“Hasta la victoria total”: ¿guerra santa bíblica de Bibi contra el Jihad del Hamas?

Una repulsiva confluencia de prohibición internacional, militarismo triunfalista, angustia familiar y chantaje terrorista acechan simultáneamente a Rafah, último baluarte bélico del Hamas.
Por Leonardo Senkman, desde Jerusalén

La perversa convergencia de enemigos a muerte entre sí, pugna en un polvorín cuadrilátero urbano superpoblado que está a punto de sellar la suerte de la guerra en Gaza. Tzahal ya logró conquistar el centro mismo de Rafah y acaban de morir decenas de civiles en un campamento de desplazados aledaño. El objetivo del ataque aéreo fue liquidar a dos jefes del Hamas, pese a que hacía tres días el Tribunal Internacional de Justicia ordenó a Israel, en sentencia ambigua, que detuviera (o detuviera parcialmente) su ofensiva en una ciudad atiborrada de niños mujeres y ancianos.

Me imagino una confluencia esperpéntica. Tzahal atrinchera tropas en una esquina del cuadrilátero sitiado mientras el Tribunal, desde otro vértice, está apercibiendo al ejército para que no ataque. En la tercera esquina del cuadrilátero merodean desesperadas súplicas de los familiares para parar la guerra, aterrorizados de que termine con la vida de sus rehenes amados. En la cuarta y última esquina de Rafah, agazapados en el ángulo subterráneo y atravesado de laberintos, terroristas de uno de los tres batallones de Hamas emboscan a soldados y procuran alentar a los familiares para que también ellos ayuden a parar la guerra. Milicianos islámicos que habían secuestrado a sus seres queridos ahora convergen ignominiosamente en ambos lados adyacentes del cuadrilátero para juntos presionar a Israel a detener la guerra. El simétrico interés común de ambos coincide en el vértice compartido, porque ahora son enemigos que mutuamente se necesitan. Siniestramente, los familiares y el Hamas, se han transfigurado en diabólicos aliados porque a ambos también les perjudica la intransigencia de Netanyahu, quien rechaza parar la guerra hasta “la victoria completa”.

Familiares y terroristas del Hamas vienen escuchando la vehemencia de Netanyahu de no parar la guerra para evitar canjear rehenes por prisioneros palestinos. Ambos repugnados aliados, cada uno desde esquinas enfrentadas, escuchaban a funcionarios de Estados Unidos que adelantaron al primer ministro haber logrado un nuevo progreso en las negociaciones de un acuerdo de rehenes, pero le exigían una tregua en los planes del asalto inminente a Rafah. Una vez más, Netanyahu se negó rotundamente: «La idea de que detendremos la guerra antes de alcanzar todos sus objetivos está fuera de discusión. Entraremos en Rafah y eliminaremos a los batallones de Hamas allí, con o sin un acuerdo, para lograr la victoria total», advirtió ante desesperados familiares de rehenes que reclaman una tregua y negociar el canje.

Vísperas del Día de Rememoración de los Caídos en Guerras de Israel, familiares de rehenes en Gaza organizaron el sábado 18 de mayo una protesta contra Netanyahu. No me cabe duda que el comandante militar de Hamas, Yahya Sinwar, escuchó esa noche a Na’ama Weinberg, la prima de Itay Svirsky, muerto en cautiverio, que desenmascaró públicamente la patraña urdida por el primer ministro acerca de que continuaría la guerra “hasta la victoria total”.

