Los desaparecidos judíos

Homenaje en la AMIA a las víctimas judías de la represión militar

El 25 de noviembre pasado, la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) y la Asociación de Familiares de Desaparecidos Judíos de Argentina (AFDJA)realizaron un acto conmemorativo en recordación de los desaparecidos judíos durante la última dictadura militar argentina. Estuvieron presentes autoridades nacionles, comunitarias y de organismos de derechos humanos y del Estado de Israel.

Este homenaje se viene llevando a cabo todos los años, desde el 2004, ocasión en la cual se inauguró un altorrelieve en memoria de los desaparecidos judíos en la plaza seca del edificio de la AMIA, obra realizada por la artista Sara Brodsky, cuyo hijo permacece desaparecido. A este acto concurrieron, especialmente invitados, el entonces presidente Néstor Kirchner y la actual mandataria Cristina Fernández.

De acuerdo a las investigaciones, durante el Proceso de Reorganización Nacional se registraron 30000 desaparecidos, de los cuales, aproximadamente, 2000 eran judìos. Las proporciones estimadas muestran que los judíos representan entre un nueve y un doce por ciento del total de los desaparecidos en el país, lo cual indica, por un lado, una participación mayor a la proporcional de los judíos en los movimientos opositores a la cruel dictadura militar, y por otro lado, un ensañamiento en la represión hacia los judíos. Marcos Weinsteim, presidente de la Asociación de Familiares de Desaparecidos Judíos en Argentina, explicó a la Agencia Judía de Noticias que “hubo un antisemitismo particular con los prisioneros de los campos de concentración. El tratamiento dentro de ellos era enormemente más agresivo y violento con los prisioneros judíos”.

El acto contó con la presencia de Fanny Mandelbaum, quien relató su historia personal como periodista judía en el país con amistades y conocidos involucrados en la Juventud Peronista. Explicó su reticencia a creer lo que en realidad estaba sucediendo, así como las advertencias que sus allegados le hacían acerca deocultar su profesión y su condición judía. “ser judía y estudiar una carrera humanista es un blanco fácil”, le decían.

Eduardo Luis Duhalde, secretario de Derechos Humanos de la Nación, hizo referencia a la conexión entre el odio antisemita del Proceso con la Shoa (Holocausto): “el terrorismo de Estado en la Argentina se construyó a la sombra de Auschwitz”, manifestó frente al auditorio que contaba con la presencia de autoridades comunitarias y nacionales. Por su parte,  Julio Alak, ministro de Justicia, también resaltó el nivel de persecución adicional que sufrieron los judíos, a la vez que mencionó la reciente derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, que otorgaban impunidad a los responsables de los asesinatos, como fuente de “esperanza de llegar a la verdad y hacer justicia”. 

Hizo, también, uso de la palabra el presidente de la mutual, Guillermo Borger, quien dijo que “recordar es la única forma de hacer justicia. Si bien somos considerados el pueblo del libro, tenemos memoria y esa es la única forma de poder sobrellevar esto” y destacó el rol de AMIA en sus funciones culturales, sociales y educativas.

Este acto generó polémica en la Comunidad Judía, lo que demuestra que las heridas no están cerradas. Pero así como, en plena dictadura, hubo actitudes y políticas totalmente equivocadas, no hay que dejar de reconocer como positivo y alentador, que desde hace seis años, se recuerde a los desaparecidos judíos, en la sede de la AMIA, que sufrió el mas grave atentado antisemita, después de la segunda guerra mundial, y a la vez se deje bien en claro, no solo la actuación de la dictadura genocida en general y su trato especial con los judíos, sino también su evidente identificación con la ideología y métodos nazis.

En definitiva, aquí se cruzan la Shoá, la cruel dictadura de los 70 y los atentados terroristas de los 90, pero también hay que sumarle, el furioso antisemitismo de la izquierda radicalizada, la que mientras se realizaba el acto en la AMIA, lo trataba de deslegitimar en la calle.

Recordar a aquellos que ya no están no solo evita que mueran dos veces, sino que al hacerlo logramos mantenerlos vivos en nosotros. Pero también es fundamental para poder seguir luchando por Memoria, Verdad y Justicia, sin las cuales es imposible construir el presente ni tener futuro.