Semblanzas de tres cubanos sionistas anticolonialistas

Continuando con el homenaje a aquellos combatientes latinoamericanos que entregaron su vida en distintos episodios de la lucha por la independencia, compartimos en esta nota la semblanza de tres cubanos sionistas anticolonialistas que se enfrentaron al colonialismo británico.
Por Leonardo Senkman, desde Jerusalén

Los jalutzim latinoamericanos fueron conscientes -aun antes de 1948- que enfrentaban al colonialismo británico del Libro Blanco. Pese que no era políticamente correcto hablar de descolonización sionista, los borojovistas preferían hablar de “normalización del pueblo judío”, y casi todos los iban a trabajar la tierra en Eretz Israel se enorgullecían de su “autorrealización”.

Políticamente correcto era llamar jalutzim solo a aquellos jóvenes de los kibutzim y del Palmaj que luchaban por la creación del Estado judío, pero fueron excluidos los “Combatientes por la libertad de Israel” del Leji y, sobre todo, los combatientes ultra nacionalistas del Irgún. Un manto de olvido procuró ignorarlos durante décadas, y así el laborismo colaboró a invisibilizar la naturaleza anti colonial del sionismo.

Por el contrario, las fuerzas progresistas de Occidente en 1947 y 1948 no ponían en duda que todos los jalutzim eran vanguardia contra el colonialismo británico en Palestina. A ninguno de ellos, (no solo a los comunistas), se les ocurría condenar   de “hecho colonial” la lucha para crear el Estado judío, tal como sucederá pocos años después.

Y no solo porque la URSS y sus satélites apoyaron la partición de Palestina en noviembre de 1947, ni porque los checos clandestinamente enviaban armas, y se estableció luego un puente de varios vuelos diarios hacia Israel con base en Zatec..

Pero todos coincidían con el campo de la izquierda sionista en condenar a los revisionistas judíos como “nacionalistas fascistas”, mientras que los soldados de la Haganá y el Palmaj eran los únicos respetables anti colonialistas. Durante muchísimos años las acciones terroristas de combatientes antibritánicos del Irgún, y en el mejor de los casos del Leji, fueron invisibilizadas en el lenguaje políticamente correcto del sionismo oficial.

Pero cuando hoy el sionismo es vituperado de colonialista y genocida, ha llegado la hora de ser políticamente incorrecto. Aquí van tres semblanzas de combatientes sionistas cubanos del Irgún que cayeron enfrentando a soldados del colonialismo inglés y también, ignominiosamente, del laborismo bengurionista.

Avraham Bejar,1926, Camagüey, Cuba – 1948, Jerusalén

Hijo de Fortuna y Nissim, cubano nacido en Camagüey en el seno de una familia adinerada. En 1933 su padre liquidó el negocio y emigraron a Eretz Israel. La familia se instaló en Petaj Tikva y Avraham comenzó, a los siete años, a estudiar en la escuela «Pika». Debido a múltiples dificultades económicas del padre, tuvo que trabajar a los once años, pero después de que sus maestros le consiguieron exención de matrícula, Avraham regresó a sus estudios y al mismo tiempo trabajó vendiendo periódicos para ayudar a la familia. Fue durante esos años que se incorporó a las filas del movimiento juvenil Betar. Al terminar la escuela, aprobó exitosamente los exámenes para recibir una beca e ingresó al colegio vocacional que lleva el nombre de Max Payne. En 1944 Avraham entró a las filas clandestinas de la Organización Militar Nacionalista (Etzel), acrónimo de sus iniciales en hebreo Irgún Zevaí Leumi, más conocida como el Irgún.

Avraham Bejar

El ingreso de Avraham al Irgún coincidió con la fase más antibritánica de la organización paramilitar revisionista creada diez años antes por David Raziel, Desde 1943, Menajem Begin ejercerá la jefatura y, a partir de febrero 1944, declaró la guerra a la administración británica. El Irgún atacó y voló oficinas gubernamentales, instalaciones militares y comisarías de policía británicas. El 6 de noviembre de 1944, Lord Moyne, viceministro de Estado Británico para las Colonias, fue asesinado en El Cairo por dos miembros del Leji, Eliyahu Hakim y Eliyahu Bet-Zuri, la otra organización clandestina antibritánica escindida del Irgún y fundada por Avraham (Yair) Stern en 1940. En respuesta, la Agencia Judía decidió empezar una temporada de caza, conocida como la «saison» (del francés «la saison de chasse»), persecución organizada por miembros del Palmaj y Haganá contra el Irgún y Leji. Además de vigilancia, el secuestro e investigación criminal a miembros de ambas organizaciones, se proporcionaron detalles acerca de sus paraderos para entregarlos a los británicos. En total, más de 1000 miembros del Irgún y el Leji fueron detenidos y encarcelados en campos británicos durante la Saison. Enoctubre de 1944  comenzaron  a ser expulsados cientos de prisioneros del Irgún y del Leji a campos de detención en África: 251 en Asmara, hoy Eritrea.

