Entrevista a Alejandro Rúa

Conversación con el autor de «30 días. La trama del atentado a la AMIA» (Planeta)

Encabezó durante tres gobiernos la Unidad AMIA, representó a Memoria Activa en el juicio por encubrimiento y también a Cristina Fernández de Kirchner y Héctor Timerman en la causa por el Memorándum con Irán. Alejandro Rúa acaba de publicar un libro en el que relata en forma pormenorizada lo que ocurrió del 1 al 30 de julio de 1994 basado en los expedientes judiciales, informes de inteligencia y cables diplomáticos.
Por Leonardo Naidorf

NS: ¿Por qué de un vínculo tan largo con la causa AMIA seleccionaste esos treinta días?

AR: Yo estuve vinculado con el caso AMIA mucho tiempo. Empecé siendo funcionario del área de gobierno del Ministerio de Justicia a cargo de la unidad AMIA a fines del año 2001, y estuve en ese cargo durante cuatro años, exclusivamente dedicado a la investigación del atentado. Fue una tarea que me impregnó para el resto de la vida, porque después quedé vinculado para siempre. Estos 15 años estuve trabajando el caso, y me pareció que hoy podía narrarse en esta crónica, porque creo que puede ayudar a comprender lo que pasó, que es lo que me interesa contar. Lo que pasó en el atentado, sobre todo. Empieza el primero de julio porque ese día arranca la investigación a un grupo de personas que son sospechosas de haber cometido el atentado. Ya en esos días estaban siendo investigadas porque se sospechaba que habían cometido el ataque a la Embajada de Israel, y se los seguía intensamente en esos días porque había habido alertas. A raíz de un recrudecimiento de las disidencias en Medio Oriente, se percibía que podría haber represalias y que podían llegar otra vez a nuestro país en julio del 94.

Los primeros 18 días de la crónica que escribí tratan de contar de una manera que se presenta como novelada o ágil, despojada de esos vicios que tengo como abogado de relatar de otra manera las cosas, para poder contar todo lo que se sabe. Todos los organismos de inteligencia nacionales y extranjeros que intervinieron en el caso, desde el primer día ya habían presentado sus informes finales, y la información para mí se fue consolidando y permite que se pueda hacer esta reseña. La continuación después de los 12 días posteriores tiene que ver con esos primeros instantes de la investigación después del atentado. Muestran dos cosas que a mí me parecieron muy interesantes de contar: por un lado, todo lo que se sabía ya en esa primera semana. Todo lo que se averiguó de cómo fue el atentado en esos primeros diez días. En ese momento ya se concreta un primer informe de inteligencia en Argentina, el primer informe escrito, que fue tomando la información que, sobre todo, daban los expertos israelíes en la escena del crimen sobre cómo había sido la mecánica y que había pasado.

El trabajo de los expertos que vinieron de Israel fue muy importante para el descubrimiento de gran parte de lo que pasó en el atentado. En esos días yo voy repasando una bitácora de trabajo donde ellos iban registrando diariamente lo que sucedía, lo que encontraban desde que llegaron. Ellos llegaron a nuestro país el 19 a las 10:00hs de la noche, y el día 20 a las 00:00hs comenzó su trabajo de rescate de cuerpos. Rescataron 50 cuerpos del lugar, pero además de elucidar de lo que podría haber pasado, fueron los que encontraron el motor de la camioneta que explotó y luego encontraron los dos pies y el resto de una pierna que los atribuyeron directamente al conductor suicida. Participaron de gran parte de las actividades e informaban en la escena a nuestros servicios locales que hicieron un informe de la mecánica de lo sucedido. Lo que ya se sabía en esos diez días es lo que todavía se sostiene hoy.

NS: ¿Vos entendés que hay un consenso respecto a quiénes y como se realizó el atentando más allá de lo que la Justicia haya probado o no?

AR: No hay un consenso, precisamente porque la Justicia no se pronunció definitiva. En nuestro sistema judicial se llega a la verdad sobre lo que pasó cuando se concreta todo un procedimiento judicial, un juicio oral y público, contradictorio, y hay una sentencia definitiva que define los hechos. Mientras eso no sea así, todas las resoluciones judiciales y los dictámenes son aproximaciones provisorias que no dan respuesta, precisamente, ante la falta -después de treinta años- de toda respuesta judicial. En el caso de la AMIA y de la Embajada los relatos son múltiples. Hay personas que sostienen al día de hoy que no hubo un coche bomba y que sí hubo una explosión interna. Esas posibilidades que, si bien no comparto y que para mí no tienen sustento, son posibles de sostener porque no hay una resolución judicial definitiva sobre el caso. Y es precisamente el otro aspecto de lo que para mí surgen en esos primeros diez, doce días de investigación, en los que se sabe y se descubre lo que pasó. Como también se sabe hoy que se concretan en esos primeros días unas maniobras de inteligencia destinadas a aportar una solución falsa del caso que se materializa con las primeras órdenes de captura dictadas por el juez Galeano a unos ciudadanos iraníes que ni siquiera habían estado en el país y que no tenían ninguna vinculación con el caso, tal cual se acreditó una década después, mientras estuvieron vigentes esas órdenes. Pero lo que muestro en este relato es que eso estaba expuesto desde el primer momento, y que sabían que era una operación falsa. La tragedia del caso AMIA dura treinta años hasta hoy porque es la consecuencia de la falta de respuesta judicial.

