En los últimos años, un fenómeno peligroso y letal ha surgido como un síntoma más de la cruda realidad que existe en Cisjordania. Este síntoma se fue transformando, lentamente, en un arma estratégica que permite mantener, expandir y perpetuar la ocupación israelí de los territorios. No es necesario ni siquiera aclarar que este fenómeno no es parte de las políticas oficiales que Israel promueve en el contexto de su proyecto de expansión de los asentamientos, pero es, sin duda, uno de sus pilares fundamentales.
Por muchos años, este fenómeno fue descrito como “violencia de colonos”. Y durante todo este tiempo, se lo ha intentado describir como algo externo, “malas hierbas,” o como extremistas que nada tienen que ver con nuestro país ni con nuestros valores, tan judíos y tan democráticos. Pero ya es imposible seguir ignorando estos actos. Quizás los colonos extremistas sigan siendo una minoría, pero es imposible negar el hecho de que estas “malas hierbas” han conquistado los puestos más cruciales en el gobierno. El gobierno israelí está fundamentalmente formado y liderado por las malas hierbas.
Basta con observar el rico historial de nuestro ministro del Terror Nacionalista[1]: Itamar Ben Gvir ha sido acusado de delitos más de 50 veces y condenado en ocho casos, incluido uno por brindar apoyo a una organización terrorista judía. Ben Gvir, un provocador adicto a la atención de los medios, comenzó su camino en la televisión hace ya casi 30 años, cuando unas semanas antes del asesinato de Itzjak Rabin, amenazaba al Primer Ministro de aquel entonces en televisión nacional. Ben Gvir se convirtió en uno de los grandes incitadores que posibilitaron aquellos tres balazos que asesinaron el espíritu de esta nación.
Y si no es suficiente, podemos repasar el envidiable historial de nuestro Ministro de Finanzas y Gobernador de Cisjordania, Bezalel ‘borrar a Huwara del mapa’ Smotrich: como forma de protestar el plan de Desconexión de Gaza en el 2005, Smotrich fue detenido e investigado por intentar incendiar carreteras en Israel para causar caos. Nunca sabremos para que eran los 700 litros de gasolina que encontraron en su casa, ya que luego de unas semanas, Smotrich fue liberado por el Shin Bet.
Y si tampoco esto les basta, tenemos también a Chanamel Dorfman, la mano derecha de Ben Gvir, nuestro Ministro de Inseguridad Nacional. Los mismos colonos que cometían estos actos de terrorismo judío contra la población palestina inocente -que [sobre]vive bajo la ya casi eterna ocupación- son aquellos que asesoran a parlamentarios en la Knesset, y hasta a ministros.
Dorfman ha sido investigado por el Shin Bet en repetidas ocasiones, y se hizo relativamente conocido por su labor en torno al puesto de avanzada de Ramat Migron, así como por ser cercano a Ben Gvir desde hace ya varios años. En 2013, se casó con la hija de Bentzi Gopstein, Director de la organización racista y extremista Lehava, y en un video de su boda en el Canal 12 se le mostró bailando con cuchillos e incitando al asesinato de árabes junto a sus amigos. En una protesta contra solicitantes de asilo africanos en el sur de Tel Aviv, Haaretz citó a Dorfman cuando tenía 17 años diciendo que: «El único problema con los nazis es que estaban en el lado perdedor» y que fue eximido del servicio militar «a pedido del Shin Bet». También Ben Gvir fue eximido del servicio militar a pedido del Shin Bet.
Nuestro Ministro de Inseguridad Nacional fue también el responsable de defender a estos terroristas en las cortes israelíes. Hasta hace no mucho tiempo, estos tres nombres que acabo de citar aparecían como objetivos a seguir en las listas del Shin Bet para frenar actos de terrorismo judío. Hace ya casi 10 meses, estos tres nombres, entro otros muchos, son piezas fundamentales en el proceso de toma de decisiones del gobierno de Israel.
Es por esto que creo que no exagero cuando digo que el gobierno de Netanyahu-Ben Gvir-Smotrich es uno de sus patrocinadores principales. Este gobierno no es sólo una mancha en la historia del Estado de Israel, sino que también es una mancha en la historia de nuestro pueblo.
Puedo continuar escribiendo y describiendo las aventuras racistas y supremacistas de estos personajes por horas. Pero para que seguir desperdiciando nuestro tiempo con hechos biográficos, que de todos modos cualquiera puede encontrar en las redes. Luego de 56 años de ocupación militar, es momento de aceptar la triste realidad: la ocupación ya no corrompe más, porque ya no ha quedado nada por corromper. Lo único que queda es dejar de ignorar lo que ya sabemos. Porque ya sabemos suficiente. Y el problema no es que carecemos de información. El problema es que no tenemos el coraje de entender el origen de los pilares de este gobierno criminal, ni tampoco la valentía de sacar nuestras propias conclusiones y actuar de manera acorde.
Y por si carecían de información acerca del terror judío, aquí les brindo algunas estadísticas. Lo que voy a describir a continuación es exactamente lo que sucede cuando los criminales se convierten en legisladores.
