Or Kashti, Haaretz, 21.1.24

Silencio!! Estamos combatiendo

"Cuando estalló la guerra, comencé a publicar en mi página de Facebook criticando el daño causado a personas inocentes en Gaza, especialmente a mujeres y niños. No hace falta decir que las atrocidades cometidas por Hamas el sábado 7 de octubre me conmocionaron profundamente y todavía me duelen hoy. Lo expresé explícitamente en un post que hice el 11 de octubre. Sin embargo, recibí miles de mensajes de odio deseándome a mí y a mis hijos muerte y enfermedades de todo tipo, y me acusaron de ser un partidario del terrorismo que simpatiza con las atrocidades perpetradas por Hamas. El 18 de octubre fui convocado a una audiencia con mi empleador, la municipalidad de Petah Tikva, la ciudad donde he enseñado desde 2007. Al día siguiente recibí una carta de despido. Unos días después, el Ministerio de Educación suspendió mi licencia de enseñanza, impidiéndome así enseñar en otras escuelas."
Por Dr. Meir Bruchin*. Traducción: Bemy Rychter.

En 1915, el periodista estadounidense Walter Lipman escribió: «Donde todos piensan igual, nadie piensa». Durante 35 años he estado enseñando educación cívica e historia en escuelas secundarias. El pilar de mi trabajo es la conversación que tengo con mis alumnos. Se han escrito muchos estudios sobre la importancia del diálogo en la vida social.

Cicerón, por ejemplo, escribió en sus Diálogos: “La vida humana se caracteriza, entre otras cosas, por una serie de conversaciones que tienen lugar en instituciones, lugares y circunstancias y en diferentes contextos”.

Un régimen democrático es un régimen que facilita la conversación entre personas que están de acuerdo o en desacuerdo. El discurso democrático es aquel en el que cada participante siente que puede expresarse libremente. No hay control por parte de un participante en el discurso, y no hay menoscabo de la legitimidad de ningún participante en el discurso porque sus argumentos no agradan a los demás participantes. Un discurso atractivo requiere al menos dos posiciones opuestas. A veces surgen posiciones opuestas de los alumnos, pero en muchos casos comparten una posición. Cuando se trata de interacciones entre judíos y palestinos, la mayoría de los alumnos están acostumbrados a escuchar una sola voz. Escuchan esta voz en casa, en la escuela y en la mayoría de los medios de comunicación. No conocen otra voz. Cuando asumo la tarea de dar voz a otra voz (la voz palestina), algunos alumnos se sienten incómodos porque no están acostumbrados a escuchar la otra voz, pero a medida que pasa el tiempo muestran interés y curiosidad. Se produce una discusión que agudiza la mente. Se dicen cosas que han acompañado a los alumnos durante muchos años. Al expresar la otra voz, busco ayudar a mis alumnos a desarrollar una visión amplia a medida que crecen, formulan perspectivas y lidian con situaciones complejas.

La dificultad de mantener el discurso democrático en la sociedad israelí no surgió el 7 de octubre de 2023, pero se ha fortalecido significativamente desde entonces. Cuando estalló la guerra, comencé a publicar en mi página de Facebook criticando el daño causado a personas inocentes en Gaza, especialmente a mujeres y niños. No hace falta decir que las atrocidades cometidas por Hamas el sábado 7 de octubre me conmocionaron profundamente y todavía me duelen hoy. Lo expresé explícitamente en un post que hice el 11 de octubre. Sin embargo, recibí miles de mensajes de odio deseándome a mí y a mis hijos muerte y enfermedades de todo tipo, y me acusaron de ser un partidario del terrorismo que simpatiza con las atrocidades perpetradas por Hamas. El 18 de octubre fui convocado a una audiencia con mi empleador, la municipalidad de Petah Tikva, la ciudad donde he enseñado desde 2007. Al día siguiente recibí una carta de despido. Unos días después, el Ministerio de Educación suspendió mi licencia de enseñanza, impidiéndome así enseñar en otras escuelas.

Inmediatamente después, inicié el proceso de presentación de una medida cautelar en el Tribunal Laboral contra la Municipalidad de Petah Tikva y el Ministerio de Educación. Ese proceso se detuvo el 9 de noviembre. Ese día me pidieron por teléfono que me presentara ante la policía de Jerusalén para ser interrogado bajo sospecha de incitación. En retrospectiva, resultó que, para interrogar a un ciudadano israelí bajo sospecha de incitación, la policía necesitaba la aprobación de la Oficina del Fiscal del Estado. La policía pidió permiso, pero su solicitud fue denegada. En su lugar, se decidió a interrogarme por otros dos cargos: intento de traicionar al Estado de Israel (un delito punible con hasta diez años de prisión) e intento de alterar el orden público.

