Ushpizin en Sucot: reflexiones para el Israel de hoy

Mientras la festividad de Sucot se acerca, judíos en Israel y alrededor del mundo se preparan para recibir a los Ushpizin, invitados simbólicos que nos conectan con nuestra historia y valores compartidos. Este año, en medio de desafíos globales, la guerra en Israel y la lucha por el retorno de 101 secuestrados en Gaza, la tradición de los Ushpizin ofrece una oportunidad única para la reflexión colectiva y la unidad.
Por Rodrigo “Afro” Remenik*

Abraham: la universalidad de la hospitalidad judía

Abraham, el primer Ushpiz, simboliza la hospitalidad que trasciende fronteras. El Midrash describe su tienda abierta por los cuatro lados (Bereshit Rabbah 48:9), una metáfora poderosa en nuestro mundo globalizado. Para las comunidades judías, desde Buenos Aires hasta Bangkok, la figura de Abraham plantea la pregunta: ¿Cómo podemos ser «una luz para las naciones» mientras mantenemos nuestra identidad única?

El filósofo Emmanuel Levinas argumentaba que nuestra responsabilidad ética hacia el «otro» es fundamental. En un momento en que las comunidades judías enfrentan creciente antisemitismo en muchos países, la ética de Levinas nos desafía a mantener nuestra apertura al mundo sin comprometer nuestra seguridad.

El trauma y la promesa del futuro

Isaac, el segundo Ushpiz, nos confronta con la realidad del trauma intergeneracional. La Akedá (el sacrificio de Isaac) se lee no solo como una prueba de fe, sino como una metáfora del trauma colectivo judío. El psicólogo israelí Dan Bar-On ha explorado cómo este trauma se transmite a través de generaciones, afectando la psique nacional.

Sin embargo, Isaac también representa la continuidad y la esperanza. El Talmud (Taanit 5b) afirma provocativamente: «Yaakov Avinu lo met» (Nuestro padre Jacob nunca murió), lo que puede interpretarse como la persistencia de un ideal a través de las generaciones. En el contexto actual, donde Israel lidia con el trauma de la guerra y los secuestrados, la figura de Isaac invita a una reflexión sobre cómo transformar el dolor en una visión constructiva del futuro.

La lucha interna y la reconciliación

Jacob, el tercer Ushpiz, simboliza la lucha interna y la eventual reconciliación. Su lucha con el ángel (Génesis 32:25-33) ha sido interpretada por pensadores como Rav Kook como un paradigma de la tensión entre lo sagrado y lo profano, lo ideal y lo real. En la Israel contemporánea, envuelta en una realidad surrealista, la figura de Jacob nos invita a pensar en las fuerzas transformadoras que necesitamos para salir de la actual situación.

El sacrificio de Isaac, de Caravaggio, 1603.

Este enfoque podría ofrecer un camino para navegar las divisiones internas de Israel y su relación con el pueblo palestino, el mundo musulmán y el mundo en general, recordándonos que la verdadera reconciliación comienza con el reconocimiento de la humanidad del otro.

Liderazgo y responsabilidad colectiva

Moisés, Aarón, José y David, los últimos cuatro Ushpizin, ofrecen modelos complementarios de liderazgo. Moisés, el legislador, nos recuerda la importancia de un marco ético y legal sólido. En un momento en que Israel debate reformas judiciales controvertidas, la advertencia de Pirkei Avot (1:18) resuena: «Sobre tres cosas se sostiene el mundo: sobre la justicia, sobre la verdad y sobre la paz».

Aarón, el pacificador, desafía la noción maquiavélica de que el conflicto es inevitable en política. El Talmud (Avot de-Rabbi Natan 12) lo describe como «amante de la paz y perseguidor de la paz», un modelo crucial en tiempos de guerra.

Yosef simboliza la resiliencia y la capacidad de prosperar en entornos hostiles. Su habilidad para mantener su identidad mientras se adapta a nuevas realidades ofrece un modelo para Israel en un mundo cambiante. Su historia plantea preguntas sobre la planificación estratégica por sobre la táctica y la reconciliación, temas críticos para la supervivencia de Israel en la región.

Finalmente, David encarna la pasión por la vida en todas sus facetas. Sus salmos, que abarcan desde la alegría hasta el dolor profundo, nos recuerdan la importancia de vivir con intensidad y autenticidad, especialmente en tiempos de adversidad.

Cuánto necesitamos un liderazgo auténtico, justo, que piense estrategia por sobre táctica, y sobre todo amante de la paz en el Israel de hoy.

Una Sucá Global

Este Sucot, mientras judíos en todo el mundo construyen sus frágiles cabañas, los Ushpizin nos invitan a imaginar una «sucá global» que une a Israel y la diáspora, y al pueblo judío con los otros pueblos.

En un momento de incertidumbre global, la tradición de los Ushpizin nos recuerda que la fuerza del pueblo judío siempre ha residido en su diversidad y en su capacidad para el diálogo significativo, tanto interno como con el mundo exterior. Nos invita a crear un futuro en el que la sabiduría ancestral ilumine nuestros desafíos contemporáneos, uniendo a judíos de todos los rincones del mundo en una conversación compartida y una acción colectiva.

* Rabino Laico-Humanista, sociólogo y educador.