Análisis de las internas en Gaza y la AP

La división en Hamas y el caos político palestino

Hay una seria división en Hamás que refleja la creciente guerra civil entre los islamistas sunitas y chiíes. Cada bando está radicalizado, pero el hecho de que están luchando entre sí los debilita a ambos.

Por Barry Rubin*

Las cuestiones en juego son tácticas, no estratégicas. Lo irónico es que Khaled Mashal, que históricamente ha sido descrito como “radical”, o de línea dura, está siguiendo el enfoque que a los ingenuos les parece moderado; mientras que Ismail Haniyeh, representado por los crédulos como “moderado” está conduciendo a la facción ostensiblemente más radical.

Mashal firmó un acuerdo con el líder de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abbas, para formar una coalición entre Hamas y la AP. Por supuesto, ninguno confía en el otro en lo más mínimo. Mashal quiere tomar el control de la Autoridad Palestina, Abbas quiere domesticar a Hamás y recuperar la Franja de Gaza o, al menos, presentar a los palestinos ante el mundo como unidos para exigir un Estado ya, sin necesidad de hacer la paz con Israel.
Por el contrario, Haniyeh afirma que este acuerdo es una traición (o entrega) de los cobardes negociadores (transigentes) de la AP. Haniyeh acaba de estar en Teherán, donde sus anfitriones le advirtieron repetidamente contra los traidores “transigentes” (negociadores) en las filas de Hamás. Por supuesto, el acuerdo con la Autoridad Palestina no tiene nada de eso.

Lo que se esconde detrás de esta división es el conflicto más amplio entre los campos islamistas sunitas y chiíes. Haniyeh se está poniendo del lado de los iraníes, que tienen mucho dinero, pero son chiíes; Mashal está ligado a los Hermanos Musulmanes egipcios, que limitan con la Franja de Gaza, son sunitas, están ganando poder en Egipto, y pertenecen a la misma organización que Hamas.

os iraníes pueden ofrecer dinero, pero sólo los Hermanos Musulmanes egipcios pueden, en última instancia, ser patrocinadores reales sobre el terreno, enviando dinero, hombres, armas y bienes materiales a la Franja de Gaza. Si Hamás va a la guerra con Israel, otra vez, será Egipto, y no Irán (incluso si adquiere armas nucleares) el que gravitará en la batalla.

Pero hay otra ironía que tiene sentido. Mashal ha pasado la mayor parte de su tiempo fuera de Cisjordania y la Franja de Gaza. Por lo tanto, ha tenido mayor contacto con Irán. De hecho, Haniyeh ha estado dirigiendo, en gran medida, la Franja de Gaza, y por lo tanto tiene más contacto con los Hermanos Musulmanes egipcios. Pienso que la familiaridad alimenta el desprecio. Cada uno de ellos está tratando de escapar de la órbita del poderoso gran hermano con el que ha estado tratando todos estos años.

La Autoridad Palestina no dominará Hamas ni tomará el control de la Franja de Gaza. Tampoco Hamas será capaz de apoderarse de la Cisjordania. En parte porque Israel no permitirá que esto suceda. Y he aquí otra ironía. Como Haniyeh está en contra del acuerdo, él y sus aliados se asegurarán de que Fatah no pueda hacer campaña electoral libremente en la Franja de Gaza.
Las planeadas elecciones de la AP nunca ocurrirán y el acuerdo Hamas-AP colapsará, probablemente dentro de los próximos seis meses. Sin embargo, la batalla entre los Hermanos Musulmanes egipcios (con la ayuda de la rama jordana) e Irán por influir sobre Hamas va a continuar.

En resumen, todo Hamás sigue siendo intransigente (radical, de línea dura) y la única diferencia es sobre la mejor manera de cómo acabar con Israel y cometer un genocidio contra los judíos. Los palestinos también continúan estando muy divididos. Ninguno de los líderes puede conseguir la paz con Israel, y ninguno de estos líderes quiere la paz (y un Estado palestino basado en una solución de dos Estados) lo suficiente como para hacer los compromisos necesarios para lograrlo.

