¿Qué vínculos tiene con la comunidad judía?
En particular, por supuesto, tengo vínculos desde la juventud. La comunidad judía ha estado siempre ligada al socialismo y hemos sido el primer partido en reconocer la fundación del Estado de Israel. Hay una integración real del socialismo con la comunidad. Es permanente y no de coyuntura.
Además, por diversas razones llegué a compartir información sobre todo lo que ha sido la Shoá y la memoria.
¿Tuvo algún involucramiento en el tema AMIA?
Tuve una actitud de solidaridad desde el primer momento.
Hemos acompañado con nuestros reclamos de justicia. Lo mismo con el trágico episodio con la Embajada de Israel, considerando que era una verdadera afrenta para la Nación argentina que esos delitos de lesa humanidad se mantengan impunes. Seguimos reclamando y estamos de acuerdo con los sectores de la comunidad que han tenido una actitud inclaudicable en la búsqueda de justicia.
¿La sociedad percibe distinto a la comunidad antes y después del atentado?
Creo que sí. Me parece que, de alguna manera, la sociedad argentina tomó conciencia de que se estaba frente a un caso objetivo de injusticia. Frente a una intención discriminatoria inaceptable para la conciencia civil y moral de los argentinos.
¿Cree que la sociedad argentina es antisemita?
Aparecen brotes que el Gobierno debiera prevenir y reprimir. Es inaceptable la actitud de olvido que suelen ofrecer los organismos gubernamentales a los pocos días de ocurridos los sucesos. Es como que nunca se terminan de investigar como corresponden. Cuando esto sucede reiteradamente, genera una especie de actitud cómplice que es necesario tener en cuenta y reclamar para que no se repita.
¿Considera que la sociedad argentina es discriminatoria?
En términos generales creo que no. Pero hay sectores que tienen una especie de inconsciente que los moviliza. Sectores de la derecha, algunos pertenecientes a un ‘nazionalismo’ (con zeta) que no terminan de desaparecer.
Creo que las nuevas generaciones tienen la posibilidad de desarrollarse con una cultura distinta a la que se conoció en las décadas del ´30, ´40 y del ´50, de las que se derivaron actitudes políticas discriminatorias, contra el mundo judío e, incluso, contra otras comunidades latinoamericanas.
Es como una reserva xenófoba que aparece a veces como consecuencia de la falta de reflexión o de la ignorancia de algunos sectores.
Algunas veces esa falta de reflexión es cultivada. Y eso es lo más preocupante.
¿A partir de alguna Internacional Socialista entró en relación dirigentes israelíes?
Pude conocer a grandes figuras. Yo estuve en Israel y visité instituciones históricas en la lucha por la justicia social. Tomé contacto con dirigentes laboristas y del Mapam.
Tengo también un recuerdo imperecedero de un viejo presidente de Israel, Itzják Navón. Fue un hombre que hablaba maravillosamente el castellano por su origen familiar sefaradí.
Tuve la suerte de conocer a Shimon Peres, un gran estadista; y en esa ocasión estuve acompañado por uno de mis grandes amigos, Gilbert Lewi.
¿Qué resalta del paso de Lewi por la presidencia de la DAIA?
Lo destacable de Gilbert es su mirada amplia y su generosidad, lo que no quiere decir condescendencia. Sabe decir no en el momento oportuno. Eso era lo que lo caracterizaba y distinguía, lo que hizo que mucha gente de la colectividad lo siguiera y apoyara porque sentían que estaban recuperando, a través de él, la vieja estirpe de dirigentes de otras épocas.
Internas socialistas
La Porta y su lista, ‘Unidad Socialista’, obtuvieron 70% de los 7.322 votos emitidos en las internas abiertas del pasado 7 agosto, que realizara el Partido Socialista para elegir candidatos a diputados nacionales por la Ciudad de Buenos Aires. La Porta se impuso al actual diputado Héctor Polino, que obtuvo el 30% restante en ‘Conducta Socialista’. Luego de la derrota, Polino intentó impugnar los resultados pero La Porta informó que la justicia electoral desestimó las acusaciones.
¿Qué sucedió en las internas con Héctor Polino?
Ambos queríamos ser candidatos y entiendo que tengo derecho a aspirar al Congreso Nacional porque Polino ya fue Diputado de la Nación por 12 años y la alternancia es buena.
Simplemente tuvimos algunas desinteligencias que, espero, queden en la anécdota. Son, por cierto, dolorosas, pero nosotros ganamos las dos internas en forma abrumadora. Una por el 71% de los votos y la segunda por el 80%.
Ya se definieron las internas. Pero siendo ambos dirigentes socialistas tan reconocidos, ¿usted tiene objeciones en compartir lista con él?
De ninguna manera. Lo dije antes de la elección: si me toca perder voy a ayudar al que gane.
Mi estilo es saber ganar y perder. No tendría ningún inconveniente en compartir la lista.
¿Cuáles son sus principales propuestas como candidato a diputado?
A veces me pregunto ‘¿qué nos pasa a los argentinos que no podemos salir de las crisis recurrentes que no se solucionan y se acumulan?’. Esta es la gran discusión que hay que llevar al Congreso de la Nación, sin la pretensión de hegemonía o soluciones mágicas que puedan salir de un solo hombre o sector.
Por eso no comparto la actitud del Presidente de la República, Néstor Kirchner.
Hay que llegar con una actitud firme, dispuestos a entendernos y contemplando que las soluciones se tienen que encontrar en conjunto dentro de un diálogo democrático.
Voy a trabajar sobre ejes esenciales en los que está presente la cuestión social. El terrible drama de la desocupación se resuelve impulsando empleo genuino, y capacitación laboral para que la gente pueda encontrar dónde ubicarse en el marco de lo que esperamos sea una recuperación económica cierta y sustentable.
Voy ocuparme de que la clase trabajadora argentina recupere los derechos laborales que ha perdido. Debe impulsarse una verdadera reducción de la brecha entre los más ricos y los más pobres a través de una verdadera distribución de la riqueza.
Me parece una injusticia que se reconozcan las deudas con el exterior, con los organismos internacionales pero no con el pueblo, que cuando llega a la tercera edad se encuentra desvalido y tiene que admitir ser protegido por sus familiares o vivir de poco menos que de la limosna del Estado.
No puede ser que la Argentina tenga otra vez analfabetos y que soporte la realidad de la deserción escolar.
En la medida en que la educación no vuelva a tener el contenido que supo darle en su momento la ley 1420, la Argentina seguirá siendo un país de excluidos y sin rumbo.
¿Qué rescata y qué critica del gobierno de Kirchner?
El Presidente dio un paso importante cuando tomó la decisión de eliminar la Corte Suprema menemista, reemplazando a esos sectores por hombres y mujeres probos e independientes.
Pero tendría que haber hecho lo mismo con el Poder Legislativo. Mientras el Poder Ejecutivo siga considerando que el Congreso es una especie de apéndice, vamos a seguir teniendo una República condicionada.
La regla de oro es la división de poderes que hoy, francamente, no existe. Este es un fuerte reclamo que llevaré al Congreso ya que están dadas las condiciones históricas para dar este debate.