

En este artículo escrito para Nueva Sion, Oren Zukierkorn, Secretario General del Movimiento Hashomer Hatzair Mundial, propone un recorrido por su historia, y enfatiza en la vigencia de sus principios ideológicos, adaptados a los momentos cambiantes, a la vez que señala los desafíos en el contexto de la complejidad del mundo actual.
Por Oren Zukierkorn*

Hashomer Hatzair cumplió 110 años. Es el movimiento juvenil sionista más antiguo, surgido tras la unión de dos movimientos judíos: Hashomer (una organización scáustica) y Tzeirei Tzión (un movimiento intelectual estudiantil) que se formaron en Galizia (Polonia) y optaron por unirse en Viena (Austria).

El establecimiento de un movimiento juvenil judío laico era un acto radical en ese momento. La juventud judía buscaba un sentido y un espacio de pertenencia para llenar el vacío que se había generado al dejar el shtetl y las comunidades religiosas, tratando a la vez de mantener su identidad judía y evitar la asimilación cultural y espiritual.

Hashomer Hatzair se creó de abajo hacia arriba. Inspirados por los métodos de educación scout de Baden Powell y el enfoque de espíritu libre del movimiento juvenil alemán Wandervogel, los pioneros de Hashomer Hatzair optaron por crear un movimiento para jóvenes y de jóvenes. No querían un movimiento educativo dirigido por adultos, sino una verdadera y sostenible autonomía juvenil donde los jóvenes adultos dieran el ejemplo a sus compañeros y miembros más jóvenes. Una comunidad que cuestionara las viejas costumbres y desafiara el camino trazado por las generaciones anteriores. Eligieron desafiar las formas, estructuras y tradiciones comunitarias establecidas.

El movimiento creció rápidamente usando dos principios básicos. El primero: que cada madrij*á (líder juvenil) tenía la responsabilidad de reclutar a los miembros de su grupo de educandos. En una era en la que muchos judíos tenían que emigrar (al principio, por Europa, luego a otros continentes) los miembros de Hashomer Hatzair establecieron grupos y luego sedes enteras en cada ciudad y pueblo al que llegaban con sus familias. Muy rápidamente, el movimiento aumentó su número a miles de miembros que compartían la misma ideología en todo el mundo.

El segundo principio: los miembros de Hashomer Hatzair eligieron mantenerse conectados con otras sedes (kenim) como un solo movimiento e integrar una amplia red organizada por consejos de liderazgo locales, regionales e internacionales (Hanhagá). La ideología del movimiento se decidía y cambiaba, si era necesario, en asambleas (veidot), donde cada miembro que llegaba tenía la misma voz que los demás, sin basarse en roles o jerarquía. Este principio mantuvo a Hashomer Hatzair como un movimiento unificado y evitó que se desintegrara en pequeños clubes locales.

Desde sus inicios, Hashomer Hatzair fue un movimiento sionista. Sus miembros se reunían cada verano para capacitarse con el fin de vivir como agricultores en Israel. Se reunían en granjas remotas y pasaban el verano trabajando todo el día y hablando toda la noche. Compartían sueños y tejían realidades futuras. De esas granjas de formación se desarrolló la tradición de los majanot (campamentos), que se mantiene hasta el día de hoy.

El primer kibutz del movimiento, Beit Alfa, fue fundado en 1923 y durante 1927 los kibutzim de Hashomer Hatzair establecieron la organización coordinadora de los kibutzim propios: Hakibutz Haaartzí. Su propósito era funcionar como una entidad administrativa y política que sirviera a los kibutzim, como los consejos juveniles servían al movimiento juvenil. Desarrollar un movimiento de vida a partir de un movimiento juvenil de tiempo limitado fue un desafío en sí mismo. De repente, surgió la necesidad de responder preguntas rutinarias regulares sobre la educación de los bebés, las preferencias laborales, los ingresos y el modo de vida sustentable. Los adultos tuvieron que adaptar la alegre cultura juvenil a una forma de vida. Una forma de vida que se convirtió en un faro para la juventud que consideraba a los miembros del kibutz como modelos a seguir: un irónico cambio de perspectiva para los miembros de un movimiento que nació para criticar la cultura adulta y para desarrollar un punto de vista independiente, crítico y libre.

