100 años del movimiento juvenil sionista socialista

El día en que Hashomer Hatzair copó la plaza

La celebración argentina del centenario de Hashomer en una concurrida Plaza Almagro llegó después de una gran variedad de festejos que tuvieron lugar a lo largo y ancho del globo. “Elegimos celebrarlo en el espacio público, como un modo de expresar ante los vecinos que hay un judaísmo distinto, que no se encierra en sí mismo y que se compromete con el entorno en el que vivimos”.
Por Jonatan Lipsky *

El día sábado 14 de diciembre festejamos en plena Plaza Almagro cien años de Hashomer Hatzair, cien años de una idea. Una idea que fue creciendo, expandiéndose. Geográficamente y también sumando proyectos más allá del movimiento juvenil. Fue sumando propuestas políticas, culturales, económicas y sociales. Y a éstas se fue sumando gente.
En el camino se sumó gente como yo, que no necesariamente usó en su adolescencia la jultzá azul, remera que recuerda las camisas del trabajador proletario con el que se identificó el movimiento desde sus comienzos. Nos fuimos sumando en torno a la idea de un judaísmo que pasa más allá de los templos y rabinos, judaísmo del que nos tenemos que apropiar, ser soberanos. Nos fuimos sumando en torno a la idea de que el colectivo, que trabaja en conjunto y es soberano de su trabajo, es más libre. Nos fuimos sumando en torno a la idea que el pueblo judío tiene derecho a soberanía nacional, tal como los otros pueblos. Y nos fuimos sumando a estas esferas y proyectos, para hacer que estas ideas se conviertan en realidad. No sólo para nosotros, no sólo para uno mismo.

El festejo del centenario de Hashomer en Argentina llega después de una gran variedad de festejos a lo largo y ancho del globo. Desde la décima shomriá en Israel, que reunió a miles de javerim de todas las edades, acompañados por el reconocimiento del presidente de Israel, Shimon Peres, pasando por diversos eventos en cada uno de los lugares donde Hashomer Hatzair existe. En Italia celebraron con una spaghettiada; en Francia, Australia y Bielorrusia hicieron de los festejos un momento especial en este 2013 que ya termina. Sin ir más lejos, en Brasil celebraron de la mano de Dani Sanderson, reconocido músico israelí, en Uruguay y en Chile festejaron de etiqueta. Aquí en Argentina salimos a La Plaza.
“La Plaza”, en este caso es Plaza Almagro, la plaza del barrio, que nos sirvió de escenario para manifestar lo que venimos trabajando desde hace mucho.
Expresar ante la comunidad judía que tenemos un compromiso con el entorno en el que vivimos. Expresar ante los vecinos que hay un judaísmo distinto, que no se encierra en sí mismo, un judaísmo que transpira y disfruta de cosas simples como los espacios públicos. Y en esta celebración expresamos ante nosotros mismos que no somos un puñado de javerim, sino una masa crítica de gente que puede influir en el entorno en el que nos movemos para cambiar el rumbo de las cosas.

Debates, música, emociones, propuestas…
El programa del evento y su puesta en práctica fue fiel a nuestro camino. Tuvo tres paneles de reflexión sobre temas netamente relacionados a nuestro ser shómrico. El primero tuvo como central la pregunta de sí existe la militancia juvenil judía. Haciéndose eco de las palabras de Mordejai Anilevich, “el sueño de mi vida se hizo realidad”, Alfredo Zaiat no dudó en responder que sí. Shlomo Slutzky, quien documentara la experiencia de militancia judía durante los años setenta en la Argentina, invitó a pensar la militancia judía más allá de la juventud y el movimiento juvenil.
Aunque si de movimiento juvenil se trata, Enrique Grinberg y Daniel Schulman aportaron algunas ideas interesantes a una pregunta que atraviesa al movimiento educativo día a día: “¿Cómo puede ser la educación un agente de cambio social?”.
Para cerrar el espacio de reflexión, nos preguntamos hacia dónde va el judaísmo humanista. Darío Sztajnnszrajber y Daniel Colodenco acordaron que la mera presencia de una actividad comunitaria en la calle, en el barrio, invitando a los vecinos a interesarse por conocer a este “otro” era una dirección de por sí significativa.

Estos espacios de reflexión acompañaron otros espacios presentes a lo largo de la tarde. El homenaje musical al recientemente fallecido Arik Einstein, músico icónico israelí –quien fuera en su juventud integrante de Hashomer Hatzair-, reflejó otro de los momentos emotivos del evento. La cercanía con Israel, su idioma y su cultura se mezclaron en la voz de Johanna Kakon, javerá del ken de Lyon, con los deseos de un Israel más tolerante que abrace la paz y la construcción de un mundo mejor.
Los stands y actividades dispersos por la plaza durante la tarde hicieron de la experiencia una mezcla de nostálgicos reencuentros y un redescubrir a Hashomer Hatzair hoy, en el año 2013. Al cantar “canciones de fogón”, bailar Rikudei Am junto a los chicos de la Tnuá y terminar bailando klezmer, se manifestó esa identidad judía, sionista y argentina de quienes asistieron.
También hubo un espacio para el histórico periódico Nueva Sion.

El acto central, que mezcló el humor de Roberto Moldavsky, con los discurso de la mazkirá del movimiento local y del representante del movimiento mundial en la Argentina, contó con la presencia de la Embajadora de Israel, Dorit Shavit, quien ofreció una palabras para recordar su pasaje personal por Hashomer Hatzair. De esta manera, con su presencia respaldó el mensaje shómrico. Mensaje que en estos días trata de ser mostrado como ilegítimo por ciertos estamentos comunitarios. El camino de las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos es un mensaje que volvió a repetirse durante el evento y fue naturalizado por la embajadora. Esta naturalización es quizás el mensaje más fuerte que tiene que salir de este festejo del centenario de Hashomer Hatzair.

A lo largo de este siglo, Hashomer Hatzair llevó de la mano a la sociedad israelí a buen puerto. En la fundación del Estado, en la constitución de emprendimientos culturales y sociales y en los intentos por construir desde la política, con Mapam en su momento y Meretz hoy en día, una sociedad más digna. En la diáspora, Hashomer Hatzair albergó a quienes creen que la identidad judía se sigue construyendo y resignificando, a partir de valores como la igualdad, la dignidad y la libertad.
Los festejos del centenario son un recordatorio de lo hecho desde los inicios en Galizia y su relevancia hoy en día en pleno barrio de Almagro. Los festejos son una invitación para salir, reencontrarnos con quienes caminan este camino y construir, desde nuestro ser judío, espacios dignos de ser vividos y de los cuales podamos enorgullecernos.

* Sheliaj (representante) del movimiento Hashomer Hatzair en Argentina.