Na’ama Weinberg desahogó toda su rabia: “Es culpa de Netanyahu que no haya un acuerdo para liberar a los rehenes y que no se traiga a los rehenes a casa. Netanyahu está abandonando a nuestros familiares y dejando que ellos se mueran, todo por sus propios intereses políticos. Entrar en Rafah y ampliar las operaciones militares allí obstaculiza las negociaciones para la liberación de los rehenes y pone sus vidas en grave peligro. Mientras Netanyahu esté en el poder, los rehenes no regresarán. Él no quiere que regresen”. (https://www.democracynow.org/es/2024/5/13/titulares/families_of_hamas_captives_protest_netanyahus_handling_of_hostage_crisis_on_israeli_memorial_day)

Al cabo de meses emocionalmente extenuantes, la promesa del primer ministro israelí de una “victoria total” contra Hamás suena a tramposa dilación para casi todas las familias de los rehenes, Sharon Kalderon, cuyo cuñado, Ofer, sigue en cautiverio, se quejaba en marzo pasado: “Leemos las noticias cada minuto. Egipto dice algo, los cataríes dicen algo distinto, los estadounidenses afirman que está cerca un acuerdo, pero Israel dice que no es así (…) Tratamos de leer entre líneas, pero no hemos sabido nada de Ofer durante meses. Nada que nos dé un poco de calma” (Entrevista de Julia Frankel, 14.3.24 https://apnews.com/world-news/general-news-2079d8b408b4f452e43043e1c5570694)

Los familiares se sienten traicionados por el gabinete de guerra y abandonados también por los tribunales locales e internacionales.

El profesor Eliav Lieblich, experto en derecho internacional de la Universidad de Tel Aviv, advirtió sobre los próximos fallos del Tribunal Internacional para parar la guerra después del reciente ataque aéreo en Rafah el domingo que provocó la muerte de niños, mujeres y ancianos. «El tribunal consideró que existe la posibilidad de que las condiciones creadas debido a los combates en Rafah (en particular, la evacuación masiva a zonas donde no hay condiciones de vida adecuadas) pongan en peligro los derechos de los palestinos según la Convención sobre el Genocidio», dijo Lieblich. “El tribunal le está diciendo a Israel una de dos cosas: o cambia su modus operandi en Rafah inmediatamente -es decir, detiene la evacuación masiva y pasa a acciones específicas- o cambia dramáticamente la situación humanitaria en Al-Mawasi y la región. Los combates en las condiciones actuales no pueden continuar”, dijo Lieblich, refiriéndose a la supuesta zona segura de Al-Mawasi, en el suroeste de Gaza, donde a los evacuados Tzahal les ha dicho que pueden encontrar seguridad.

Pero el Prof, Lieblich y los expertos israelíes en derecho humanitario internacional casi no advierten sobre la suerte de los rehenes. En su fallo del viernes, el Tribunal ordenó a Israel que presentara un informe en el plazo de un mes detallando cómo se han implementado las órdenes a fin de evitar que la situación humanitaria siga deteriorándose.

Pero ni una palabra alude el Tribunal para saber en un mes qué propone Israel a fin de liberar a sus rehenes compatriotas.

El gabinete de guerra no está de acuerdo con la demanda de Hamas de que Israel ponga fin a la guerra como parte de un acuerdo de rehenes, y algunos ministros creen que hay espacio para la negociación, mientras que Benjamín Netanyahu lo sigue viendo como equivalente a rendirse al grupo terrorista. Sin embargo, un funcionario israelí involucrado en las negociaciones dijo a la emisora pública Kan que la posible reanudación de las conversaciones sería “la última oportunidad de traer de vuelta a los rehenes y llegar a un acuerdo. Tanto [Israel] como los mediadores entienden que, si no hay acuerdo, Tzahal entrará con toda violencia en Rafah y los rehenes no serán liberados. Mientras tanto, los rehenes están muriendo y la situación podría empeorar», concluyó el funcionario. (“War cabinet said to disagree over Hamas demand to end war in hostage deal”, Toi Staf, The Times of Israel. 29.5.)

El Canal 12 informó el martes que funcionarios occidentales habían dicho a Israel que debería poner a prueba la respuesta del líder de Hamas, Yahya Sinwar, a una posible propuesta que incluiría un alto el fuego a largo plazo, la reconstrucción de Gaza, un mecanismo de gobierno para la Franja que no involucra al grupo terrorista, y el exilio de sus líderes.

Pero Netanyahu no está preparado para discutir tal escenario, según el informe. Tampoco muchos israelíes, convencidos por la demagogia de su primer ministro.