La recuperación del Irgún fue notable cuando comenzó a renovar su cooperación con el Leji en mayo de 1945, saboteando oleoductos, líneas telefónicas y puentes ferroviarios. La «saison» acabó al finalizar la Segunda Guerra Mundial y comenzaron conversaciones de cooperación conjunta del Irgún y Leji con la Haganá, Pronto surgió el Movimiento de Resistencia Judía en respuesta a la represión británica a miembros organizadores de la inmigración ilegal de refugiados judíos a Palestina. Durante diez meses el Irgún y Leji ejecutaron operaciones de defensa y ataque contra las autoridades británicas y contra la Haganá y el Palma.

Pero las grietas ideológicas respecto de la lucha antibritánica y contra los árabes palestinos desintegraron rápidamente, en agosto de 1946, al Movimiento de Resistencia Judía. Después que tropas británicas invadieron la Agencia Judía el 29 de junio de 1946 («Black Sabbath»), el Irgún decidió perpetrar su más conocido ataque terrorista el 22 de julio al Hotel King David, sede del mando militar y la División de Investigación Criminal británica (CID): 91 personas murieron (15 judíos) y 45 resultaron heridas.

Ahora bien, Avraham Bejar no alcanzó a participar en ninguno de estos grandes atentados porque fallece en enero 1946, durante el asalto fallido a la prisión central de Jerusalén. 

Inicialmente trabajó en difusión y propaganda, luego en entrenamiento, y más tarde fue adscripto al Cuerpo de Combate del Irgún, e incluso fue nombrado comandante en Petah Tikva. Avraham participó en varias operaciones armadas menores, incluida la confiscación de telas en Tel Aviv (6.10.1944) y la infiltración del campamento militar en el recinto ferial de Tel Aviv (27.12.1945).

El gran “robo de telas” fue una acción ejecutada en plena rebelión que declaró el Irgún contra el dominio colonial británico. El 6 de febrero de 1944, en la fiesta Joel Moed Sucot, la organización clandestina robó 32.000 metros de tela (“confiscadas” según el lenguaje subversivo del Irgún) mientras eran cargadas en camiones en la sede del contralor del ministerio de industrias livianas de la administración británica. Su valor fue estimado en decenas de miles de libras palestinas. Pese a que gran parte de las telas meses después serán incautadas por la policía y devueltas al gobierno, el resto se vendió y proporcionó al Irgún un beneficio económico considerable. El operativo conocido como” El robo de telas” logró impactar en la opinión pública y fue motivo de vergüenza para el gobierno colonial mandatario.

Pero el operativo fatídico en que Avraham perdió su vida fue la acción conjunta de Irgún y Leji para liberar a sus camaradas de la prisión central de Jerusalén. El intento conjunto tuvo lugar el 19 de enero 1946 para rescatar a combatientes de ambas organizaciones clandestinas encarcelados en la custodiada prisión central de Jerusalén, sita en el “Complejo ruso”. El responsable operativo fue un hombre del Leji, Ya’akov Banai («Mazel»). El plan era engañar a los guardias activando la alarma de incendio en otro lugar y provocar oscuridad mediante la explosión de un transformador. Pero una ráfaga disparada desde un vehículo policial blindado sorprendió a los atacantes. En el intercambio de fuego, dos oficiales británicos murieron y varios policías resultaron heridos. Asimismo, hirieron a cuatro combatientes del Irgún, y solo uno, Avraham Bajar, murió poco después. Tenía 20 años cuando fue enterrado en el Monte de los Olivos.

El comandante Mazel resumió su sentimiento de fracaso: «Sólo la irrupción en la prisión de Acre expiará este fracaso a la hora de atravesar el muro y liberar a los combatientes y prisioneros». En efecto, la fuga de la prisión de Acre será llevada a cabo el 4 de mayo de 1947, cuando milicianos del Irgún atravesaron los muros de la Prisión Central de Acre y liberaron a 27 miembros encarcelados del Irgun y el Lehi. (Banai.I., Soldados anónimos. Libro de las operaciones del LEHI, Tel Aviv, 1989, p.378).

