Polonia marca la cancha

La asunción del nuevo gobierno dirigido por Donald Tusk abre una esperanza en la lucha mundial contra las extremas derechas. ¿Qué pasará con la relación con Israel?
Por Ariel Bank

En un cine de Varsovia, la sala está repleta de personas que se sientan para disfrutar de un espectáculo. Comen pochoclos, toman algunos refrescos y charlan entre sí mientras esperan que se apaguen las luces. Con el correr de los minutos, la pantalla se ilumina. Pero lo que van a pasar no es una película donde actúan actores famosos de Hollywood. Tampoco será una película que haya estado en Cannes o la Berlinale. Lo que transmiten es la sesión en el Parlamento donde se discute quien podrá reunir la mayoría para ocupar el cargo de Primer Ministro. El público en el cine celebraba cuando el resultado favorecía a Donald Tusk, el nuevo mandatario del país que desplazaba del gobierno a la extrema derecha después de 8 años. Años en los que Polonia se hizo famosa pero no por motivos muy agradables.

En el 2015, el partido Ley y Justicia (PIS en polaco) arrancó su periodo de gobierno venciendo con mayoría absoluta de la mano de Beata Szydlo, que hasta ese entonces era inédita en el país desde la caída del comunismo. Lo lograron con críticas contra las políticas de la Unión Europea así como enarbolando posturas nacionalistas. Una de sus posiciones más cuestionadas al exterior del país fue la actitud reacia hacia la llegada de inmigrantes. Económicamente ha impulsado la distribución de subsidios mensuales para las familias con mayor cantidad de hijos. Este programa es una cabal demostración del valor que le da este partido al modelo de sociedad basado en la familia tradicional. Este ítem es importante ya que es una de las razones por las cuales estuvieron tantos años en el gobierno: la combinación de nacionalismo, tradicionalismo y desarrollo económico.

A nivel judicial, el gobierno de Szydlo impulsó una reforma que ocasionó problemas con la Unión Europea e incluso trajo consigo problemas al interior de su partido, ya que el propio presidente del país, Andrzej Duda, llegó a vetar dos artículos. En esa reforma ya se observaba que el ejecutivo podría incidir en el Tribunal Supremo, lo cual habría terminado con el principio republicano de separación de poderes. La reforma se intentó llevar a cabo con poco tiempo de discusión y casi sin modificaciones en la letra del proyecto. Esto llevó a la realización de movilizaciones masivas en las calles de todo el país, lo cual incidió en un desgaste en el poder de la entonces primera ministra. Szydlo estuvo hasta el 2017 en el cargo y en su lugar asumió el hasta entonces ministro de finanzas Mateusz Morawiecki.

Su gestión continuó con la línea iniciada por la anterior premier y esto se pudo ver con gran claridad en la reforma judicial. La aplicación de políticas para disciplinar a integrantes del Poder Judicial se dio con gran ímpetu bajo su gobierno, y llevó a que la Unión Europea iniciara procedimientos legales en su contra. Este enfrentamiento va más allá de las cuestiones judiciales. La creación del Grupo de Visegrado (Polonia, Chequia, Hungría y Eslovaquia) ha servido para unificar posturas euroescépticas y de fuertes cuestionamientos a las democracias occidentales. Este bloque ha actuado en forma coordinada en el seno de la Unión Europea para oponerse a buena parte de las políticas emanadas desde Bruselas. Debemos recordar que, para poder llevar adelante algunos asuntos estratégicos en el seno de la UE, es necesario el voto positivo de todos los países miembros. En esos casos, su influencia se nota pues sirve para incidir en el tenor de las políticas europeas a aplicar.

En materia de libertades democráticas, el PIS también aplicó una fuerte restricción de las mismas al perseguir a medios de comunicación que no fueran leales con el relato oficialista. Aprobaron una ley que en la práctica llevaba a una desinversión del principal canal de televisión opositor TVN. Movilizaciones callejeras, presiones internacionales y una intervención de último momento de parte del Presidente, lograron que se vetara la ley. Las mujeres no tuvieron tanta suerte con el asunto del aborto. A finales del 2020, el Tribunal Constitucional aprobó la limitación del derecho al aborto en casos de malformaciones graves del feto, lo cual es uno de los principales motivos por las cuales se practica el aborto en el país. En la práctica, restringía ese derecho de manera drástica e incluso se empezó a perseguir bajo amenaza de penas de cárcel a aquellos profesionales que asistieran a las mujeres en la realización de esa práctica. Incluso existieron casos de refugiadas de la guerra de Ucrania que estaban en Polonia y al darse cuenta de las restricciones legales con el aborto, se dirigían a otros países para poder ser atendidas por profesionales.

Ni hablar de la persecución que sufrió el colectivo LGTBQ. Es uno de los grupos sociales más perseguidos por el gobierno de extrema derecha. Para el Presidente Duda, quienes perteneces al colectivo LGTBQ no son personas sino una ideología, que incluso calificó como “más destructiva” que el comunismo. Se impulsaron políticas de persecución contra la “ideología LGTBQ”. Hubo campañas perpetradas por la organización extremista “Fundacja Pro” que vinculaban la homosexualidad con la pedofilia; un juzgado de la ciudad de Breslavia consideró que “la campaña no adoptó críticas agresivas, y mucho menos eslóganes que buscaran estigmatizar u hostigar«.