Lamentable, aunque previsible reacción de la ciudadanía, la mayoría de los israelíes se dejará convencer por Netanyahu de la necesidad de continuar la guerra “hasta la victoria total”, aceptando definitivamente pagar el precio que pone en peligro la vida de los rehenes.

El periodista Roger Alper acaba lucidamente de advertirlo: “La historia de La Haya es fácil de comercializar en un paquete simplista y sarcástico: frente a las órdenes de arresto, todos somos Netanyahu (…) La comparación hecha por las órdenes de arresto entre Netanyahu y Sinwar preparará, a los ojos de muchos israelíes, acciones israelíes más extremistas en Gaza (…) Parece que en el fondo de sus corazones la mayoría de los israelíes han aceptado el hecho de que los secuestrados no regresarán. Lamentablemente, los ´gritos de las familias de los secuestrados´ se han convertido en un ritual televisado que evoca un sentimiento de victimismo colectivo y autocompasión”. (Roger Alper, “La petición del Fiscal General ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya – un gran regalo para Netanyahu», Haaretz, 21/5/24)

El Dr. Shaul Arieli arriba a la misma conclusión no como periodista sino como estudioso de las motivaciones belicistas del gobierno y de los males de la sociedad israelí actual: “El abandono de los rehenes es el precio exigido por el gobierno de Netanyahu para poder conquistar Gaza, avanzar en sus ideas anexionistas, garantizar la corrupción institucionalizada del partido gobernante y la de su propia supervivencia política. Pero recuperar a los rehenes, vivos y muertos, exige también de nosotros comenzar a recuperar la solidaridad y responsabilidad social en el corazón profundo de la sociedad israelí, judíos y árabes por igual”. (Shaul Arieli, “Somos nosotros quienes los abandonamos”, Haaretz, 22.5.24)

Ecos bíblicos de Guerra Santa en la “Inundacion Al Aksa” del Hamas y en los “Sables de hierro” de Tzahal 

Pocos dudan del carácter religioso de guerra santa (Jihad) lanzada por el Hamas contra los odiados sionistas a quienes acusan de haber profanado Dar al Islam con sus asentamientos en Palestina. La masacre perpetrada el 7/10 fue la más monstruosa batalla de la sagrada Jihad que el Movimiento de Resistencia Islámico juró perpetrar en sucesivas batallas desde su fundación en 1987.

Muchísimo más azaroso resulta conjeturar rasgos de “guerra santa bíblica” en algunos de los ataques supuestamente profanos que Tzahal ha lanzado durante su devastadora ofensiva militar de venganza en Gaza por aire, tierra y mar.

Sin trasplantar rasgos de guerra santa del Antiguo Israel bíblico a la actual beligerancia de Tzahal en Gaza, primeramente, me propongo recordar dos trazos paradigmáticos de las guerras de Jehovah, e inmediatamente después, citaré algunas declaraciones deliberadamente con ecos bíblicos de políticos de la derecha israelí.

Una manifestación violenta en la guerra santa bíblica era el anatema, o destrucción del Jerem en la idolatra ciudad sitiada, comúnmente traducido como excomunión de la comunidad sagrada. Pero la significación semántica textual de Jerem denotaba “exterminio ritual del botín de guerra”, (Deuteronomio,3,6) el cual pertenecía a Yahveh, vencedor único en la batalla sagrada cuyos despojos eran recogidos por los israelitas. Aunque la doctrina del Jerem-anatema ha provocado interminables polémicas historiográficas, Rivon Krygier concluyó que su significado denotaba el exterminio de la población que, pese a su inmoralidad, legitim‎ó la tradición veterotestamentaria. (Rivon Krygier, “Did God command the extermination of the canaanitas?, Conservative Judaism 57/2. 2005, p.78; Wichael Walzerm “The idea of Holy War in Ancient Israel: Journal of Religious Ethics: 22, 1992, p.290)