Cada generación enfrentó otros desafíos únicos. Desafíos que necesitaban resolver mientras evitaban que el movimiento se cerrara. Preguntas centrales que querían responder como un colectivo de individuos que comparten una ideología mutua, pero tienen necesidades diferentes. Podemos encontrar un buen ejemplo de esto en el discurso escrito por los líderes del movimiento en Varsovia durante la festividad de Lag Baomer de 1941:

«A todos los miembros del Ken del Gueto de Varsovia: ¡Jazak!

Esta vez no se encenderá la Hoguera Shómrica. No celebraremos nuestra querida festividad al aire libre… Retendremos nuestro fuego debido a que el mundo se quema, en un incendio que consume y destruye los frutos de muchos años de trabajo. Se suprimió el poder de la libertad y la rebeldía, del progreso y del socialismo. Un régimen tiránico de destrucción y esclavización reina sin límites. En este momento espantoso, mientras revisamos nuestro accionar y establecemos pautas para el futuro, debemos decir: cada generación y su fuego, cada generación y su tarea. Y la tarea de nuestra generación es: conservar las chispas sagradas guardadas y dejarlas arder cuando llegue el momento, en el fuego de la rebelión que quemará y abolirá todo lo malo en el hombre y en la sociedad. Pero este no es el fuego de la devastación y la destrucción que lleva a la aniquilación, sino el fuego que lleva la luz para la oscuridad de los guetos, la redención para quienes esperan y al progreso para la lucha por la liberación del ser humano».

Hashomer Hatzair hoy

Hashomer Hatzair, como cualquier otro movimiento, enfrenta hoy un gran desafío: ¿cómo ser una organización significativa para sus miembros, donde las tradiciones y los hábitos los hagan sentir como en casa, y al mismo tiempo mantenerse actualizada ante una realidad en cambio constante? Debe hacer todo eso en un ámbito global y actuando en una realidad multicultural.

El movimiento mundial, en 2023 está activo en 27 países y en más de 42 comunidades de todo el mundo. El israelí es un movimiento hermano (establecido en 1929) y actúa en cooperación con el movimiento mundial, pero con su propia estructura organizativa.

Hashomer responde hoy a las mismas necesidades que tenían los miembros del movimiento en el pasado: un lugar para celebrar su identidad única mientras viven vidas con significado, dotadas de una viva autonomía juvenil y donde encuentran una respuesta cultural e ideológica ante una realidad en constante cambio. El movimiento mundial propone educación democrática y feminista en países no democráticos, promueve un espacio más seguro para sus miembros y permite un refugio seguro de la realidad capitalista alienada y competitiva. Durante el año 2008, la asamblea mundial del movimiento, compuesta por jóvenes representantes de todo el mundo, actualizó la ideología. Eligieron agregar el judaísmo como un pilar oficial, dieron una definición real de lo que significan para los miembros de Hashomer el sionismo y el socialismo, y finalmente decidieron que hacer aliá es importante, pero también lo es desarrollar una comunidad shómrica activa en la Diáspora. Siguiendo el modelo de organizaciones como Tzavta en Argentina y el Centro Cultural Mordejai Anilevich en Río de Janeiro, así como otras organizaciones que integran la familia shómrica, el movimiento está creando casas culturales en todo el mundo. Sus miembros aspiran a ser relevantes en sus países, ya que todavía están luchando por realizar el sueño sionista: cada generación y su fuego, cada generación y su tarea.

Los desafíos contemporáneos son únicos de nuestra era. La cultura juvenil ha cambiado radicalmente, al igual que la cultura del ocio para todas las edades. Nos atraviesan la guerra en Ucrania, la ocupación, los cambios socioeconómicos y las tendencias crecientes de alienación, racismo, nacionalismo y posverdad, entre muchos otros factores. Depende del movimiento encontrar un nuevo camino para permanecer, al mismo tiempo, relevante para sus miembros actuales y fiel a su historia e ideología. ¡Jazak veEmatz!*

* Secretario General del Movimiento Hashomer Hatzair Mundial