Adrián Furman, hermano de Fabián Furman -víctima del atentado a la AMIA-, y sobreviviente

«No puedo recordar como sonaba su voz. Me esfuerzo por hacerlo, pero no puedo. Lo extraño».

"La culpa de haber sobrevivido todavía me lastima. Los años pasan y las palabras se van terminando. ¿Qué decir que ya no se haya dicho? Otro año y el mismo pedido". Adrián Furman habló en el acto de las instituciones centrales de la comunidad judía, en un discurso realmente conmovedor. "Ya no creo en la justicia, pero sí en la memoria. Olvidar no es una opción. Por los que ya no están es nuestro deber recordar, contar y volver a contar. Aunque ya esté muy descreído y desesperanzado seguiré pidiendo justicia. Seguiré exigiendo justicia."
Por Adrián Furman

Julio es un mes oscuro. Es un mes donde se potencia el dolor y la angustia. Los recuerdos aparecen más nítidos. Se hace inevitable pensar que hubiera pasado si no hubiera pasado. Julio tiene muchas más noches sin dormir.

Al cerrar los ojos las imágenes parecen reales. Imágenes de dolor. Pensamientos negativos. Se siente impotencia. Por más que ya hayan pasado 29 largos años, 29 julios, es como si la bomba hubiera explotado ayer.

Yo tenía 26 años ese día. Ya pasaron 29.

Empecé otra vida, pero sin él, sin mi hermano. Sin justicia. La esperanza que algún día se sepa exactamente lo que paso es casi nula. Desapareció hace tiempo. Además de mi hermano también perdí amigos, conocidos, compañeros. Para mí no son solo nombres. Son rostros, son imágenes, son cuerpos, vivencias, recuerdos, salidas.

La mochila llena de tristeza, dolor y desesperanza pesa lo mismo hoy que hace 348 meses. La única diferencia es que ya me acostumbré a cargarla.

Lo recuerdo cada día. Su humor tan especial. Sus ganas de progresar, de formar una familia. Fabián era un gran ejemplo. Era mi Hermano mayor. Lo que no puedo recordar es su voz, como sonaba. Me esfuerzo por hacerlo, pero no puedo. Lo extraño.

Hace 29 años explotaba la AMIA. Algunos tuvimos la suerte de salir vivos de entre los escombros, pero muchos otros no. 85 vidas se apagaron, entre ellas la de Fabián, mi hermano. Había estado con él 30 minutos antes del atentado. Era mi costumbre subir al 4to piso a saludarlo. Ese día no fue la excepción.

Fabián Furman

Charlamos sobre la final del mundial. Seguramente bromeamos sobre muchas otras cosas. Compartimos un café y decidí volver a mi oficina en el 2do piso. Me despedí de él y de Norberto con un hasta luego, les dije, a la tarde paso de nuevo. Sin saber que ese hasta luego iba a ser un hasta nunca. Sin saber que el destino estaba echado. Esa fue la última vez que compartimos una charla, un café, un instante, simple pero maravilloso.

La bomba me sorprende a las 9 y 53 sentado en mi escritorio, trabajando. Un tremendo estallido seguido de una nube de polvo que hacía el aire irrespirable, un fuerte olor a amoniaco. Pedazos de techo y vidrios desparramados por el piso. No entendía que estaba pasando. Recién cuando pude salir logré comprender lo que había sucedido.

Medio edificio ya no existía. Era una escena de guerra. Escombros por todos lados, todo destruido. El 4to piso de la AMIA ya no estaba. Inmediatamente pensé en Fabián, únicamente en Fabián…

Después de 7 interminables días de búsqueda encontraron su cuerpo. Siempre me pregunto que habrá sentido en esos 7 días, ¿murió instantáneamente? ¿Agonizó? ¿Cuántos días? Son preguntas que me siguen mortificando, me siguen doliendo.

La culpa de haber sobrevivido todavía me lastima. Los años pasan y las palabras se van terminando. ¿Que decir que ya no se haya dicho? Otro año y el mismo pedido.

Pero este año es diferente, hace 35 días, con 83 años de vida y 29 años de lucha reclamando justicia, falleció mi papá, Yaco. Otro familiar que parte con las manos vacías. Cuanta impotencia. La mente y el cuerpo se sienten cansados, pero no se puede bajar los brazos. Ya no creo en la justicia, pero si en la memoria. Olvidar no es una opción. Por los que ya no están es nuestro deber recordar, contar y volver a contar. Aunque ya esté muy descreído y desesperanzado seguiré pidiendo justicia. Seguiré exigiendo justicia.