La concepción y ejecución de un memorial no siempre es armónica y, muchas veces, durante su concreción suelen suscitarse polémicas. Esto se debe al carácter interpretativo de una manera de hacer memoria y de la situación histórica en el orden político-social en la que se instala un memorial en un determinado lugar. En esta nueva edición de los memoriales en Europa, presentamos el Memorial a los 65000 judíos deportados y asesinados de Viena que se encuentra en la Judenplatz, el corazón del histórico barrio judío de la capital austríaca.
Desde la creación de este Memorial y la inauguración del museo en el antiguo barrio judío medieval, la Judenplatz se convirtió en el lugar más importante para la conmemoración de la Shoá en Viena.Esta plaza fue, durante la Edad Media, el corazón del barrio judío de Viena. De hecho, justo debajo del memorial se encuentran las ruinas de la antigua sinagoga a las que se puede acceder por el museo y luego a los subsuelos. Esto convierte esta parte de Viena en un auténtico espacio de la memoria judía y de la Humanidad, por combinar un Memorial de estas dimensiones con un museo sobre la historia de los judíos de Viena y una sinagoga sepultada, cuyos hallazgos arqueológicos nos muestran la activa vida judía durante la Edad Media.
La génesis de este memorial está en el mundialmente conocido Simon Wiesenthal, quien pensó que los judíos de Viena merecían ser recordados, como en cualquier parte del mundo, con un Memorial significativo. Wiesenthal fue crítico del memorial conjunto realizado por Alfred Hrdlicka en 1988, denominado “Monumento contra la guerra y el fascismo”; lo vio indigno de ser un Memorial a las víctimas del nazismo en Austria. En él, se representa a un judío humillado y degradado, limpiando el suelo con un cepillo (esto se debe a que luego del Anschluss o anexión de los territorios austríacos al Reich en marzo de 1938, los judíos fueron obligados a limpiar las consignas antinazis de las calles). A los ojos de Wiesenthal, esta escultura de bronce en medio de las demás asumía la categoría casi de una ofensa, por lo que inició una campaña para construir un memorial dedicado exclusivamente a los miles de judíos austríacos víctimas de la barbarie nazi.
Luego de esta controversia, comenzó el concurso para encontrar un Memorial adecuado que transmitiera el sufrimiento de los judíos de Austria. Este concurso fue presidido por Hans Hollein, destacado arquitecto austríaco y figura clave de la arquitectura postmoderna en ese país, quien, junto con un destacado plantel de artistas de Israel, Estados Unidos, Austria e Inglaterra, eligieron por unanimidad el proyecto de Rachel Whiteread.
De esta manera, Whiteread fue la encargada de materializar la idea inicial de Simon Wiesenthal. Esta artista británica se hizo famosa por su producción artística en la que predomina la forma del molde. La producción artística de Rachel Whiteread en el ambiente británico es bastante fluctuante. Sus obras merecieron desde críticas incisivas (incluyendo la demolición de una obra suya en un barrio de Londres) hasta premios notables que le dieron proyección internacional. Esta artista crea espacios en los que no se puede entrar, escaleras que no se pueden subir y puertas que no se abren (como el caso del memorial de Viena) Sus esculturas son monumentales y pesan toneladas, dejando al observador la tarea de interpretación sobre lo que reposa en el yeso u hormigón.
El diseño cúbico y hermético de este memorial en Viena es una obra típica de la serie artística de Rachel Whiteread. La artista proyectó una biblioteca con miles de libros que alcanza las dimensiones de 10 metros de largo, 7 metros de ancho y 4 metros de alto. Los libros están dispuestos “al revés” de como usualmente se los acomoda para ver los paratextos en el lomo: título, autor y editorial. Su labor para este memorial comenzó en 1996, pero recién se inauguró casi cuatro años después, en medio de una agitada polémica por su instalación.
¿Qué posible significado podemos extraer de esta biblioteca abierta, pero a su vez herméticamente cerrada, cuyas puertas se encuentran sin picaportes? Los cientos y cientos de libros en las estanterías de este memorial son idénticos y es posible que indiquen la importancia del libro como símbolo de la ciencia y la tradición en la cultura judía. Asimismo, la homogeneidad de la estructura memorial es constante: su repetición en las formas geométricas que dibujan los libros en cada estantería, también geométrica, evoca las formas seriadas de la escultura minimalista y la naturaleza numérica de las muertes que está conmemorando.
Por otra parte, la cantidad de esos libros puede significar cada una de las historias de los judíos que perecieron en los campos de concentración. Las puertas también merecen una especial consideración ya que se hallan sin sus picaportes, imposibilitando el ingreso o salida a un memorial que se erige en lo inaccesible. Esto es un sello en la producción de Whiteread, ya que todas sus obras muestran este hermetismo.
El memorial resalta en medio de la plaza Judenplatz, no solo por su forma, que contrasta con la arquitectura circundante, sino por la claridad de su color: es una estructura cúbica de marfil, que atrae inmediatamente la atención de las personas al llegar a la plaza.
Alrededor de este memorial, como aparecen en otros memoriales de este tipo, se encuentran los nombres de los campos de concentración en toda Europa, desde Auschwitz a Zamosc, a los que fueron deportados y asesinados los 65000 judíos vieneses entre 1938 y 1945. La frase que se encuentra justo en la parte frontal del memorial dice “Zum Gedenken an die mehr als 65.000 österreichischen Juden, die in der Zeit von 1938 bis 1945 von den Nationalsozialisten ermordet wurden” (En memoria de los más de 65.000 judíos austríacos que fueron asesinados por los nacionalsocialistas entre 1938 y 1945).
Luego de la decisión del jurado sobre la propuesta del memorial de Whiteread, tan interesante como polémica, siguió una escalada de acontecimientos que retrasaron su aparición en medio de la Judenplatz. En los años 90, los hallazgos arqueológicos que revelaron los cimientos de la sinagoga medieval promovieron la opinión de una parte de la población de que esto sería en sí mismo un auténtico memorial a la activa vida judía de Viena, aunque dejando de lado el recuerdo de la persecución y asesinato de decenas de miles de judíos en el siglo XX. A esto se sumó la interminable burocracia ante el gobierno municipal para instalar un memorial de estas dimensiones, teniendo en cuenta que la obra se emplazaría en el casco histórico y que las nuevas construcciones se someten a múltiples evaluaciones en relación a las construcciones y a la arquitectura circundante.
Otro obstáculo fue el clima político del momento, que vio el resurgimiento de la extrema derecha en las elecciones municipales de 1996. Estos hechos retardaron los trabajos en la progresión adecuada de la construcción del memorial. Sin embargo, en una ceremonia con acotada asistencia y, sobre todo, la ausencia de notables personalidades políticas para tal evento, el Memorial fue inaugurado el 25 de octubre de 2000. Es imposible, aún en la actualidad, el olvido de esta contienda en torno al memorial de la Shoá en la Judenplatz.
Hasta la fecha se documentaron a 65.000 judíos austríacos que fueron asesinados por los nazis, luego de las persecuciones y deportaciones, entre 1938 y 1945. El hecho de documentar con datos biográficos clave como fecha de deportación, lugar de deportación y, en la medida de lo posible, la fecha de muerte, saca a las víctimas del anonimato y pone un nombre y un rostro a cada historia. Esto es un intento de contrarrestar la inaccesibilidad y abstracción de este Memorial a los 65000 judíos, tan polémico y criticado.