Finalmente, luego de haber tensado durante meses la cuerda de las relaciones con los Estados Unidos hasta provocarle más de un disgusto a su presidente, Barack Obama, el premier israelí, Benjamin "Bibi" Netanyahu, decidió demostrarle al líder norteamericano (y, de paso, al público israelí) que sus intenciones de descongelar el "proceso de paz" con la dirigencia de la Autoridad Palestina (AP) son realmente serias.
Con tal propósito el gabinete de defensa israelí aprobó la medida consistente en "congelar" la construcciòn de nuevas viviendas privadas en los asentamientos judíos de Cisjordania por el lapso de diez meses. Sin embargo, la decisión no incluye a Jerusalén oriental. Y semejante exclusión, que deja al principal foco del conflicto fuera del "congelador", convierte en nada serias a las intenciones de Netanyahu a ojos de la dirigencia oficial palestina.
Para Mahmud Abbas (Abu Mazen), el titular de la Autoridad Palestina (AP), cualquier renuncia en el tema de Jerusalén implicaría el suicidio político. De manera que el supuesto giro dramático realizado por el dirigente israelí, un aparente desgarramiento de su entramado de convicciones ideológicas, sólo ha profundizado la parálisis en la que está sumergido el canal diplomático con los palestinos. Pero, en cambio, ya ha causado la reacción airada y militante de los colonos judíos de Cisjordania, quienes anunciaron que cortarán rutas y realizarán otro tipo de protestas hasta revertir lo que ellos consideran una "traición" por parte del líder de la derecha israelí.
"El destino de los poblados judíos de Judea y Samaria se determinará solamente en un acuerdo permanente", dijo el líder del Likud justificando su decisión de suspender temporariamente los planes de vivienda en los asentamientos de Cisjordania. Dado que un acuerdo de tal tipo no está a la orden del día ni se vislumbra en el horizonte de la realpolitik israelí, la evacuación de colonos asentados en territorio palestino no forma parte de la agenda gubernamental. Netanyahu intentó apaciguar los ánimos de los dirigentes del lobby colonizador mediante un guiño cómplice, como diciéndoles: "Si bien yo paralizo por un tiempo vuestro proyecto, yo sigo siendo vuestro hombre. Pueden seguir confiando en mí; hagan rechinar los dientes pero sigan conmigo, verán como dentro de diez meses Cisjordania se convertirá en un gran terreno en construcción".
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