La exigencia de Yahveh de destruir el anatema tiene su fundamento en la repulsión a que los pueblos conquistados pudieran atraer a los israelitas a la adoración pagana de sus dioses. Además, la guerra propugnada por el Deuteronomio no tenía por finalidad propagar la fe mediante la violencia, la conquista o el misionerismo religioso, un propósito de la guerra santa que comúnmente asumieron el Islam y las guerras de religión y conquista colonial cristianas. Más aun, pese a que Yahveh de los ejércitos era implacable, también fue misericordioso y paciente con los enemigos de Israel (Salmo 86:15). En el relato del Deuteronomio (20:10-13) ordenó que, antes de que Israel le declarara la guerra a una ciudad, debía “anunciarle condiciones de paz” para que sus habitantes tuvieran la oportunidad de cambiar su conducta y, así evitar la guerra”. Estas palabras suyas lo confirman: “No quiero la muerte del malvado, sino que cambie de conducta y viva”. (Ezequiel 33:11, 14-16).

El Pentateuco no ofrece verdaderos relatos de batallas precisamente porque en la guerra santa Yahveh era el «guerrero divino», el luchador por la justicia: segundo rasgo constitutivo del relato de guerras santas en la Biblia hebrea.

En la época de los Jueces, las tribus israelitas consideraban a Yahveh como el único Juez y Libertador, que defendía, si era preciso con la guerra, la causa de la justicia, tanto en las relaciones entre tribus como en las relaciones de Israel con otros pueblos. Tal vez sea la razón por la cual en la narrativa bíblica la violencia no sea un actante literario (estético) o histórico, tal y como lo ha sido en la literatura clásica greco romana. La violencia en la Biblia es un vector religioso consagrada a la reinstauración de justicia.  

En el Antiguo Testamento la guerra santa fue comun durante todas las épocas, en las batallas tribales y también vigente en la época posterior, davídica y monárquica. Asimismo, fue bien conocida en todo el Antiguo Oriente. En Egipto, Ugarit, Mari y en los reinos hititas y neo asirios las guerras entre ciudades Estado eran considerada guerras santas. Sus dioses “locales” vigilaban y decidían el curso y el éxito de las guerras. (G.H. Jones, “The concept of holy war”, The World of Ancient Israel. Sociological, Anthropological and Political Perspectives, ed. R.E. Clements, Cambrige UniversityPress, 1989, 299-321; page 14)

Julio Trebolle Barrera recuerda el hecho de que inicialmente no se diferenciaba entre guerras profanas y santas, dando lugar a que guerras de carácter absolutamente profano pasaran a ser recordadas como guerras santas y sus héroes eran salvadores del pueblo en nombre de Yahveh. El carácter de guerra de Yahveh será reconocida como tal a posteriori, ex evento. (Julio Trebolle Barrera, Violencia y guerra en el Antiguo Testamento. (https://www.researchgate.net/publication/277040744_Violencia_y_guerra_en_el_Antiguo_Testamento)

Si la forma más antigua de narraciones bélicas en la Biblia hebrea tenía un carácter simplemente militar y guerrero, con el paso del tiempo su forma será remodelada conforme, primero, al modelo monárquico, y profético, después.

La unción de Saúl, primer rey de la monarquía Israelita responde al primer modelo de cara a la necesidad de defensa militar que condujo al pueblo a exigir de Samuel instituir la monarquía. Este modelo sostiene que el propio Yahveh quiso que Israel tuviera un rey y se buscó a Saúl. Inmediatamente coronado, el rey Saúl salió a guerrear contra los filisteos. Pero el rey hacía la guerra de la mano de Dios, y no solo contra los enemigos que atacaban a Israel.

Ahora bien, la Biblia no ofrece verdaderos relatos de batallas. Los únicos elementos reseñables son los preparativos de la batalla -el envío de espías para inspeccionar el campo enemigo-, y el desenlace, con la aplicación del jerem o exterminio ritual del botín.

La “guerra de Yahveh” está ganada o perdida de antemano, sin intervención significativa del ejército. La violencia fue un factor religioso de reinstauración de la justicia violada.