La Prisión Central de Jerusalén, en cuyo fracasado asalto murió Avraham Bejar, funcionó durante el Mandato Británico para encarcelar a prisioneros judíos y árabes, incluidos muchos miembros de ambas organizaciones clandestinas hebreas, algunos de los cuales fueron ahorcados en el patíbulo. El Partido Comunista de varios países, también el de Argentina, exhortaron a los británicos a conmutar la pena de muerte. Así, el XI Congreso Nacional del PCA (agosto de 1946), se manifestó explícitamente en contra de la condena a muerte por actos terroristas de 18 “jóvenes judíos patriotas”. El PC elevó su propuesta al embajador británico en la Argentina, solicitando la inmediata revisión de la sentencia (Orientación: 7-9-46. Nº 351. p. 2).

En el apogeo del enfrentamiento del movimiento de revuelta hebreo después de la Segunda Guerra Mundial, los británicos temieron que milicianos del Leji y el Irgún volaran edificios dentro del Complejo Ruso en Jerusalén. Por esta razón, rodearon toda la zona con alambradas, llamándola «zona de seguridad». En cambio, los miembros del Irgún, Leji y Haganá, bautizaron el complejo cercado como «Bevingard», alusión a Ernest Bevin, el Ministro de Asuntos Exteriores británico conocido por su política antisionista y pro árabe (Yehuda Lapidot, En el filo de la revuelta:las batallas del Etzel en Jerusalén, Ministerio de Defensa, 1996 (hebreo)).

Avraham Bacher: “Combatiente desconocido”

Los testimonios de dos mujeres del Irgún, inmediatamente después de la muerte de Avraham Bejar, revelan en un libro autobiográfico y de memorias, la veneración que sentían hacia el “combatiente desconocido (Tzila Amidror Heler, Preso en Belén, (hebreo)Tel Aviv, 1961, pp. 94-92),

Ambas camaradas, Tsila Amidror (1916-2017) y Carmela -probablemente Penina Efrón-   estaban en el hospital gubernamental de Jerusalén, contiguo a la prisión en el momento del fracasado operativo. Oyeron la detonación y después de los disparos rezaron por el éxito de sus camaradas; a la mañana siguiente, se enteraron leyendo el diario del fracaso del operativo conjunto. Tsila describe así aquella noche:

«En el momento del ataque, cayeron varios oficiales británicos, y una querida víctima, un combatiente de los nuestros, Avraham Bejar, el “14”… Las ventanas de nuestras habitaciones daban al patio, y en la esquina a la derecha estaba la morgue. A partir de esa hora, nuestros ojos se dirigieron hacia esa habitación donde yacía el cuerpo del “combatiente desconocido” porque cayó al campo del enemigo como un desconocido. Cayó como una persona desconocida -y será sepultado para siempre como un muerto desconocido…-. De repente nos envolvió la sensación impactante y estremecedora de que a nosotros dos, a Carmela y a mí, nos habían encomendado la nueva tarea de despedirnos del combatiente en nombre de todos sus camaradas, en nombre de la comandancia de la organización en cuya misión cayó, y en nombre de todos los muchos que anhelan la liberación  y la redención; y, sobre todo, en nombre de su afligida familia, en el nombre del padre y de la madre que ni siquiera pudieron venir a acompañarlo para que no se revelara su verdadera identidad, y para evitar que la ira policial cayera sobre el resto de la familia, dentro de la cual se encuentran combatientes que continuarán el camino de  lucha del  heroico hermano… Fue un sentimiento terrible, un pavor infantil de no ser capaz de poder desempeñar ese papel supremo. Hicimos nuestro mejor esfuerzo para cumplir la tarea. Nuestros labios murmuraban constantemente capítulos de los Salmos que sabíamos de memoria, así como la oración fúnebre El Male Rajamim: ´Dios lleno de misericordia´. Durante varios días el cuerpo estuvo tendido en la morgue…, y cuando lo sacaron para su última travesía hacia el eterno descanso, solo y triste, el postrer embalse de nuestro corazón estalló y un torrente de lágrimas nos inundó. El responso fúnebre no pudimos decirlo con palabras, porque eran pobres. Lo pronunciamos en el lenguaje ardiente de las lágrimas, y   la sangre del corazón: ´¡Querido amigo!, hermano en la guerra y en el sufrimiento, y compañero en la grandeza, en el dolor y en la victoria!… Como desconocido caíste, y como desconocido vendrás a mi tumba. Pero con vida de Dios, no estás solo y escondido. Tras tu ataúd marchan todos tus camaradas de guerra. Los ojos de héroes y luchadores de todas las generaciones. Una gran familia te acompaña: la familia de los combatientes de Israel. He aquí el Estado de Israel también sigue a tu ataúd, a cierta distancia, pero va y viene. Perdónanos, querido hermano, porque nosotras, dos hijitas de una gran nación, estamos tan destrozadas y desgarradas y menesterosas de habla y de palabras… pero te traemos en el nombre de todas las madres, y en el nombre de tu mamá: la última bendición de despedida´”.

