Esta ha sido la primera reacción de Al Qaeda a la actual crisis en Medio Oriente desde el secuestro de un soldado israelí en Gaza el 25 de junio pasado y la posterior captura de otros dos soldados israelíes, el pasado 12 de julio.
«Se trata de una guerra de la alianza de los cruzados sionistas contra el Islam. Las bombas que arrojan contra nuestros hermanos en Gaza y El Líbano no son únicamente israelíes, sino que proceden o son financiadas por todos los países de la alianza», dijo al Zawahiri. «Ellos nos atacan en todos los lugares y tenemos que hacer lo mismo. Ellos nos atacan unidos, y tenemos que atacarlos unidos», agregó.
Luego de acusar de «impotentes y traidores» a los regímenes árabes e islámicos, lanzó un llamamiento para que «los oprimidos, víctimas de la injusta civilización occidental que lidera Estados Unidos, se unan contra esa injusticia sin precedentes».
«Apóyennos hasta que caiga el símbolo de la injusticia y que los derechos sean devueltos a sus dueños», agregó al Zawahiri.
En la grabación televisiva, el líder terrorista alabó a figuras islámicas, algunas de las cuales son seguidas por los chiítas, como el Iman Ali, primo y yerno del profeta Mahoma, y el sunita Saladino, criticado por muchos grupos chiítas.
Las diferencias entre sunitas y chiítas surgieron en los primeros años de la historia del Islam a raíz de un conflicto por el poder y separan desde entonces a los seguidores de las dos ramas del Islam.
Individuos y organizaciones radicales suníes, como Al Qaeda que ha salido del Islam wahabí, suelen calificar a los chiítas de «desviados” (‘rafeda’, en árabe).
La simpatía del mundo sunita hacia el terrorismo chiíta libanés encarado por Hezbollah ha ido en aumento desde que comenzó la ofensiva israelí contra El Líbano.
En las manifestaciones populares a favor del Hezbollah en varios países de mayoría sunita (como Egipto, Sudán y Yemen) han aparecido, por primera vez, las banderas de este grupo terrorista y los retratos de su líder, Hasan Nasrallah.
Las consideradas «hazañas» de Hezbollah fueron alabadas, incluso, en la gran Mezquita de Al Azhar, en El Cairo, la más prestigiosa institución del Islam sunita, desde donde miles de fieles, incluidos miembros de los Hermanos Musulmanes, han expresado su firme apoyo al «Partido de Dios» o Hezbollah.