Entrevista: Shane Baker

El legado de Bashevis Singer en el teatro ídish contemporáneo

Recientemente, la Fundación IWO presentó Los demonios de Bashevis, una puesta en escena presentada en ídish con subtítulos en castellano, que contó con la destacada actuación de Shane Baker, un artista norteamericano reconocido internacionalmente por su capacidad actoral expresiva y una profunda conexión con el teatro ídish. Baker es, además, director ejecutivo del Congress for Jewish Culture (Congreso procultura ídish) donde gestiona proyectos culturales a nivel global. Durante la preparación de la obra en Buenos Aires, Silvia Hansman, Directora del IWO, conversó con Baker sobre el proceso creativo detrás del montaje, la vigencia de la obra de Bashevis Singer y lo que aún tiene para decirnos un demonio atrapado para siempre en un pequeño shtetl polaco, casi borrado de la faz de la tierra.
Por Silvia Hansman

-Isaak Bashevis Singer fue el único escritor que recibió el premio Nobel por su producción literaria en ídish (1978). ¿Qué lugar ocupa en el teatro contemporáneo?
-Uno de los textos más conocidos de la literatura ídish mundial es la historia de Yentl escrita por Singer. Es famosa tanto en su adaptación al drama convencional como por su versión cinematográfica musical en inglés protagonizada por Barbara Streisand. Posiblemente esta pieza solo haya sido superada en popularidad por el musical El violinista en el tejado, basado en historias del escritor ídish Sholem Aleijem.

-¿Por qué consideraste importante poner en escena sus obras en idish?
-Es irónico que el único escritor que ganó el Premio Nobel por su producción en ídish sea más conocido por sus obras en inglés que por sus obras en ídish. En el teatro ídish, ha habido representaciones de sus obras, aunque menos de lo que uno podría esperar. Sus obras teatrales, así como algunos de sus radioteatros, causaron un gran impacto en su tiempo, pero no tienen tanto atractivo para el público actual del teatro ídish, que a menudo prefiere las obras clásicas y añora las canciones sentimentales de su infancia y la de sus abuelos. Por esta razón, creo que es fundamental presentar obras de Bashevis Singer, especialmente aquellas que abordan cuestiones difíciles sobre la naturaleza humana y la identidad judía, con una mirada sobria y un ingenioso sentido del humor ídish.

-¿Por qué elegiste estos textos de Singer?
-Estudié estos textos por primera vez hace casi 30 años con el profesor Avrom Nowersztern en el marco del curso de verano de ídish que organiza el YIVO de Nueva York. En ese momento, pude entender solo un 60% de la trama. Tres décadas después, habiendo utilizado estas historias para aprender el idioma, puedo decir con confianza que entiendo al menos el 90%. Estos textos proporcionan una visión increíblemente íntima de un mundo perdido: no solo de la vida cotidiana de los personajes, sino también de sus creencias y pensamientos, del ritmo y la sonoridad del ídish cuando era el idioma de la calle. Estas historias son favoritas entre los lectores de ídish de todo el mundo, y pensamos que sería un placer para los amantes del ídish, y para el público en general, experimentar estas historias en tres dimensiones.

-Los demonios de Bashevis se estrenó en Buenos Aires. ¿Qué te motivó a estrenar la obra en América Latina?
-Para ser honesto, fue un poco accidental, pero fue una feliz coincidencia. Llevábamos un tiempo trabajando en estas piezas, pero la pandemia iba retrasando el estreno. El espejo, de hecho, debutó en diciembre de 2023 en Estocolmo, en el marco de un congreso sobre la familia de escritores Singer. En ese momento, pensábamos estrenar los dos textos juntos en Nueva York en otoño de 2024, pero no encontramos una sala adecuada. Así que Buenos Aires y Río de Janeiro, a donde pensábamos llegar con un “éxito neoyorquino” ya consagrado, terminaron siendo nuestros estrenos y funciones de prueba. Me alegro porque tengo un gran aprecio por el público argentino. Hace seis años, cuando vine por primera vez, tuve una gran experiencia actuando y dando un seminario de teatro en Buenos Aires. Ahora Miryem-Khaye (N. de R.: coprotagonista de la obra) también pudo apreciarlo.

-¿Cómo describirías a tus personajes en la obra? Me gustaría que nos cuentes qué elementos te ayudaron a darles vida.
-En El espejo, mi personaje es un demonio clásico: cruel, mentiroso y, lamentablemente, exitoso. En El último demonio, el personaje oscila entre un astuto hombre de mundo y un trágico shlemiel de pueblo. Entiendo que, en cierta medida, ambos son reflejos de la personalidad de Bashevis Singer, y encarnan distintas facetas del escritor ídish en el mundo post Holocausto. Sin embargo, el elemento más distintivo en ambos casos es el rico ídish popular que Bashevis les otorga en su habla, lo cual también ofrece una hoja de ruta clara para el actor.