¿Quién reemplazará a Mahmud Abás?
Todavía hay otro elemento importante en la política palestina que no ha recibido casi ninguna atención: el futuro liderazgo de la Autoridad Palestina y Fatah. El primer ministro, Salam Fayyad, es relativamente honesto, y un tecnócrata relativamente moderado. Todos los cuadros de Hamás y la mayoría de Fatah lo detestan. Lo único que lo mantiene su puesto es que los países donantes occidentales lo quieren allí. 
¿Podrá permanecer este año o el próximo? El problema es que un acuerdo PA-Hamás exige o bien que Abbas o un líder de Hamás se convierta en primer ministro. Recuerde que el puesto de primer ministro fue creado originalmente debido a la insistencia occidental para que alguien estuviera en condiciones de impedir que Yasser Arafat, el predecesor de Abbas, robara el dinero que se donaba.

Luego está el propio Abbas. Él ha estado enfermo y mientras que sus amenazas periódicas de renuncia han sido espurias (falsas) maneras para preservar su influencia y obtener las cosas que quería, su retiro es sólo una cuestión de tiempo. Es difícil de creer que todavía estará al frente de Al Fatah y la Autoridad Palestina, digamos, en diciembre de 2013.

¿Quién lo reemplazará? Nadie tiene la más mínima idea. No hay un solo candidato serio. Presumiblemente, los barones de Fatah elegirán. Abbas, originalmente, consiguió el puesto, precisamente porque era muy débil. Ninguno de los caudillos (líderes militares) o jefes de Fatah se sentía amenazado por un hombre sin base de apoyo popular u organizacional.
Era una ventaja que Abbas fuera relativamente el más moderado de los líderes de Fatah y que tenía la mejor imagen con los gobiernos o y los medios de comunicación occidentales.

Abbas es relativamente más consciente de los beneficios potenciales del acuerdo de paz con Israel y más realista acerca de la incapacidad de Fatah para borrar del mapa al país. Sin embargo, está totalmente fijado con la idea de que a menos que Israel se comprometa a traer de vuelta a cualquier palestino que pueda rastrear su ascendencia a una residencia anterior a 1948, no puede haber paz.
Si está un poquito más dispuesto a ceder en las fronteras o en cualquier otra cosa, la combinación de su debilidad, intransigencia, y el conocimiento de la opinión pública y los puntos de vista de sus colegas le impiden hacer cualquier cosa.

El sucesor de Abbas, casi seguro que será más militante. Hay dos principales facciones en Fatah, y, por lo tanto, también en la Autoridad Palestina. Los compinches de Arafat, que son más corruptos y están satisfechos con el statu quo, y los radicales de Fatah, a quienes les gustaría ver otra ronda de combates, porque todavía creen en la ideología revolucionaria del movimiento. Este último grupo incluye tanto a gente mayor como a más jóvenes – particularmente Marwan Barghouti (tiene 53 años de edad, pero se lo considera el líder de la “joven guardia”, le dice algo, ¿no?)- que no trabajan juntos.

En resumen, la política palestina es un desastre. Hay menos moderados verdaderos en proporción de lo que usted encontrará en cualquier estado árabe, donde también allí son una pequeña minoría. Nadie puede conseguir la paz, en realidad nadie luchará para lograr un acuerdo de compromiso de paz con Israel.
La ilusión del “proceso de paz” internacional es que, de hecho, nunca se basó en examinar el verdadero escenario político palestino. Anhelar la paz es totalmente comprensible, el apoyo a una solución de dos estados está bien. Pero engañarse a uno mismo pensando que hay base alguna para que estas cosas realmente sucedan es muy poco realista.

* Director del centro Global Research in International Affairs (GLORIA).