Los datos recopilados por la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU revelan una alarmante tendencia en 2023, donde se han registrado un promedio de 95 ataques mensuales por parte de colonos israelíes contra palestinos desde el inicio del año hasta el 26 de junio. En el transcurso de los primeros seis meses de este año, cientos de colonos israelíes “judíos” han participado en aproximadamente 570 ataques de diversos tipos, con alrededor de 160 de estos incidentes resultando en lesiones físicas y muchas de ellas, de gravedad. Esto significa que, durante el 2023, estamos viendo un promedio de más de tres ataques diarios[2]. Ataques que no cesan incluso durante el día más sagrado de la semana, el Shabat, ni tampoco durante días festivos.
Pero este aumento no es casual: el terrorismo judío siempre ha recibido respaldo de la población colona. Sin embargo, a diferencia de los días de los “Judíos Clandestinos”[3] que organizaron acciones clandestinas y terroristas en contra de Palestinos en los años ochenta, hoy en día ese respaldo proviene directamente del gobierno, que incluye a ministros que han sido condenados por apoyar el terrorismo o sospechosos de planear actos de terror. Estos ministros, parlamentarios y colaboradores, son aquellos mismos que en esa mañana fatídica del 5 de noviembre del 1995, comenzaron el día con una sonrisa. Perdón, lo comenzaron con el Shajarit, el primer rezo del día según la tradición judía, pero luego vino la sonrisa.
Si el colono y architerrorista judío Baruch Goldstein[4], uno de los héroes de este grupo, que asesinó a sangre fría a 29 palestinos que estaban rezando en la mezquita de Hebrón en febrero del 1994, no hubiera sido exaltado ni conmemorado, hoy no tendríamos una tumba en el Parque Meir Kahana[5], en el asentamiento de Kiryat Arba, donde Goldstein es venerado como un santo. Si, así es: el dinero de nuestros impuestos va destinado al mantenimiento de la tumba de un terrorista. Incluso la policía de Ben Gvir se vio obligada a proteger a San Goldstein de Kiryat Arba cuando hace unas semanas, cientos de israelíes fuimos a protestar a la capital del Apartheid Israelí en contra del Ministro de Inseguridad Nacional.
Estoy seguro de que todos nos hemos avergonzado al ver a cientos de colonos judíos atacando aldeas palestinas inocentes, y ejecutando verdaderos pogromos, como el de Huwara en febrero o los de Turmus Ayya y Um Safa en junio. Pero el ejército israelí no está preparado para lidiar con este tipo de terror, y el sistema legal que rige en Cisjordania (o, mejor dicho, los dos sistemas legales que rigen en paralelo, uno para judíos y otro para palestinos) no tienen la capacidad de juzgar estos casos de manera justa e igualitaria. Y todo esto sucede, de manera diaria, con el apoyo de nuestro gobierno y del estado.
Cada vez que escucho, leo o veo un acto de terror colono en contra de palestinos inocentes, siento asco. Y tengo que admitir también que, debido a la dura y cruda realidad, siento asco diariamente. Casi no hay un día en que no haya noticias sobre colonos atacando, sea física o psicológicamente, a residentes palestinos en Cisjordania. Comunidades enteras se han visto obligadas a abandonar sus aldeas ya que no soportaron más. En mayo de este año, los últimos palestinos residentes de Ein Samia se dieron por vencidos antes la monstruosidad del terrorismo colono. También Al-Baq’ah y Ras a-Tin fueron abandonadas por sus residentes. Todos huyeron del peligro del terror judío. En Al-Qabun, cerca de Ramallah, ya no viven más beduinos palestinos. Estas tierras se han transformado en terreno vacío para construir más unidades de vivienda para colonos. A nuestro gobierno no le basta con las más de 13.000 unidades de vivienda que ya ha aprobado en este año.
Pero entre tanta violencia, nada me ha generado más asco y vergüenza que los asesinatos de Qosai Jammal Mi’tan. Si, Qosai fue asesinado dos veces.
El primer asesinato se llevó a cabo el viernes 4 de agosto, ya con el Shabat comenzado, cuando colonos judíos asesinaron a este joven de 19 años en las afueras de la aldea palestina de Burka, a unos kilómetros de Ramallah. Los palestinos informaron a las fuerzas de seguridad que los colonos estaban armados y que estaban vandalizando propiedades. En un enfrentamiento que se desató unos minutos después, los colonos arrojaron piedras y luego abrieron fuego. Los palestinos se defendieron. Qosai fue asesinado y otros cuatro palestinos resultaron heridos. Un día después de este fatídico hecho, dos israelíes fueron detenidos como sospechosos del asesinato. Cinco palestinos fueron detenidos también. Los colonos fueron juzgados en la corte civil, mientras que los palestinos fueron juzgados en la corte militar. Todos fueron posteriormente liberados. También los colonos. Es allí cuando Qosai fue asesinado por segunda vez.