-Estos textos fueron originalmente escritos como cuentos. Se caracterizan por una prosa densa, con cambios de voces y referencias culturales. Llevarlo a escena es un desafío importante…
-No queríamos simplemente “adaptar” los textos para el teatro; nuestro objetivo era mantenernos lo más fieles posible a la prosa de Bashevis. Este enfoque presentó un desafío considerable. Sin embargo, la inspiración vino de una tradición teatral diferente. Durante años, he estudiado el teatro japonés, en particular el kyogen, los interludios cómicos del Noh. Al ver a mi maestro, Juro Zenchiku, interpretar a un demonio que intenta seducir a una mujer, tuve una revelación: tanto en el kyogen como en las obras Noh, los largos parlamentos expositivos, que podrían ser tediosos en el drama occidental, logran cautivar al público cuando se presentan con confianza, gracia y humor. Me di cuenta de que las historias de Bashevis, con sus tramas populares y llenas de matices, podrían representarse de manera similar. Paralelamente, Miryem-Khaye y yo comenzamos a trabajar con el director Moshe Yassur y la productora Beate Hein, quienes han realizado algunas de las producciones más innovadoras del teatro ídish contemporáneo. Juntos, logramos combinar todos estos elementos para que el público pudiera acercarse a estos demonios ídish y conocerlos de cerca… ¡aunque siempre a una distancia prudente!

-¿Cómo diseñaron la puesta en escena de ese mundo material cruzado con elementos fantásticos que Bashevis describe en sus cuentos?
-Podríamos haber optado por una puesta en escena con efectos especiales, pero a Moshe, el director, le encanta desafiar al público y hacerlo participar en la creación de la ilusión teatral. Beate por su parte nos ayudó a desarrollar una puesta minimalista, utilizando solo elementos esenciales como algunos instrumentos musicales y detalles sutiles en el vestuario o el maquillaje. Así, la experiencia resulta quizás más profunda y creíble que una costosa producción de Broadway, donde el público, al final, solo se pregunta: ¿Cómo hicieron ese truco? No buscamos engañar a nadie; invitamos a la audiencia a colaborar con nosotros para crear la magia.

-¿Qué elementos del folclore judío en esta obra considerás universales y cómo abordaron las referencias a otras culturas?
-Este tema es tan interesante que podría explorarse en profundidad en un curso completo. Yo todavía tengo dudas. Por ejemplo, le consulté a Abrahamm Lichtenbaum, una autoridad en estos temas, sobre el “tiempo demoníaco” en las obras de Bashevis, es decir, sobre cómo funciona el paso del tiempo para estos seres sobrenaturales. Me explicó que este concepto proviene de la filosofía griega. Fue un alivio saber que no había malinterpretado ese aspecto multicultural. Las referencias al Talmud entrelazan elementos judíos con otros que se originaron en diferentes culturas. Sería maravilloso que Fundación IWO organizara un curso para profundizar en estas historias, tanto en español como en ídish, para poder analizar sus elementos específicos y compararlos con otras tradiciones. ¡Sería el primero en inscribirme!

-Me gustaría detenerme en el tema del subtitulado, que es un aspecto muy nuevo en el teatro ídish. Por un lado, es una forma compartir el teatro idish con personas que no conocen el idioma lo suficiente para disfrutar una obra, pero por otro lado genera muchos dilemas. ¿Cuál es tu visión de este recurso?
-Nuestra idea era un subtitulado libre y creativo. Si intentáramos traducir cada giro idiomático, metáfora o referencia bíblica,, ¡la función terminaría y los espectadores seguirían leyendo las notas al pie! Por eso te dimos como traductora la libertad para elegir aquellas referencias culturales que pudieran resonar con el público que vos conoces. Todos los niveles de los textos resultaron increíblemente ricos, y esperamos que esta puesta inspire nuevas lecturas y otros enfoques sobre los subtitulados.

-¿Crees que los conflictos que Singer plantea tienen paralelismos con los dilemas actuales, especialmente en relación con los roles de género, la responsabilidad de los líderes?
-Ambas historias están magistralmente escritas y pueden leerse como simples cuentos populares o como piezas que subvierten los valores tradicionales. El espejo puede interpretarse como un relato feminista sobre la creatividad reprimida, mientras que El último demonio funciona como una meta historia ingeniosa, ideal para un análisis deconstructivista.

-¿Qué opinas sobre los conflictos que Bashevis plantea para los demonios?
-Me identifico mucho con el demonio de El último demonio porque siento que Bashevis lo hace también como escritor. Este demonio es un testigo de un mundo perdido, tal como Bashevis fue testigo del mundo ídish antes del Holocausto. Aunque yo no viví esa época, estudié con personas que sí la conocieron íntimamente. Cuando Bashevis —o el demonio— hablan de la soledad y de tener como única compañía la palabra ídish, cualquier actor de teatro ídish actual puede identificarse.
Hoy, hacer teatro ídish es un desafío. Las comunidades que lo hablan cotidianamente suelen ser conservadoras y desconfían del teatro, mientras que aquellas que lo abrazan con entusiasmo a menudo no lo comprenden completamente. Para muchos de nosotros, representar estas obras es una forma de elaborar el duelo por la destrucción de una cultura, y también de exorcizar ese «demonio» creativo del ídish que, una vez que te toca con su belleza y profundidad, nunca te abandona.

Ficha Técnica
Los demonios de Bashevis Sobre textos de Isaac Bashevis Singer.
Dirección: Moshe Yassur y Beate Hein.
Actuación: Shane Baker, Miryem-Khaye Seigel, y Rafael Goldwaser.
Traducción y subtitulado: Silva Hansman. Revisión de Giuliana Gotesdiner.