En las teofanías del Pentateuco, aparece la figura de un Dios “irascible” e “irritable”. Sin embargo, el Dios bíblico no es “violento” pese que no deja de anunciar su venganza y de proclamarse celoso cuando la causa de la justicia está en juego. La figura de Yahveh “guerrero divino” es la del luchador por la justicia. La guerra era considerada desde un comienzo como verdadera guerra del mismo Yahveh,

La narración bíblica sacraliza la guerra en un primer momento de la monarquía expansionista, para luego despojarla también de este carácter sagrado, y replegar lo sagrado al interior de una religiosidad conforme a la acepción de los profetas. (Violencia y guerra en el Antiguo Testamento. Op.cit)

El modelo carismático y profético de la “guerra santa” posterior a la monarquía, responde a un intento de estructuración política y religiosa del antiguo Israel, en la que el personaje decisivo ya no es el rey guerrero, sino el profeta, garante del derecho del único rey, Yahveh. El modelo profético hace de los israelitas un pueblo sin armas, cuyas guerras son sólo de liberación y cuyas victorias son milagros de Yahveh. El profeta predica la neutralidad, frente al rey y al experto-consejero, que quieren contemporizar con las grandes potencias imperiales y armarse adecuadamente para los casos de conflicto. Hace del Profeta, prefigurado en el mismo Moisés, la figura central y más genuina de Israel, a expensas de las figuras del Rey y del experto-consejero, que propugnan una política de defensa y de agresión. Considera la monarquía como una institución extraña a la tradición tribal e impuesta en Israel desde fuera. Y el cambio fue tan radical para la ideología de la guerra santa que, si en un principio era librada contra los pueblos vecinos, los profetas la tornaron después en una amenaza contra el propio pueblo de Israel, si continuaba siendo infiel a Yahveh.

Pero la intención de narrar la guerra santa no era moralizante como algunos historiadores griegos se propusieran a fin de narrar acciones ejemplares (paradeígmata). Por el contrario, la escuela helenista de los historiadores “trágicos” criticaba aquella historiografía moralizante, falta de mimesis, de realismo, incluso de hedonista atractivo estético. La viveza del relato exigía describir y exagerar incluso la violencia para suscitar así la piedad y el horror de los lectores. Muchos siglos después, A. Huxley se ilusionaba en Un Mundo feliz de que la exposición pública de los horrores de la guerra acabaría con ellas. Pero se equivocó a lo grande, todas las guerras del Medio Oriente trasmitidas en TV como reality show forman parte de ella. También la actual guerra en Gaza y en la frontera libanesa.

Incluso es parte de la guerra el morboso triunfalismo de los reality show en los informativos censurados por la TV israelí que solamente muestra la desolación edilicia en Gaza sin rostros de los centenares de miles de desplazados gazatíes huyendo de sus hogares destruidos.

La telerrealidad es un género de televisión que tiene como objetivo documentar situaciones reales y sin guiones. Pero en estas producciones televisivas los israelies generalmente suelen presentar el mismo elenco o unos protagonistas conocidos y los rostros o voces de palestinos totalmente irreconocibles de tanta desolación.

¡Que diferente el relato bíblico que no narraba horrores de la guerra como el reality show de hoy!

Pero también la historiografía clásica grecorromana encontraba siempre mayor goce estético en relatar la acción (kénesis) de las grandes guerras -griegos contra persas, romanos contra cartagineses-, que exponer los valores tradicionales y las historias ejemplares de sus sociedades y de los pueblos.

Sospecho que la historiografía israelí a ser escrita, se inspirará en la clásica grecorromana y narrará la guerra en Gaza como continuación de la guerra santa Jihad del Hamas iniciada el 7/10 en el Neguev noroccidental. Pero será contada al modo de una versión reality show de Tzahal en su encarnizada guerra de venganza para destruir durante meses el jerem anatema de Hamas. Sin embargo, a diferencia de la segunda batalla de Falusha en Irak (Nov-dic. 2004, llamada Phantom Fury por los US marines contra insurgentes Mujahideen) en la tele-realidad de la guerra en Gaza, que empezó siendo justa contra Hamas, los telespectadores nunca verán rostros moribundos de gazaties, mucho menos los cadáveres de miles de muertos civiles en campamentos de Jebaliah, Jan Junis y Rafah.

