La hondura y la dulzura del cantante y guitarrista se apoderaron de la sala para convertir el evento en una ceremonia colectiva plena de emoción, iluminada por un sinfín de pequeñas velas encendidas. Lo espiritual, lo étnico y originario convivieron con sonidos actuales.
En la introducción instrumental ya quedó claro el nivel de profesionalismo y experiencia de los músicos, con la participación del compositor y arreglador Adrián Mirchuk en el piano, Dan Hakim en percusión, Pablo Álvarez Vilariño en bajo, y Arturo García Basconcelo en guitarra, todos sonando en armonía. También participó como invitado especial Daniel Cukierman, excelente tecladista, con quien compartió la canción titulada I’m coming home (Estoy volviendo a casa) en homenaje a los rehenes que todavía no fueron liberados por Hamás, un momento muy aplaudido. Fueron minutos muy potentes de conexión con el poder de la música como canal de expresión y transmisión.
La producción general del show estuvo a cargo de Diego Berman, también director del espectáculo Am Israel Jai, que se presenta en el Paseo La Plaza. Berman se desempeña como director de Cultura en la Comunidad Bet El; es el director y coreógrafo de Abcdario, compañía de danza contemporánea con temática judía y está al frente de Alot y Tikva, elencos de adultos de danzas israelíes.
Admirador de Ofra Haza, la cantante israelí de origen yemení, Gastón hizo vibrar al púbico con su interpretación de reconocidas canciones como Ierushalaim Shel Zahav, Lui iehi (fusionada con Let It Be, de Los Beatles), Bashana Haba a, Shmna Israel, Alo Kol Ele y Jai.
Con su sombrero de ala ancha, enfundado en pantalón y camisa negra en la primera parte y en blanco, en la segunda, Saied fusionó ritmos contemporáneos con melodías tradicionales para hacer de cada tema un souvenir compartido con el público.
Uno de los momentos más altos fue cuando entonó, primero en hebreo y luego en castellano, las letras de Gracias a la vida (Todá la Jaím), el popular tema de la cantante y poeta chilena Violeta Parra. “La gratitud es amable, invita a amar”, dijo el artista. “Tanto para el que la expresa como para el que la recibe, la gratitud abre la puerta a compartir, a reconocer, a celebrar el valor de lo vivido y la presencia del otro. Demos gracias a la vida, por lo bueno que nos ha dado. Gracias a la Vida es una canción llena de sentimientos, sensaciones y matices con una melodía un tanto triste que demuestra que la vida es bella pero también compleja.”
En la mayoría de los temas, los asistentes de distintas generaciones coreaban un repertorio comunitario con el que los une un afecto entrañable. Gastón Saied le cantó a la reconciliación y la paz, una temática que adquiere un profundo sentido en este momento en que el diálogo en Medio Oriente parece una utopía. “Estamos viviendo un momento muy doloroso, pero nos toca construir y sembrar esperanza. Cada uno, desde su lado y desde el lugar que ocupa, tiene que aportar para construir un mundo mejor”, señaló.
Otra instancia clave durante el concierto fue cuando evocó las visitas que hacía en la infancia a la casa de sus abuelos, oriundos de Damasco, donde escuchaba en casetes la música autóctona árabe. La honró cantando una canción dulce y melodiosa.
A lo largo de su carrera, Saied se ha convertido en un referente de la música israelí en América Latina, dándole lugar a la memoria y a lo nuevo. Su pasión por la cultura y por la tradición se reflejó en el concierto, donde a través de la música promovió la identidad y los valores judíos, la conexión entre personas de distintas edades y el sentido de pertenencia. De hecho, hubo momentos en que la gente se abrazaba y bailaba al compás de la música.
Es que en el show no solo predominó lo sonoro, sino las explicaciones sobre el origen y cultura de cada canción, generando así una atmósfera especial para cada obra donde se invitó al público a formar parte de esa comunidad sonora y afectiva. Saied iluminó rincones donde las palabras pareciera que no pueden hacerlo.
El cantante ha compartido escenario con otros colegas en importantes lugares, como el Teatro Colón, el CCK, el Luna Park y el Coliseo, fue noticia recientemente por su colaboración con León Gieco y la vocalista de Alma Sufi Ensamble e integrante de la orden sufi Halveti Yerrahide, Nuri Nardelli, en un canto multirreligioso para la interpretación de Solo le pido a Dios, en lo que se convirtió en una poderosa declaración para pedir por el cese de la guerra.
Hace poco, el artista realizó una gira por México, donde sus conciertos resonaron a sala llena. También se presentó en Miami, Río de Janeiro y Punta del Este. Estas actuaciones han consolidado su presencia en la escena musical, mientras contribuyeron a reafirmar su compromiso con la difusión de la cultura judía.
Aunque estaba previsto un cierre con un popurrí de distintos temas movidos, como Shir la Shalom, la efusividad del público augurando los bises prolongó el show con nuevas canciones, creando una continuidad de sonidos armónicos para el fin de la fiesta.