Uno de los colonos que estuvo involucrado en el asesinato es Elisha Yered, ex-portavoz de una legisladora del partido Otzma Yehudit. Yered era considerado un objetivo clave para el Shin Bet. El otro colono y principal sospechoso, Yehiel Indore, resultó herido de gravedad. Mientras estaba detenido en el hospital, Indore, el hijo de uno de los anteriormente mencionados “Judíos Clandestinos,” fue visitado por ministros y legisladores que lo fueron a venerar como si se tratase de un mártir: San Indore de Oz Tzion. Cuando Ahmed Tibi, representante del partido Ta´al en la Knesset, quiso visitar a unos de los detenidos palestinos, la policía no se lo permitió. No tendremos dos Estados para dos pueblos -todavía- pero sí tenemos dos sistemas legales para dos pueblos en el mismo territorio.
Como vimos anteriormente, los ataques de colonos no son infrecuentes. Especialmente cuando saben que sus representantes integran el gobierno y los respaldan. Pero esta vez terminó en un asesinato. Los colonos venían de un puesto de avanzada ilegal no muy lejos de Burka llamado Oz Tzion. Y uso este término, “puesto de avanzada ilegal,” solamente para marcar la diferencia que existe entre estos y los asentamientos en Cisjordania. Todos los asentamientos son ilegales según la ley internacional, pero según la ley israelí, existen alrededor de 150 asentamientos “legales,” es decir, aprobados por el gobierno. Según estadísticas publicadas por Shalom Ajshav, existen más de 160 puestos de avanzada ilegales, muchos de ellos construidos en tierras privadas palestinas, como en el caso de Oz Tzion. Estos términos engañosos tienen como objetivo hacer que los israelíes olviden que todo el proyecto de asentamientos es ilegal bajo el derecho internacional. Y, dicho sea de paso, el pedido por parte de la Administración Civil de Judea y Samaria de evacuar el puesto de avanzada ilegal de Oz Zion fue rechazado por nada más ni nada menos que Bezalel Smotrich.
Pero esta distinción lingüística entre asentamiento y puesto de avanzada no tendrá importancia: en Israel lo ilegal se convertirá en legal, ya que la Knesset no tendrá restricciones y podrá promulgar cualquier ley que desee. Es solo cuestión de tiempo hasta que el gobierno termine de debilitar a la Corte Suprema y la coalición fascista, liderada por colonos y políticos corruptos, apruebe una ley, por ejemplo, que anule la obligación de respetar la propiedad palestina o aplique la soberanía israelí sobre los territorios, oficializando la anexión de Cisjordania.
Antes de que Ben Gvir asumiera el cargo de Ministro de Inseguridad Nacional y Smotrich el de Gobernador de Cisjordania, era difícil esperar que los terroristas colonos enfrentaran la justicia. El proyecto expansionista de los asentamientos no podría haber prosperado sin el respaldo de todos los gobiernos israelíes, y está claro que, bajo el gobierno actual, la violencia de los colonos solo se seguirá intensificando. La motivación del ejército israelí para reprimir este fenómeno disminuirá y el poder judicial perderá su capacidad para proporcionar incluso la escasa protección que les había brindado a los palestinos para poder mantener el derecho a la propiedad de sus tierras.
El golpe judicial es tan solo el comienzo. El terrorismo judío es tan solo una herramienta. El objetivo es anexar los territorios e imponer un régimen de Apartheid de manera formal en donde millones de palestinos vivirán sin derechos civiles. Así se convertirá el Estado de Israel en leyenda: por un lado, dejará de ser judío, ya que los judíos dejaremos de ser mayoría; por otro lado, cesará de ser democrático, ya que este sistema no es compatible con el régimen de supremacía judía que los colonos, de la mano de Ben Gvir y de Smotrich, quieren imponer desde el Río Jordán hasta el Mar Mediterráneo.
Pero si de verdad lo queréis, no se convertirá en una leyenda.
Foto de portada: “El Ministro del Terror Nacionalista” – Protesta en Kiryat Arba, 25.08.23 (Foto: Peace Now)
[1] Algunos le llaman también el “Ministro de Seguridad Nacional,” pero no logro entender el porqué. Más de 160 ciudadanos árabes israelíes han sido asesinados desde que Ben Gvir asumió como el responsable de la policía. 35 israelíes han sido asesinados por terroristas palestinos en lo que va del 2023, siendo este uno de los números más altos registrados desde la Segunda Intifada.
[2] Es importante destacar que, en comparación con el promedio mensual del año 2022, se ha observado un aumento sustancial y sin precedentes en este tipo de incidentes durante el presente año.
[3] HaMakhteret HaYehudit, una organización terrorista judía.
[4] Maldita sea su memoria.
[5] Meir Kahana fue un líder religioso y político israelí conocido por sus opiniones racistas, que abogaban por la expulsión de árabes palestinos de Israel y los territorios ocupados. Fundó el partido político Kach y su movimiento, la Liga de Defensa Judía, se destacó por su agenda radical y tácticas violentas.