El 26 de mayo, Hanan Yablonka, cuyo cuerpo fue encontrado en un túnel en el campamento de refugiados de Jabaliya, fue enterrada. Al funeral asistieron multitudes, incluidos familiares de otros secuestrados que se sabe que siguen vivos y que continuan cautivos por Hamas desde hace casi ocho meses. La semana pasada se publicó el video del secuestro de las observadoras de la base de Nahal Oz, lo que causó una gran conmoción y ansiedad sobre su destino. Ante estos acontecimientos, y a la luz de la posibilidad de reanudar los contactos para llegar a un acuerdo, el primer ministro Netanyahu consideró oportuno emitir una declaración en la que afirmaba que no aceptaría la exigencia de Hamas de detener la guerra en Gaza como parte de un acuerdo para liberar a todos los rehenes.
El 3 de junio de 1982, hace 42 años, asesinos de la organización de Abu Nidal dispararon contra el embajador israelí en Londres, Shlomo Argov. Argov resultó gravemente herido. El atentado terrorista fue aprovechado como un pretexto para la Primera Guerra del Líbano, que comenzó con un bombardeo masivo de Beirut y continuó, de hecho, hasta la retirada del Líbano 18 años después.
En la sesión plenaria de la Knesset celebrada en junio de 1982, el primer ministro Menachem Begin respondió enérgicamente a las condenas mundiales de Israel. Condenas que recuerdan a las que se escuchan hoy en el mundo tras la guerra en Gaza: «En las últimas tres semanas, el mundo ha estado inundado de falsas conspiraciones. Los alemanes, los exterminadores y los hijos de los exterminadores dicen que el renovado ejército judío está cometiendo actos nazis, y en otros países hablan de genocidio y masacre», se quejó Begin. «Todos los miembros del gobierno y los comandantes militares que escuchen mis palabras testificarán si, cuando se presentaron los mapas y los comandantes mostraron al gobierno un plan de ataque justo y necesario en respuesta a un vil acto de asesinato contra hombres, mujeres y niños, no fue la primera pregunta que le hice al comandante: ´¿Dónde están los civiles?´ y si la respuesta fue ´demasiado cerca del objetivo´, el mapa fue retirado de la mesa. Solo cuando la respuesta fue: ´No hay peligro de dañar a civiles en este bombardeo, y todos los miembros del gobierno están sentados aquí sin excepción y testificarán´, aprobamos la operación».
El número de civiles muertos y heridos en la Primera Guerra del Líbano por fuego de las FDI plantea dudas sobre si el gobierno de Begin realmente estableció e implementó una regla general para que no lleven a cabo ataques que -de antemano- se sabía que que dañarían a los civiles. El enorme número de civiles muertos y heridos desde el 7/10 en ataques israelíes en la Franja de Gaza demuestra -más allá de toda duda- que semejante norma general ni siquiera estaba en la imaginación de Netanyahu. En la política israelí, los funcionarios electos no pagan precio alguno por no preocuparse por las vidas de los palestinos. Por el contrario, se benefician del desprecio y la incitación a dañarlos. La novedad de la actual guerra en Gaza es el desprecio personal de Netanyahu, de los ministros de su gobierno y de los miembros de su coalición por la vida de los ciudadanos israelíes. Desde el estallido de la guerra, los periodistas Yossi Melman y Amos Harel han tratado extensamente cómo Netanyahu saboteó personalmente la posibilidad de llegar a un acuerdo que salvara la vida de los rehenes que sobrevivieron al cautiverio de Hamas. Netanyahu también se abstuvo de tomar decisiones que podrían haber detenido el estancamiento de las FDI en la Franja de Gaza. Estancarse significa un «goteo» diario de un número de soldados heridos o muertos.

Por otro lado, Netanyahu no tiene ningún problema en utilizar a los soldados de las FDI como escudos humanos contra las críticas públicas. Por ejemplo, a través de su estadía con soldados solitarios y heridos, excusó la celebración del Séder de Pésaj con su esposa en el lujoso Hotel Waldorf Astoria, y su ausencia física de las ceremonias del Día de la Independencia. Netanyahu está explotando la conmoción y la depresión que ha prevalecido desde el 7/10 en el público israelí en su conjunto, y especialmente entre las masas de israelíes que han resultado heridos, han perdido a sus seres queridos, han sido evacuados de sus hogares o han colapsado económicamente, para oscurecer el hecho de que incluso si la guerra en Gaza comenzó como una «guerra sin elección» en el ataque asesino de Hamas, rápidamente se convirtió en una «guerra de elección». Una guerra que podría y debería haber terminado hace mucho tiempo con un acuerdo para liberar a todos los rehenes. Después de varios meses en los que Melman, Harel y otros periodistas advierten repetidamente que Netanyahu está fanfarroneando su promesa de «victoria total», que la fase de la gran operación terrestre ha terminado y que las fuerzas agotadas de las FDI se están hundiendo en el «pantano de Gaza» sin ninguna esperanza o dirección real, el ministro de Defensa Yoav Galant se despertó (15 de mayo) y exigió públicamente que Netanyahu mantuviera un debate sobre la cuestión del «día después».
En lugar de escuchar las tonterías y la desinformación de Netanyahu y sus secuaces, el público israelí debería escuchar la advertencia del embajador Argov, publicada por el difunto Yoel Marcus en Haaretz en julio de 1983, aproximadamente un año después de su intento de asesinato. «No se puede hablar de guerras que valgan la pena. Para nosotros, toda guerra no vale la pena», dijo el embajador cuyo ataque terrorista abrió la primera «guerra de elección» de Israel: «En la guerra no hay lugar para experimentos porque los experimentos pueden terminar en fracaso y el fracaso en catástrofe”.
Somos el único país que lucha por su vida cada vez que saca la espada de su vaina. Por eso, los que hablan de guerra y otros que la llevan a ella deberían pensar más de dos veces en los costos, sobre todo en vidas humanas.
Somos un pueblo escaso en recursos humanos. No podemos hacer experimentos con la esperanza de que uno de ellos funcione bien, e incluso uno de ellos salga bien: ¿que pude ser bueno cuando hay brazos y piernas amputadas? Demasiados israelíes y palestinos han pagado con sus vidas, cuerpos y almas los experimentos llevados a cabo por Netanyahu y Sinwar.
El público israelí debe objetar el hecho de que, en lugar de liberar a los secuestrados, Netanyahu continuará librando una guerra de elección en Gaza.