Tanto Merkel y el canciller Gerhard Schroeder se atribuyeron el derecho de encabezar el nuevo gobierno, aunque la elección dejó a la coalición saliente de Social Demócratas y Verdes sin una mayoría parlamentaria, y la alianza de Merke, entre Demócrata Cristianos y Demócratas Libres, tampoco obtuvo los votos necesarios para ello.
Resultados oficiales dieron al partido de Merkel con 225 escaños, 3 más que los Social Demócratas. Los Demócratas Libres consiguieron 61, los Verdes 51 y el Nuevo Partido de Izquierda, una alianza de ex comunistas y antiguos social demócratas, 54.
Esos resultados estaban basados en el raconto de 298 de los 299 distritos. La votación en el último distrito, la ciudad oriental de Dresde, ha sido aplazada hasta el próximo 2 de octubre por la muerte de un candidato.
El resultado a la fecha significa una derrota para Merkel, cuyo partido hasta hace una semana hubiera obtenido, según las encuestas, el 42% de los votos.
Sonriente, Merkel afirmaba que tenía asegurado el gobierno, en contraste con la desbordante alegría de los social demócratas y Schroeder.
«Lo que es importante, ahora, es formar un gobierno estable para el pueblo de Alemania y nosotros tenemos claramente el mandato para hacer eso», afirmó Merkel.
Tanto Merkel como Schroeder habían dicho que negociarían con todos los partidos con excepción del Partido de Izquierda, una combinación de ex comunistas y social demócratas renegados.
El inconcluso resultado electoral dejaba posibilidades para una serie de combinaciones en pos de una mayoría.