Los vínculos con Israel

El Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu ha forjado lazos con el grupo de Visegrado basados en un profundo rechazo a las libertades democráticas, pero su unión implicaba convivir con contradicciones ideológicas entre las corrientes derechistas de cada país. Es que el gobierno construyó un relato dirigido a su ciudadanía basado en la idea de que solo los polacos fueron víctimas del holocausto. Idea que choca con la historia pues en Polonia fueron muchas las personas que colaboraron con el exterminio de judíos (en algunos casos lo hacían sin ninguna intervención de los nazis). La masacre perpetrada en Jedwabne es una prueba clara de que el relato nacionalista polaco choca con la realidad histórica. Tan obsceno fue ese relato que para poder imponerlo aprobaron en el 2018 una ley que castigaba a todo aquel que acusara a Polonia de ser parte de los crímenes del Holocausto. Para el nacionalismo polaco, solo los alemanes fueron responsables de los crímenes cometidos. Ante esto, en Israel hubo reacciones claras y contundentes de parte de funcionarios como Israel Katz (Likud) quien afirmó literalmente que “los polacos maman el antisemitismo en la leche materna”.

Durante el periodo del gobierno israelí entre Naftali Bennett y Yair Lapid (junio 2021-diciembre 2022), las relaciones se tensaron, ya que, en agosto del 2021, el Sejm (el Parlamento polaco) aprobó una ley por la cual se impusieron fuertes límites a la posibilidad de realizar litigios judiciales ante el Estado polaco por la restitución de los bienes robados durante la Segunda Guerra Mundial y en la posguerra. Esta medida generó mucha bronca en los gobiernos israelí y norteamericano ya que muchos de los que estarían en condiciones de exigir la restitución de sus bienes residen en esos países. El entonces canciller israelí, Yair Lapid, tildó a la norma como “una ley antisemita y antiética” y expresó que “Polonia se ha convertido en un país antidemocrático y antiliberal que no honra la mayor tragedia de la historia humana”. Eventualmente se fueron recomponiendo las relaciones entre ambos países. Con el regreso de Netanyahu al poder, volvió la sintonía entre ambos gobiernos y esto se notó en el proyecto más cuestionado de la actual gestión de Bibi, la reforma judicial.

Se establecieron contactos fluidos con integrantes del gobierno de Mateusz Morawiecki, ya que se encontró en Polonia una inspiración para ejecutar su nefasta reforma judicial. Al menos eso es lo que se desprende de las declaraciones que hiciera el entonces vicecanciller Pawel Jablonski a finales de marzo del 2023. En la radio RMF de Polonia afirmó lo siguiente: “por supuesto, estamos hablando con Israel y en cierta medida hemos compartido nuestras experiencias en este ámbito”. Y para que no queden dudas afirmó “la propia parte israelí nos preguntó al respecto”. Al mismo tiempo, las propias fuerzas de oposición de cada país se contactaron entre sí para compartir experiencias sobre la reforma judicial. Dirigentes de la sociedad civil polaca, como la abogada Paulina Knapik o la jueza Joanna Hetnarowicz Sikora, comenzaron a asesorar a la oposición israelí sobre los métodos con los cuales el gobierno había logrado doblegar las movilizaciones. Así como la reforma judicial de Bibi Netanyahu dividió a Israel en el 2023, antes había dividido a Polonia.

Nuevos aires soplan en el Vistula

Estos temas movilizaron al electorado a ir a las urnas en octubre del año pasado, logrando finalmente el número en el Sejm para impedir la formación de un nuevo gobierno. Donald Tusk, líder del partido Plataforma Cívica (centroderecha) obtuvo el segundo lugar en las elecciones, pero logró obtener los apoyos en el Parlamento para formar un gobierno de coalición que pusiera fin a los años de hegemonía ultraderechista. Su gobierno arrancó los primeros días de diciembre y tiene enormes desafíos que resolver. A los problemas mencionados anteriormente se suma el asunto de la guerra de Ucrania y la manera de gestionar las diferencias internas entre los socios de gobierno. Es que mientras el ahora opositor PIS se maneja de manera disciplinada y ordenada, los partidos que integran el actual bloque de gobierno tienen diferentes visiones sobre distintos asuntos. El aborto es un ejemplo de esa diversidad de opiniones ya que un sector plantea su despenalización retornando a la situación previa al gobierno del PIS y otros, como el partido Nueva Izquierda, plantean la interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana 12 a libre voluntad de la mujer. Este tema, en un país con una gran tradición católica, puede provocar dificultades en la gestión de gobierno.

En estos momentos, la mayor dificultad pasa por el choque entre el Presidente y el flamante Primer Ministro, ya que ambos pertenecen a partidos distintos y difieren en la visión sobre los medios de comunicación públicos. Mientras el PIS gobernaba, los medios estatales fueron acusados en ocasiones de actuar como medios de propaganda gubernamental. Uno de los primeros objetivos del nuevo gobierno es terminar con esta línea editorial para que los medios sean de carácter público en lugar de gubernamentales. El despido de las cúpulas de la televisión pública, así como de la radio pública, son un claro ejemplo de esto. La extrema derecha (con el apoyo del Presidente) se reagrupa en torno a este asunto para tratar de socavar el nuevo gobierno desde el primer momento.

Pero lo que sucedió en Polonia es una enseñanza, ya que, a pesar de las adversidades, el pueblo logró sacarse de encima a una dirigencia más empecinada en imponer su dogma que en servir a los intereses de la ciudadanía. Las movilizaciones en la calle de manera permanente surtieron efecto y lograron el desgaste de la imagen pública necesaria para que el PIS no pueda formar nuevamente gobierno. Ahora toca el turno al pueblo de construir un país que sea reconocido por su aporte a la humanidad más que por la intolerancia y el autoritarismo. Ya les mostraron al mundo como se frena a la extrema derecha en las urnas, ahora quedará en ellos la responsabilidad de mostrar al mundo como cambiar la realidad.

Foto de portada: Andrzej Duda firmando la ley que limita la posibilidad de reclamar bienes confiscados durante y después de la Segunda Guerra Mundial.