El doctor Marcos Wainstein dedicó muchos esfuerzos durante los últimos días para obtener, desde su casa en Buenos Aires, los nombres y direcciones de los miembros de la Comisión de Absorción de Inmigrantes del Parlamento israelí. Wainstein es un medico argentino. Su hijo Mauricio era alumno secundario de 17 años cuando fue secuestrado y asesinado por soldados de la dictadura militar que gobernó a la Argentina desde 1976 hasta 1983; su nombre esta aún en la lista de los miles de desaparecidos cuyos restos jamás han sido hallados.
Hace cuatro años Wainstein y otras decenas de personas, crearon la «Organización de familiares de desaparecidos judíos». El principal objetivo es incorporar a Israel a la lucha internacional que se desarrollaba en ese entonces en Europa para obtener la extradición de militares argentinos que habían actuado en la represión y el asesinato, y someterlos a juicio.
Wainstein buscaba las direcciones de los parlamentarios para informarles de la dura crítica, personal y de la organización, para con las conclusiones de la Comisión Interministerial para la Cuestión de los Desaparecidos Judíos en la Argentina. Hace dos años esta Comisión fue creada por resolución de la Comisión de Absorción de Inmigrantes, principalmente como respuesta a la gestión de Wainstein y sus compañeros.
No es la primera vez que queda decepcionado por la actitud de las autoridades israelíes. Wainstein, que durante la década del sesenta residió en Israel y cuyo hijo Mauricio poseía ciudadanía israelí cuando fue secuestrado y asesinado, sostiene que la indiferencia por el tema ya existía en la época de la dictadura argentina, y continua en la actualidad.
La comisión interministerial, formada en julio de 2000, está encabezada por el Vice Director General del Ministerio de Relaciones Exteriores y Director para Asuntos Latinoamericanos, Pinjas (Pini) Avivi, y por la Directora del Departamento Internacional del Ministerio de Justicia, la abogada Irit Kahan.
Un abismo
A fines de la década del ´90 varios países europeos comenzaron a actuar en el área legal para someter a juicio a militares que torturaron y asesinaron argentinos que poseían también ciudadanía de dichos países. Wainstein y sus compañeros estaban persuadidos que así debiera obrar Israel también.
De inmediato se abrió un abismo entre las expectativas de los familiares y las intenciones de quienes crearon la comisión. Los familiares esperaban que la comisión investigara la política de Israel y el desempeño de sus representantes en Argentina durante la Dictadura, y que se recomendara al Poder Judicial Israelí la adopción de la línea judicial europea. Por el contrario, el pliego de nombramiento de la comisión ni siquiera mencionaba dichos aspectos, sino que se refería a la recopilación de información que facilitara la localización de restos, y el hallazgo de los 21 nacidos a madres judías encarceladas, que fueron entregados en adopción después del asesinato de las madres.
Los miembros de la comisión, después de reuniones con expertos y de haber escuchado los testimonios de varias decenas de israelíes familiares de desaparecidos argentinos, en Jerusalem, efectuaron un viaje a Buenos Aires. Allí escucharon testimonios adicionales, mantuvieron reuniones con funcionarios argentinos, y visitaron las sedes de organizaciones que se dedican a localizar restos de asesinados y de su identificación. Recientemente se dio a publicidad un informe intermedio de su gestión, y en varios meses más se publicará el informe final.
La estrategia de lo “neutro”
«Si el informe final de la comisión será similar al informe intermedio», dice Wainstein en conversación telefónica desde su casa en Buenos Aires, no podré evitar la conclusión que el Gobierno de Israel nos pide a los padres judíos, que perdieron aquí a sus hijos durante la Dictadura, que nos dejemos de hinchar».
Lo que causa la ira de Wainstein es el hecho que el informe intermedio no contiene referencia alguna al papel de Israel durante la dictadura, y también rechaza la exigencia de acciones judiciales contra los militares que torturaron y asesinaron judíos.
La impresión que causa el informe intermedio es que la comisión evitó cuidadosamente recomendar cualquier medida contraria a las posturas del gobierno argentino, que se opone terminantemente a la posibilidad que militares argentinos sean juzgados fuera de Argentina, y que sostiene que deben ser juzgados, si fuera supuestamente necesario, solamente en tribunales argentinos.
No es difícil recibir la impresión que esta postura es cómoda también para Israel, dado que se condice con su propia postura en lo que respecta a la posibilidad que militares israelíes sean sometidos a procesamiento judicial en países europeos o en el Tribunal Internacional de Crímenes de Guerra que se ha creado en La Haya por actos realizados en los territorios ocupados.