¿Hay rasgos de Guerra Santa bíblica en la guerra de Tzahal en Gaza?

Uno se pregunta perturbado ante la actual guerra en Gaza, que Hamas empezó como batalla santa Jihad, si no se revelarían rasgos de guerra santa bíblica tras la devastadora venganza bélica profana de Tzahal.

Y también uno se pregunta con morbosa curiosidad bíblica si la despiadada destrucción de la franja no sería una actualización de aquella compulsión religiosa del Deuteronomio a destruir el jerem, botin de guerra cuyo ritual de desolación total estaba consagrado a Yahvé en aquella época. Pero resulta incierto hoy quiénes serán los que recogerán sus estragos y ruinas.…

Todo lo contrario a las certezas sobre la guerra santa Jihad del Hamas. La sacralidad de Palestina y la guerra santa contra los sionistas están expresamente prescriptas en la carta fundacional del Hamas en 1988.

El artículo 7 afirma que el “Movimiento de Resistencia Islámico es uno de los eslabones de la cadena de la lucha contra los invasores sionistas (…) El Movimiento de Resistencia Islámica cree que la tierra de Palestina es un Waqf [legado – dotación sagrado] islámico consagrado para las futuras generaciones musulmanas hasta el Día del Juicio. Ni él ni ninguna parte de él deben desperdiciarse; ni él ni ninguna parte de él deben ser abandonados. (art.11).  El nacionalismo, desde el punto de vista del Movimiento de Resistencia Islámico, “es parte del credo religioso. Nada en el nacionalismo es más significativo o más profundo que el caso en que un enemigo pisa tierra musulmana. Resistir y sofocar al enemigo se convierte en el deber individual de todo musulmán, hombre o mujer”. (art.12)

En 2017, Hamas aceptó incorporar en sus estatutos el establecimiento de un Estado palestino plenamente soberano e independiente, con Jerusalén como capital, siguiendo las líneas del 4 de junio de 1967. Pero lo aceptaba sólo de forma provisional, a modo de una tregua en su guerra santa. Finalmente, el carácter de guerra santa de la masacre del 7/10 fue exaltado por su líder político Ismail Haniyeh: “Hoy, el enemigo ha sufrido una derrota política, militar, de inteligencia, de seguridad y moral, y lo coronaremos, con la gracia de Dios, con una derrota aplastante que lo expulsará de nuestras tierras, de nuestra ciudad santa Al Quds, nuestra mezquita de Al Aqsa y la liberación de nuestros prisioneros de las cárceles de la ocupación sionista”.

Por el contrario, Tzahal no invoca la bíblica Guerra Santa, aunque sí la guerra justa para justificar su invasión a Gaza. Pero el propio primer ministro utilizó la maldición icónica bíblica de Amalek para justificar el exterminio de gazatíes civiles.

El rabino israelí Elhanan Miller explica el uso cada vez más frecuente de citas de la Torá en los discursos de Benjamín Netanyahu desde la guerra como estratagema para salvar su imagen pública dañada por el ataque de Hamas.

«El liderazgo a menudo invoca la Torá y los textos religiosos, una práctica común durante tiempos de guerra», dijo a la Agencia Anadolu. (Ahmed Hasmar,31/10/2024, (https://www.aa.com.tr/es/mundo/netanyahu-vuelve-a-invocar-la-biblia-para-defender-la-ofensiva-de-israel-contra-la-franja-de-gaza/3038609)

El rabino Elhanan Miller es editor fundador de People of the Book, una iniciativa en línea orientada a enseñar la fe, la cultura y la historia judías a audiencias musulmanas a través de videos virales compartidos en las redes sociales. Es comentarista frecuente sobre la política israelí en canales de noticias árabes, incluidos Al-Jazeera, BBC en árabe, Sky News Arabia y la emisora pública israelí Kan.

