Rechazo de Israel y Arabia Saudita

Acuerdo de las potencias con Irán sobre el programa nuclear


El grupo 5+1 (los miembros permanentes del Consejo de Seguridad más Alemania) llegaron a un compromiso con el régimen islamista para limitar su programa nuclear. El pacto se alcanzó en la tercera ronda de conversaciones desarrolladas en Ginebra. Se trata de un acuerdo provisional para dar un plazo de entre seis meses y un año a la negociación de un pacto definitivo.

El regreso a Ginebra de los ministros de Relaciones Exteriores de los seis países involucrados en las conversaciones (China, Rusia, Reino Unido, Francia y Alemania, además de EE UU), derivó súbitamente en un acuerdo que según analistas especializados podría exceder el ámbito del programa nuclear iraní. Algunos se animan a arriesgar que de llegar a buen puerto, ese “plan de acción” abriría la puerta a una nueva relación de fuerzas en Medio Oriente.
“Es un avance muy significativo para el desarrollo de nuestras relaciones de una forma más constructiva”, aseguró en un comunicado conjunto la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, quien coordinó las negociaciones con Teherán en nombre de las seis grandes potencias.

El texto elaborado en Ginebra establece que Irán suspenda sus actividades nucleares más controvertidas. De acuerdo con una copia difundida por la agencia iraní Fars, y que resulta consistente con el resumen distribuido por la Casa Blanca, durante los próximos seis meses, Teherán se compromete a neutralizar sus reservas de uranio enriquecido al 20%, no purificar ese material por encima del 5%, no hacer más avances en sus instalaciones de Natanz, Fordo y el reactor de Arak, además de permitir inspecciones más exhaustivas por parte de los equipos del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
“El acuerdo provisional gana tiempo para que se logre un avance mayor, ralentiza el reloj y da una oportunidad para crear confianza”, afirmó Jon Wolfsthal, vice director del Center for Nonproliferation Studies.
Sin embargo, los más críticos señalan que el compromiso no anula los avances de Irán en los últimos cinco años, que pusieron al régimen teocrático muy cerca de alcanzar capacidad de fabricar una bomba atómica si así lo decide el ayatolá Ali Jamenei, que como líder supremo tiene esa capacidad. De ahí que Israel o Arabia Saudita, que exigen el desmantelamiento completo del programa iraní, se sientan traicionados. Ambos ven amenazadas sus respectivas posiciones de liderazgo en la región, el primero como única potencia nuclear (aunque no declarada) y el segundo como principal garante del petróleo que mueve el mundo.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, caracterizó el acuerdo firmado con Irán como un error. En su discurso en la reunión semanal de gabinete, afirmó que «lo que se acordó en Ginebra no es un acuerdo histórico, es un error histórico. Hoy el mundo se volvió mucho más peligroso porque el régimen más peligroso del mundo dio un paso importante para conseguir el arma más peligrosa del mundo».
Sin embargo, a pesar de las declaraciones del primer ministro, los funcionarios israelíes no llegaron a amenazar con la acción militar unilateral que podría aislar aún más al Estado judío y poner en peligro su alianza con Washington, con la afirmación de que “se necesitaba más tiempo para evaluar el acuerdo”.

Además, desde la mirada de las grandes potencias, ni siquiera la operación militar puede cambiar el conocimiento que los científicos iraníes adquirieron. El objetivo del Grupo 5+1 es, de momento, impedir que el régimen teocrático obtenga una bomba nuclear, no que no tenga la capacidad de hacerla. Y aunque Estados Unidos no consideren el plan atómico sea un derecho como plantea Irán, el acuerdo lo reconoce como una realidad.

Al mismo tiempo, el equipo negociador iraní recibió un aval que le permite vender el acuerdo en su país, donde también afrontan un poderoso sector crítico. “Esta solución global permitirá a Irán disfrutar plenamente de su derecho a la energía nuclear con fines pacíficos bajo las normas del Tratado de No Proliferación y de acuerdo con las obligaciones que establece”, dice el acuerdo.
A cambio de sus concesiones, Irán obtiene, además de la promesa de volver a ser tratado como un país más, el cese de los esfuerzos para reducir sus ventas de petróleo, así como las medidas asociadas con su trasporte y aseguramiento. También se levantan las sanciones de los países occidentales a sus exportaciones de productos petroquímicos, el comercio de oro y metales preciosos, la industria del automóvil y los repuestos de aviación. En ese sentido, EE.UU. estima en 7.000 millones de dólares esos beneficios, apenas una fracción del grueso que las sanciones (que permanecen en pie) tienen para Teherán.