Meses después de la creación del Estado de Israel, Tsila elogió públicamente como un milagro el heroísmo de aquellas madres imposibilitadas de despedir a sus hijos caídos. Durante el discurso, describió su encuentro con la madre de Avraham:

“Se me llenaron los ojos de lágrimas al recordar aquella noche de terror que entonces afrontamos. En ese momento me enviaron una nota diciendo que una de las oyentes estaba llorando y que parecía ser la madre de Avraham Bejar… Terminé mi conferencia. Inmediatamente me acerqué a la mujer y me volví hacia ella para pedirle perdón si había herido sus sentimientos. ´No, no heriste mis sentimientos´, me respondió, ´Al contrario, tu eres la primera y la única persona por quien me entero del último viaje de mi hijo´. Me quedé asombrada por el heroísmo de esta madre…»

(Tzila Amidror Heler, Preso en Belén, (hebreo) Tel Aviv, 1961, pp. 94-92) 1961). Sobre la biografía de las combatientes Tzila Amidor y Pnina Efron, véas, Yehuda Lapidot, Relatos de combatientes del Etzel. Tel Aviv, 2003; “Museo de prisioneros de las organizaciones clandestinas” https://www.facebook.com/hamachtarot.jerusalem/posts/pfbid02whWcVqZ3zxpvnuvnHHE14sZkFvHVTfpuH4HPaeqcK2sCmgq6hn2Q8LeNbbjkBAVel).

Dos voluntarios cubanos del Irgún en la batalla fratricida del Altalena

Abraham Bejar cayó dos años antes que los jóvenes cubanos David Mitriani y Daniel Levi se fueran como voluntarios para luchar en las filas del Irgún durante la guerra de Independencia; pero a diferencia de su muerte en combate contra los ingleses, ambos jóvenes del Bejar murieron ignominiosamente durante el enfrentamiento fratricida cuando la Haganá impidió el desembarco de armas para el Irgún del Altalena, el barco que traía a David y Daniel a Tel Aviv junto con 800-900 voluntarios.

Las transmisiones de radio del Irgún cesaron el día que Israel declaró su independencia (14 de mayo de 1948). En agosto, el recién formado gabinete israelí votó un ultimátum conminando al Irgún a que se uniera a las flamantes Fuerzas de Defensa de Israel, Tzahal. El alto mando del Irgún ofreció disolver la organización e integrar a sus miembros en Tzahal. Sin embargo, en un episodio confuso, el intento del Irgún de desembarcar el Altalena, cargado de municiones y equipo de guerra, terminó en una sangrienta batalla. El buque había zarpado el 11 de junio de Port-de-Bouc (Francia) y debía haber arribado un mes antes con centenares de voluntarios para luchar junto al Irgún. Pero David Ben-Gurion temía que las armas destinadas a su enemigo político amenazarían al nuevo gobierno y dispuso la confiscación del cargamento. Cuando Begin se opuso, Ben-Gurión ordenó que el Altalena fuera tomado por la fuerza. Begin instó por la radio a sus combatientes a no resistir, evitando un enfrentamiento civil, después de que Ben-Gurion ordenara el hundimiento del barco. Durante el bombardeo el Altalena se incendió y los irgunistas fueron obligados a abandonarlo. Dieciséis combatientes del Irgún murieron (entre ellos los dos voluntarios cubanos) en el violento enfrentamiento fratricida con la Haganá. Posteriormente, Ben-Gurion ordenó el arresto de 200 combatientes del Irgún. La mayoría de ellos fueron liberados varias semanas después, (Jerold S. Auerbach Broth­ers at War: Israel and the Tragedy of the Altalena, 2011).

David Mitrani, 1929, La Habana – 1948, Tel Aviv

David Mitrani, hijo de Rachel y Mordejai, inmigrante judíos turcos en Cuba, nació en La Habana el 6 de septiembre de 1929, donde creció y completó sus estudios. De joven perteneció al movimiento sionista Macabi local. David fue un deportista consumado y entrenaba atletismo en la escuela primaria de su ciudad.