Al notar que, en guerras anteriores, «también hemos escuchado citas de textos religiosos de la Torá en los discursos de los comandantes de brigada», Miller considera que se ha convertido en un «tema recurrente» en los discursos de Netanyahu tras el ataque y que «es una forma de dirigirse a la base religiosa y a la derecha en Israel».

Recordaba que en una reciente conferencia de prensa el primer ministro dijo: «Rezo por la seguridad de nuestros soldados. Que Dios les conceda la victoria sobre los enemigos que se han levantado contra nosotros. Que nuestros enemigos sean humillados ante ellos, y que ellos sean coronados con salvación y triunfo».

Netanyahu también citó Deuteronomio 25:17, al decir: «recordad lo que Amalek os hizo», en referencia a la icónica tribu cananea que procuró exterminar a los benei Israel.

«Recordamos y luchamos», agregó, a fin de justificar el arrasador asedio de Tzahal en Gaza.

Inmediatamente después del ataque el 7/10, el rabino Miller afirmó que Netanyahu instó a los israelíes a «recordar, ustedes continúan el camino de los héroes del pueblo de Israel, desde Josué, hijo de Nun, hasta Judá el Macabeo, hasta los héroes de la guerra de 1948, y de todas las guerras de Israel».

No sorprende que, en su discurso del 9 de octubre, Netanyahu recordaba que la existencia de Israel era un milagro religioso y un ejemplo de fe y acción, recitando del libro de Samuel: «la gloria de Israel no miente ni muda de opinión».

En otro discurso, el 25 de octubre Netanyahu aseguraba que «con nuestra fuerza combinada, nuestra profunda fe en la justicia de nuestra causa y la eternidad de Israel, cumpliremos la profecía de Isaías 60:18: ‘no se oirá más violencia en vuestra tierra, ni devastación ni destrucción dentro de vuestras fronteras; llamarás a tus muros Salvación, y a tus puertas Alabanza'»

El primer ministro, invocará nuevamente el lunes 31 de octubre la Biblia para justificar la ofensiva contra la Franja de Gaza: «La Biblia dice que ‘hay un tiempo para la paz y un tiempo para la guerra’. Este es un momento de guerra», aseguró Netanyahu en una conferencia de prensa.

El líder israelí dijo que su Gobierno no aceptará un alto al fuego en Gaza, al decir que tal acuerdo significaría una rendición ante Hamas. Aseguró que Estados Unidos no aceptó un alto al fuego tras el ataque japonés a Pearl Harbor durante la Segunda Guerra Mundial o después de los ataques del 11 de septiembre de 2001.

«(La victoria) comienza con conocer la diferencia entre el bien y el mal, entre lo correcto y lo incorrecto… Significa hacer una distinción moral entre el asesinato deliberado de inocentes y las bajas no intencionales que acompañan a toda guerra legítima”, dijo.

Antes de octubre del 2023 Miller concluye que era muy raro que el laico Netanyahu citara la Torá en sus discursos y que, evidentemente, el uso de ciertos extractos de la Torá «también forma parte de sus relaciones públicas». (Entrevista al rabino Elhanan Miller de Ahmed Hasmar, 31/10/2024)

Coda (Kadish a ser escrito)

La invasión de Tzahal a Gaza como represalia contra el Jihad genocida de Hamas fue librada como batalla de guerra justa; pero si varias de sus violencias devastadoras comparten rasgos con guerras santas bíblicas, su idolatría de tierra arrasada semejante a la de los ejércitos del Antiguo Oriente y los ataques aéreos inmisericordes que mataron a decenas de miles de civiles inocentes, impugnan totalmente su carácter de guerra justa. También las zonas residenciales en ruinas de Gaza, sus calles comerciales reducidas a escombros, las universidades y hospitales destruidos, sus tierras de cultivo revueltas.

Peor aún, los centenares de miles de desesperados familiares forzados por Tzahal a huir de sus hogares bombardeados y los angustiados familiares de 134 rehenes abandonados a una muerte segura en los túneles de Hamas porque el gabinete de guerra se niega a interrumpirla, han impugnado toda santidad y justicia a las operaciones militares israelíes en Gaza.