Tan pronto como entré a la estación de policía, me esposaron las manos y los pies, y confiscaron mi teléfono celular. Cinco detectives me llevaron a mi casa y durante unas dos horas la pusieron patas arriba en busca de materiales «subversivos».

Decenas de estudiantes de Petah Tikva protestaron por el regreso a la escuela de Meir Bruchin.

Además del teléfono móvil, también confiscaron dos ordenadores portátiles y seis memorias USB. Luego me llevaron de vuelta a la comisaría para un interrogatorio inicial, que duró unas cuatro horas, y se dividió en dos partes: en la primera parte, me mostraron 14 publicaciones que había realizado en mi página de Facebook, la mayoría de las cuales se publicaron mucho antes del 7 de octubre, principalmente criticando la ocupación. En noviembre de 2019, por ejemplo, una vivienda muy precaria fue bombardeada en Gaza. El resultado fueron nueve víctimas mortales, miembros de la familia Al Sawarka. En un post escrito en ese momento, lo llamé asesinato.

En otra publicación, de mayo de 2023, simplemente conté sobre Mohammed Khaled Daoud, un residente de Gaza que en 2018 su único hijo Tamim Muhammad estaba estresado por un bombardeo de la fuerza aérea. Su corazón no pudo aguantar y dejó de latir. Murió de un paro cardíaco. Durante la investigación me preguntaron cuál es mi intención al difundir estas publicaciones, qué quería lograr, y cómo el contenido de las publicaciones podría ser interpretado por los lectores. La segunda parte de la investigación no se basó en preguntas. Las respuestas deseadas estaban plantadas en el cuerpo de las preguntas, por lo que no se me permitió elegir las respuestas que quería. Al final del interrogatorio me llevaron al centro de detención del Complejo policial. Me definieron como un «detenido por motivos de seguridad». Me ubicaron en una celda aislada sin ventanas. Incluso me quitaron el reloj de pulsera. Al día siguiente, viernes 10 de noviembre, se celebró una audiencia judicial. La audiencia duró unos minutos, al término de los cuales el juez decidió extender mi detención hasta el lunes 13 de noviembre al mediodía.

El tiempo transcurría lentamente. No se me permitía tener un libro en la celda de detención. Usé la misma ropa durante cuatro días. Para mantenerme ocupado hacía un entrenamiento físico cada dos horas. A los policías del centro de detención se les prohibió hablar conmigo. El domingo 12 de noviembre me llevaron a un segundo interrogatorio, que también duró unas cuatro horas. En esta investigación, también, se hizo un intento de poner sus palabras en mis respuestas. En un momento dado el interrogador me dijo que mis publicaciones eran como «Los Protocolos de los Sabios de Sión». Cuando le pregunté si alguna vez había leído los protocolos, no respondió. Al día siguiente hubo una audiencia judicial al final de la cual fui liberado.

Después de que me liberaron continué con el proceso de presentar una medida cautelar en el tribunal laboral. En la audiencia resultó que mi empleador, el municipio de Petah Tikva, no tenía ni una sola documentación en la que basar las acusaciones en mi contra. Tanto en la audiencia como en el fallo, que ordenó que se me devolviera a trabajar y se me indemnizara, el juez destacó mi alto nivel profesional como docente, reflejado en muchas cartas de elogio y agradecimiento de alumnos, padres y directores. Mi despido y arresto fueron parte de la persecución política de cualquiera que exprese compasión por los palestinos en general y por los residentes inocentes de Gaza en particular. El 3 de diciembre la policía me devolvió las pertenencias confiscadas. Cuando encendí mi teléfono celular encontré miles de mensajes de cuando no tenía el teléfono. Un mensaje me llamó especialmente la atención. Lo he leído muchas veces. Fue escrito por un ex alumno que terminó el duodécimo grado el verano pasado. Esto es lo que escribió:

“Hola Meir, espero que te acuerdes de mí. Escuché que estabas bajo arresto. Realmente espero que estés bien en general y que te mantengas fuerte. Seguro que no es sencillo. Si eso ayuda, pensé que sería un buen momento para decirte que en las clases que he compartido contigo en la escuela secundaria… Significaste mucho para mí. Te agradezco por lo que me enseñaste. Nunca tuve la oportunidad de decir eso. Gracias por luchar por la justicia y la igualdad. Creo que eres muy valiente, que eres fiel a tus valores y principios, pase lo que pase. Trato de adoptar este enfoque en mi vida, y no me es fácil. Aunque no siempre estuve de acuerdo contigo, fue fascinante escucharte. Eres un profesor increíble, y especialmente en un momento como este las lecciones que recuerdo contigo me ocupan mucho… Sepas tú, que hay al menos un alumno tuyo que te admira y aprecia».

* Profesor de educación cívica e historia en una escuela secundaria situada en Petach Tikva.