Amigos:
Esta es la carta que envié a: www.rebelion.org una web española de izquierda propalestina.
Por supuesto, no la publicaron.
Antes de comenzar mi discurso voy a contarles mi prontuario criminal.
Soy un ser de casi 50 años americano del Sur, argentino y judío.
Vivo como trabajador de la salud con unos tres diferentes empleos.
Mis antepasados fueron: participantes masacrados de la guerrilla judía en el gueto de Varsovia, pioneros- combatientes de la maquinaria nazi y de la complicidad europea, trabajadores y políticos constructores de la revolución rusa de principio del siglo XX, perseguidos por los polacos con sus pogromes e intolerancia cristiana, partícipes en la creación del Estado de Israel, evento revolucionario apoyado por la izquierda y rechazado por los fascistas del mundo árabe con la violencia y la guerra, constructores de las comunidades socialistas israelíes, los primeros kibutzim: con el rifle, la pala y los libros de Marx y Borojov, trabajadores protagonistas de los grupos socialistas y anarquistas en la Argentina del novecientos, con una estética del vivir: pobre y educada, comprometida y solidaria con los cambios de la humanidad.
Hace unas horas el islamismo terrorista masacró al pueblo turco que concurría a las sinagogas bajo la alegría de los izquierdistas de café, los pajeros ideológicos.
Todos festejan la muerte de los judíos, mi muerte y la de mis familiares.
Acá, en Argentina, los asesinos islámicos apoyados por la policía, destruyeron la embajada de Israel y el centro comunitario judío: la AMIA. Ayer Buenos Aires, hoy Estambul, Turquía.
Los cobardes fascistas eligieron lugares donde musulmanes y judíos vivimos en paz y relacionados. Son bombas contra la humanidad, no contra los judíos solamente.
Pero los izquierdistas europeos disimulan su alegría.
Creen que los kamikases árabes son el camino de la revolución internacional socialista.
Mientras toman nuestro café americano, consumen nuestro tabaco y se dan con
los derivados de nuestra coca(más los productos del opio y el hashish árabe) proclaman la revolución, mantenidos por sus padres burgueses.
Son descendientes de los que nos colonizaron, del Imperio español: de la
Iglesia de la inquisición y las armas de fuego de la corona. Los que empezaron nuestras» venas abiertas» americanas.
Los que ayudaron a crear las oligarquías parásitas cómplices con los comerciantes europeos: ingleses, españoles, portugueses y luego, yanquis. Los que nos endeudaron para oprimirnos de por vida.
Los descendientes de los franquistas, que impidieron la revolución democrática en España ayudados por los amigos alemanes, japoneses y bajo la neutralidad internacional.
Son los que delataron a los republicanos, los que se ocultaron en el disimulo para no ser condenados por el poder militar y eclesiástico triunfante.
Son los revolucionarios de café.
No participaron de las experiencias americanas anti imperialistas, donde muchos judíos pusieron su cuerpo y sus ideas.
Se quejan del modelo capitalista en Madrid, Barcelona y París.
¡Qué fácil es ser progresista en esos lugares!
Donde las masas votan y aman el capitalismo. Donde los grupos de derecha son casi los principales gobernantes. Donde la ultra derecha anti humanidad es el segundo partido de importancia.
Donde Hitler es visto con cariño.
¡Qué fácil es hacerse el revolucionario en Madrid, Barcelona, París!
Los quiero ver viviendo en nuestros países, sometidos por ustedes.
Idealizan a los países árabes: son los buenos y los judíos israelíes son los malos.
¿Alguna vez aprendieron la existencia del pensamiento complejo, de la dialéctica?
El islamismo asesino no es revolucionario.
En Medio Oriente sólo la paz lo es.
Lo demás es una mentira para los tontos y prejuiciosos.
Vivir en el feudalismo árabe o en los países terroristas pseudo democráticos no es palpar el nacimiento del hombre nuevo guevarista. Irán y Siria apoyan el terrorismo. Unos utilizan al Líbano para cultivar opio, traficar armas y molestar a Israel, «los americanos del Medio Oriente».
El otro, financia y mantiene grupos asesinos que cometen atentados en lugares sin guerra.
Ustedes no son inocentes, son cómplices.
Son como sus antepasados colaboracionistas de los alemanes nazis, de los españoles franquistas, de los franceses entreguistas.
Soy un americano indio y judío.
Vivimos cinco siglos igual desde que ustedes nos conquistaron.
Soy un judío revolucionario: mataron a mis familiares y amigos en Buenos Aires y, ahora, en Estambul.
Mañana, volverán a hacerlo en cualquier otro país.
Bajo la alegría y la complicidad de ustedes: ¡ europeos!
Dr. Alejandro Wajner
Americano del Sur, argentino y judío.
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Leo con sorpresa en «cartas de lectores» una carga con el título «lo que no publicó rebelion.org». Pues bien, esa carta esta públicada antes de la publicación de la carta en este medio, pueden comprobarlo en http://www.rebelion.org/cartas.htm
Me gustaría que al igual que nosotros publicamos la carta del Dr. Wajner, publicaran esta rectificación en aras de la objetividad.
Saludos, Carlos Martinez de la redacción de rebelion.org