David Mitrani

Inmediatamente después de la resolución de Partición de la ONU en noviembre de 1947, David se puso en contacto con el Irgun Zvai Leumi (Irgún) y se incorporó a un grupo de jóvenes de Macabi que practicaban en secreto entrenamiento militar. Todos simpatizaban ideológicamente con el movimiento revisionista Betar en Cuba, y al estallar la guerra de Independencia decidieron irse de voluntarios para enlistarse juntos en el Irgún.

Los instructores eran Carlos Gabrilevitch y su hermano, graduados de una escuela militar en los Estados Unidos. David viajo en el primer grupo integrado por siete voluntarios.

Como parte de su entrenamiento, el grupo fue enviado a Marsella, para unirse a voluntarios de varios países, también reclutados por el Irgún. Todos embarcaron el 15 de junio de 1948 en Port-de Bouc en el buque Altalena que, además de unos 800-900 voluntarios listos para participar en la guerra, transportaba una importante carga de armas y equipo de combate.

David Mitrani fue uno de los dos cubanos entre las víctimas fatales del Irgun , el 22 de junio de 1948, en el bombardeo de la Hagana  ordenado por Ben Gurion frente a  las costas de Tel Aviv. David Mitrani fue enterrado en el cementerio militar de Nachlat Yitzhak. Su nombre es rememorado en dos libros conmemorativos, uno publicado por el Etzel, “Serán recordados para siempre”, y otro en el libro “Altalena” (Yehuda Lapidot. Relatos de combatientes del Etzel. Tel Aviv, 2003).

Daniel Levy, 1927, Santa Clara, Cuba – 1948, Tel Aviv

Daniel Levy

El otro voluntario cubano muerto y recordado es Daniel Levy, hijo de Ventura e Itzjak, nació el martes 6 de enero de 1927 en la ciudad de Santa Clara, Cuba, y pasó su infancia en la ciudad Matanzas, donde completó su educación primaria; luego de que su familia se mudara a la ciudad capital, La Habana, Daniel continuó sus estudios de bachillerato y obtuvo una beca en la universidad para cursar la carrera de medicina. Después de graduarse, Daniel trabajó un tiempo de médico en el hospital «Calixto Gessia» de La Habana. Fue excelente deportista y, al igual que David Mitrani, activó en la asociación «Macabi» y en el movimiento sionista Betar. En 1947 participo en actividades de entrenamiento paramilitar, y entre otras cosas, ayudó a organizar el grupo de los diecinueve miembros de la asociación Macabi que zarparan en el Altalena para enlistarse en el Irgún.

Daniel Levy fue el otro voluntario cubano muerto el 22 de junio junto con David Mitrani por el fuego de la Haganá disparado desde la costa de Tel Aviv. A aquel enfrentamiento fratricida, el ex presidente Reuven Rivlin lo calificó de “crimen imperdonable”, sesenta años después durante una ceremonia conmemorativa

Los restos de David Mitrani descansan en el cementerio militar de Nachalat Yitzhak, y lo sobrevivieron sus padres y cinco hermanos (Latin America Majal, 1947-1949, https://www.machal.org.il/volunteer-database/latin-america-machal).

Posdata

Un segundo grupo de los 19 voluntarios cubanos que participaron en la guerra de Independencia estuvo encabezado por Primitivo Ramirez, pintoresco periodista cubano de color, proveniente de una familia intelectual, convertido al judaísmo con el nuevo nombre de Abraham ben Abraham. Era locutor del programa radial de Betar, y defendía a los dos movimientos clandestinos antibritánicos, el Irgun (Etzel) y el Leji.

Imagino a ambos Abraham, -Bejar y Ramirez,- imposibilitados de creer que  la vida de  dos jóvenes cubanos haya sido segada por el odio fratricida en el momento mismo del  nacimiento de Israel.

Imagino su rabia  y dolor.

Pero una mirada retrospectiva a crímenes políticos (incluido un magnicidio), irredentismos violentos y delirios mesiánicos que hoy agrietan y antagonizan a la sociedad israelí, me previenen dramáticamente que la guerra civil viene acechando a nuestro Estado judío desde su creación.  

Los espectros de odio gratuito del Altalena son tan perversos si los miramos desde adentro de Israel, como la masacre a la descolonización sionista que perpetran desde afuera nuestros más despiadados enemigos…