Alemania:

Sin novedad en el frente

Para algunos observadores un tanto alejados de la realidad germana, los resultados de las elecciones provinciales del pasado domingo 19 de septiembre pueden haber despertado ciertos temores con respecto al resurgimiento del Nazismo en Alemania. Veamos qué dice al respecto un corresponsal de Nueva Sión

Por Roberto Frankenthal (Desde Alemania)

Las elecciones se realizaron en las provincias de Brandenburgo y Sajonia, ambas ubicadas en lo que antiguamente era el territorio de la RDA.
Brandenburgo es una provincia esencialmente agrícola, que rodea a la ciudad/estado de Berlín. Tiene una densidad de población muy baja y tras la caída del Muro sufrió una fuerte reconversión en su estructura económica. Salvo las grandes explotaciones agrícola ganaderas, la mayor parte de los ingresos provienen del sector de servicios (Brandenburgo se ha convertido en un destino turístico interno importante y es la provincia con la mayor cantidad de campos de golf de toda Alemania). Evidentemente, estas actividades no han podido suplir el pleno empleo existente en el período stalinista, la tasa de desocupación es de aproximadamente 20%.
Sajonia era el corazón industrial de la Alemania Oriental. Cuenta con grandes centros urbanos como Leipzig y Dresden, y en su territorio se han afincado numerosas industrias con posterioridad a la reunificación alemana. La tasa de desocupación es la menor de la ex-RDA y se encuentra en el promedio nacional (10% aproximadamente).
En Brandenburgo, desde la reunificación, el gobierno provincial ha sido encabezado por la socialdemocracia (SPD), casi siempre en una gran coalición con los democratacristianos de la CDU. La principal oposición ha sido la PDS (ex-comunistas). Ya en las elecciones anteriores (año 2000) el partido de extrema derecha DVU había logrado acceder al parlamento provincial, pero debido a rencillas internas su bloque de diputados se disolvió y su presencia en el legislativo pasó sin pena ni gloria.
En Sajonia, desde la reunificación, el partido mayoritario ha sido el CDU. Hasta estas elecciones gobernaron en solitario, pero lo más probable es que a partir de ahora lo hagan en coalición con el SPD (que sólo cosecho el 9,8% de los votos). En esta provincia la oposición también la ejerce la PDS y a partir de ahora se le suma la extrema derecha NPD.

Los factores determinantes

La realidad de las provincias de la ex RDA es totalmente diferente a la parte occidental, más allá de las realidades socio económicas arriba mencionadas.
Por un lado, los habitantes de estas provincias son demócratas recientes. En el último siglo pasaron del prusianismo wilhelmino del Kaiser, al nazi-fascismo de Hitler, sólo con un breve periodo de democracia (1919-1933). Posteriormente casi medio siglo de ocupación soviética y dictadura stalinista hasta la reunificación en 1991, que muchos han vivido como una anexión de Occidente.
Existe una marcada tendencia a esperar del Estado, o del lider de mano fuerte, la solución de todos los problemas existenciales. Ambos regímenes totalitarios de la historia alemana -de alguna manera- cubrían estas necesidades que entran en colisión con un Estado de Bienestar que está modificando su sistema de seguridad social.
Estas transformaciones han sido necesarias debido a 2 factores:
a) El crecimiento vegetativo negativo de la población (menos aportes y más demandas de prestación).
b) La desición política de financiar la reunificación alemana a través del sistema de seguridad social y no subiendo radicalmente el impuesto a las Ganancias.