El informe de la comisión, efectivamente, declara expresamente el apoyo de Israel hacia la postura judicial del gobierno argentino.
La recomendación fundamental del informe intermedio establece que «el Estado de Israel llamará oficialmente a la Republica Argentina a hacer justicia, a descubrir la verdad respecto a lo acontecido con los desaparecidos, y a someter a proceso judicial a los responsables, en su territorio».
Las otras recomendaciones se refieren al «otorgamiento de toda la ayuda posible y a su solicitud» a las Abuelas de Plaza de Mayo que se ocupa de localizar a los chicos que nacieron en cautiverio, y «la preparación de programas educativos para trabajadores estatales y para escolares», a la «creación de un site en Internet que incluya el informe de la Comisión y otros materiales recordatorios» y a «otorgar el auspicio» al área recordativa existente en el Bosque de Ben-Shemen erigido por iniciativa de los familiares de los asesinados.
«Se trata de un documento tibio y decepcionante», dice Wainstein. «No incluye casi nada de lo que esperábamos, y todo lo que incluye es completamente neutro».
Sin autocrítica
El doctor Mauricio Brodsky, quien peerdiera a su hijo Fernando y actúa junto a Wainstein en la organización que promovió la creación de la Comisión, expresa su crítica en forma más moderada: «la Comisión ha realizado una importante tarea, y sus miembros han demostrado empeño y buena voluntad, dice, pero han redactado un informe en el que faltan muchas cosas y en el que se mencionan algunas cosas problemáticas». Lo fundamental que falta, en su opinión, es la «autocrítica por la forma en la cual el Estado de Israel y su Embajada en la Argentina se desempeñaron durante la dictadura. Nosotros y otras familias judías golpeamos en ese entonces la puerta de la Embajada y fuimos siempre rechazados. Pensé que a través del Informe podría comprender las razones. Si se trataba de una política dictada desde Israel, o si así se había resuelto en la Embajada, y si estaba relacionado con las relaciones políticas y de otras clases entre ambos países? Al respecto, no hallé ninguna palabra en el informe”.
El capítulo imperdible
Avivi, presidente de la Comisión, responde a los comentarios de Wainstein y Brodsky: «todo ese tema será tratado en un capítulo especial del Informe Final de la Comisión, a pesar que no estaba incluido en el mandato originario de la misma». Dicho capítulo será redactado por Efraim Zadoff, historiador especialista en historia de los judíos argentinos y miembro observador de la Comisión.
A Zadoff se le concedió acceso a archivos que habían estado vedados en el Ministerio de Relaciones Exteriores israelí, y el capítulo que redactará será incluido en el Informe Final con su firma, y no con la de la Comisión, ya que en caso de hacerlo de ese modo se produciría un conflicto de intereses dado que Avivi se desempeñó, a fines de la década del ´70, como Primer Secretario de la Embajada de Israel en la Argentina.
“Poca disposición
a buscar la verdad”
Brodsky encuentra también dificultad en aceptar el hecho de que el Informe Preliminar se abstiene de recomendar alguna acción judicial contra los implicados en torturas y asesinatos de judíos. «Acepto y respeto la objeción según la cual la ley israelí no permite exigir la extradición de los criminales», nos dice.»Lo que no puedo aceptar es el hecho que Israel no esté dispuesta a tomar acciones alternativas en el campo internacional: podría dirigirse al Tribunal Internacional de La Haya, podría presentar la cuestión en distintas instituciones internacionales, podría pasar la información al juez español Baltazar Garzón, podría hacer pública su voz en los medios de difusión, pero no esta dispuesta a hacer nada.»
La misión
La respuesta de la abogada Kahan: «desde el primer momento en Argentina les explicamos claramente (a los familiares) que no accionaremos para la extradición de militares (argentinos) a Israel. Les explicamos que no hay tratado de extradición con Argentina, y que la legislación israelí no nos permite juzgarlos en Israel. Nuestra postura judicial es perfectamente clara: los juicios deben realizarse donde se cometieron los delitos».
Avivi, por su parte, se compromete a que Israel pasará la información de la que dispone al juez español Baltazar Garzón, que acciona para lograr la extradición de generales argentinos a España. Avivi manifestó, por último, que se está considerando la posibilidad de declarar a varios de dichos generales «persona non grata» en Israel.
«La Comisión -agregó Kahan- actuó de acuerdo a su mandato, y éste se refería – fundamentalmente- a la ayuda en la localización de restos».•