NS: Te tocó atravesar tres gobiernos: De la Rúa, Duhalde y Néstor Kirchner. ¿Qué similitudes y diferencias notás en cuanto al abordaje del atentado a la AMIA, con el paso de esos gobiernos y tu experiencia personal?

AR: Yo asumí en noviembre del 2001, el gobierno de De la Rúa explotó un mes después, no tuve un desarrollo ni función más que ese mes de presentación. Pero sí pude ver que la anterior titular de la unidad de la AMIA, Nilda Garré, que era funcionaria del gobierno de la Alianza, había sido eyectada a través de denuncias falsas que le hicieron para que no investigara determinadas cuestiones. Eso lo pude ver después. El gobierno de Duhalde estuvo signado por la crisis propia del 2001 y todo ese año de recomposición institucional. Había empezado en septiembre del 2001 el juicio oral y público, en donde se demandaba la presencia y la declaración de los agentes de inteligencia y la desclasificación de los archivos de la SIDE y durante el gobierno de Duhalde la gestión de Miguel Ángel Toma lo obturó todo lo que pudo, y fueron señalados durante la sentencia del tribunal oral los obstáculos que puso la SIDE con el descubrimiento de la verdad durante todo ese tiempo. Yo tuve bastantes conflictos institucionales porque debía coordinar las tareas de las agencias y también los de la SIDE, y trabajé todo lo que pude para que se levantaran esos obstáculos. Recién se levantaron durante el gobierno de Kirchner porque se tomó la decisión, y así lo refiere el tribunal en su sentencia. Esa tarea duró hasta fines del año 2005, y fueron unos años de bastante compromiso con la búsqueda de la verdad.

Por lo pronto en ese tiempo se dictaron los decretos de los que fui partícipe, destinados a que esos agentes no tuvieran ninguna restricción para declarar. Lo único que no podían decir eran las identidades de los agentes de servicio colaterales que habían colaborado. Fueron desclasificados los archivos de inteligencia, y se nos permitió constituir unas unidades de relevamiento en los distintos archivos secretos en la SIDE. Y fuimos, por primera vez, con los familiares a la SIDE, así como también fueron la Policía Federal y la Gendarmería, a ver los archivos que tenían. Después hubo una decisión política de transferir esa información a la Unidad Fiscal AMIA que se había creado a cargo del fiscal Nisman, y ante esa decisión ya no tuvimos acceso nosotros, y ya después me desvinculé del caso.

NS: En tu lectura, el informe que confeccionó el Servicio de Inteligencia argentino, bajo la conducción de Stiuso: ¿es concordante con sus propias conclusiones?

AR: Esa información es así, a mí me parece que es una muy buena información. La dificultad es superar la instancia de información. Más allá de que esas conclusiones son muchas, el informe es muy amplio, gran parte de ese informe insinúa un desarrollo que es posible. Algunas deben haber quedado desactualizadas, algunas han sido descartadas, no es que sea la verdad revelada. Es un informe de inteligencia hecho hace veinte años que insinúa la posibilidad de que el atentado se haya ejecutado del modo en que lo indica el informe, que era lo que advertimos en ese tiempo. Por ejemplo, el informe del MOSSAD, presentado hace un par de años, también presentó unas conclusiones definitivas, por un lado, sobre la investigación de la AMIA y por otro sobre el atentado a la Embajada, y en algunos aspectos son discordantes, pero eso no quiere decir que sea mentira. En mi experiencia, lo que pensaba del caso cuando empecé y lo que pienso hoy es lo mismo, y cada revisión que hago sigo pensando lo mismo. Por eso me pareció que era posible ahora contar lo que a mí me parece que pasó en este relato.

NS: Por último, el relato del día de la tragedia comienza con Rabbani y El Reda, ¿Cuál es el lugar de ellos hoy en la causa? ¿Hay elementos como para poder condenarlos, se perdió esa posibilidad?

AR: Los dos tienen pedido de captura internacional, y son buscados por la Justicia argentina para que den explicaciones a sus dichos. Las sospechas que había antes del atentado, de que estaban implicados en el atentado a la Embajada se mantienen hoy.