Esta desición del gobierno de Kohl, a principios de los ´90, ha llevado al desfinanciamiento del sistema, ya que de un día para el otro, hubo que absorber a 16 millones de personas que nunca habían aportado.
Se calcula que desde la reunificación se han transferido 1,5 billones de euros de Occidente a Oriente.
Los recortes al Estado de Bienestar propuestos por la Coalición gobernante afectan principalmente a los habitantes de las provincias de la ex RDA, ya que limitan la percepción del seguro de desempleo y después de un periodo de un año obligan -prácticamente- al desocupado a aceptar cualquier tipo de oferta de trabajo, aún aquellas para la que el o la persona estan sobrecualificadas (una idea comun a los oídos argentinos, pero que despierta pánico entre los alemanes). Esta obligatoriedad de aceptar prácticamente cualquier empleo va acompañada de, por ejemplo: subsidios para el alquiler de vivienda si el nuevo ingreso no supera el monto percibido como desocupado/a.
Una pésima política de comunicación del gobierno de Schröder despertó temores en la población, que prontamente fueron capitalizados principalmente por el PDS, pero también por los partidos de extrema derecha. Especialmente para los oídos de los alemanes orientales las propuestas paternalistas donde el Estado se hace cargo de todos los vaivenes de la vida, que enarbolan tanto los neo-nazis como los ex-stalinistas, tienen cierto atractivo.

¿Ideología o protesta?

Los resultados de Brandenburgo y Sajonia no han cambiado el panorama de los partidos políticos de este país. Si bien la extrema derecha ha logrado tener acceso a un parlamento provincial más, lo ha hecho en una zona del país que -día a día- pierde habitantes que emigran a las provincias occidentales en busca de mejores posibilidades de trabajo. Se calcula que aproximádamente 3 millones de ex habitantes de la RDA han migrado hacia Occidente.
El voto a la extrema derecha ha sido, principalmente, una protesta ante los recortes del Estado de Bienestar. Antes de las elecciones, ha habido grandes movilizaciones que en las últimas semanas fueron perdiendo fuerza. No se debe descartar que una minoría de los alemanes orientales sean fervorosos adherentes del neo-nazismo, pero su importancia a nivel nacional es mínima. La exhibición de insignias nazis, la posesión de literatura o música del mismo tipo y la incitación a la violencia racista están penadas por la ley, y su cumplimiento lo supervisan las oficinas federales y provinciales de Protección de la Constitución.
Esta supervisión no conoce límites, como lo demuestra una intento de prohibición del partido NPD. El actual gobierno presentó una demanda que llegó ante el Tribunal Federal Constitucional de Karlsruhe, máxima autoridad jurídica del país. Se basaba en que el partido, en discusiones y documentos internos, no respetaba las normativas arriba mencionadas. Pero la demanda fue rechazada porque la defensa legal del NPD pudo probar que los informes, en los que se basaba la acusación, habían sido realizados por dirigentes del partido que trabajaban como agentes encubiertos de las oficinas provinciales de Protección de la Constitución. O sea que la dirigencia neo-nazi ha estado infiltrada (y controlada) por las autoridades alemanas.
Desde 1969 ningún partido de extrema derecha ha accedido al Bundestag (Parlamento Federal). No hay ningún gobierno provincial en los cuales ejerzan cargos ejecutivos o formen la mayoría parlamentaria. Tampoco ejercen cargos ejecutivos a nivel comunal o municipal. Por lo general, cuando acceden a la representacion parlamentaria provincial o comunal, su actuacion se ve ensombrecida por rencillas personales y falta de cualificación para la representación de la voluntad popular. No existen, hoy en día, personajes carsimáticos dentro de la extrema derecha alemana, como sí tiene Francia con Le Pen (que en la segunda vuelta electoral por la presidencia del país cosechará casi el 20% de los votos).
Si existe un peligro neo nazi en Alemania, éste se encuentra en el hecho de que este tipo de ideas ganen adeptos dentro los partidos democráticos de centro y centro-derecha. Existen contactos entre el neonazismo y representantes de la CDU/CSU y los liberales de la FDP en círculos intelectuales neoconservadores.
Por el otro lado, y especialemente en los territorios orientales, existe el peligro latente de la violencia callejera neonazi. Sin embargo los cantidad de incidentes ocurridos es mucho menor que en los años inmediatamente posteriores a la reunificación. Hoy en día sería de temer una probable alianza entre la violencia callejera, los intelectuales neoconservadores y el resentimiento de la población de la ex-RDA.