Música

Cantar el presente

La música popular tiene en muchos casos la característica de narrar su época. En tiempo presente, a veces evocando un pasado o soñando un futuro, muchas de ellas irrumpen como canciones urgentes, que materializan la necesidad de hablar de aquello que está pasando en una sociedad.
Por Leonardo Naidorf

Es larga la historia en Israel de las canciones que surgieron a partir de determinados episodios históricos, aunque mayoritariamente hayan sido las guerras o la experiencia del ejército los ejes centrales de esas producciones.

Clásicos como Ierushalaim shel zahav, Al kol ele, Lu iehí, Bab el Wad y otros han sabido narrar y también moldear la narrativa sobre momentos clave en la historia de Israel. Los tópicos comunes han sido la camaradería, el amor, la épica, el pasado común y el futuro de paz.

Así se fueron constituyendo cancioneros temáticos, como las canciones de Iom Hazikarón, que centradas en las caídas de soldados, a partir de los años noventa fueron incorporando las historias de víctimas de atentados terroristas como Ioshvim be beit café, de Tipex ó Baiom shel haptzatzá, de Rami Kleinstein. También ha habido canciones críticas sobre estos momentos específicos como Ierushalaim shel barzel, de Meir Ariel ó Ajareinu Hamabul (Detrás nuestro, el diluvio), popularizada por Nurit Galrón, en referencia a la primera intifada en la Franja de Gaza a fines de los años ochenta.

También comenzaron a aparecer canciones muy esporádicas acerca de figuras como los cautivos en manos de enemigos e incluso los desaparecidos, tal el caso del soldado Ron Arad, tomado en cautiverio en el Líbano en 1986 y hasta hoy desaparecido. Sobre su historia se escribió la canción Kshetavó (Cuando vengas), de Boaz Sharabi. Más tarde en el tiempo se han escrito otras canciones dedicadas a Guilad Shalit, soldado cautivo en Gaza, al cual también le dedicaron canciones con motivo de su esperado regreso como Ajshav kshe atá kan, de Arik Einstein.

El 7 de octubre y después, un relato coral

Narrar en tiempo presente un hecho que presumimos será un antes y un después en la historia de Israel y de todo el pueblo judío se presenta como inabordable. Sin embargo, intentando distinguir momentos y apariciones podemos reconstruir un relato coral.

Un primer momento fue la perplejidad frente a lo sorpresivo y la dimensión de los hechos. Ante la falta de respuesta del Gobierno y del Ejército, cierta sensación de orfandad remitió a épocas, como la del asesinato de Itzjak Rabin, en que fueron las voces más reconocidas de la música las que echando mano en su repertorio le pusieron cuerpo, voz, letra y melodía al momento. En este caso, un ejemplo fue la presentación del tema Anajnu lo tzrijim, de Shlomo Artzi, que el popular cantante grabó con el elenco del principal programa televisivo de humor político en Israel, Eretz Nehederet. Una vieja canción que en el nuevo contexto al decir “danos la posibilidad de volver a casa, más que eso no necesitamos” se convirtió en todo un himno.

Imagen del video de Ulai tzarij latet lazé od zman (Quizás debamos darle a esto un poco más de tiempo), de Arik Einstein.

En aquel momento -para algunos sectores aún hoy- la sensación era de hastío, de que una victoria militar aplastante era lo único que pondría freno a esa locura y además vengaría la sangre derramada. De allí la popularidad que consiguió la canción Jarvu darvu, de STILLA y Ness que convocaba a todas las unidades del ejército a alistarse para poner freno al enemigo y vengar la sangre derramada.

Pero difícilmente en la historia el derramamiento de sangre es inhibido por más derramamiento, esa euforia militarista inicial, con el tiempo comenzó a ceder.

En principio, además de los más de mil asesinados, había más de doscientas personas civiles en cautiverio. Algo desconocido en Israel, por la cantidad y por el perfil. Personas de las cuales, incluso en la fecha de publicación de este artículo, se desconoce su paradero.

No había canciones en Israel para esta situación. Por lo que se empezaron a resignificar ciertas letras que en una lectura actual cobraban otra importancia. La más icónica de ellas, la canción Habaita (A casa), de Ehud Manor.

Se empiezan a conocer historias, como la de la paramédica Amit Man, que fue asesinada intentado rescatar personas durante el ataque. De ella, cantante vocacional, se encontró una versión del tema Shum davar lo ifgá bi (Nada me hará daño), de la banda Knesiat Hasejel que justamente narra la historia de un soldado que se despide de sus seres queridos sabiendo que será asesinado. La conmovedora versión de esta canción de la banda junto a la grabación de Amit Man fue una apertura de las heridas.

Pero también está la historia de Mia Leimberg, rescatada en intercambio de rehenes junto a su mascota de compañía que conmovió a toda la opinión pública. Mia fue invitada por Aviv Guefen para interpretar juntos la canción Zrijá shjorá (Amanecer negro), que narraba los hechos ocurridos en la madrugada del 7 de octubre y su impacto tanto para las víctimas como para toda la sociedad.

Entonces, comenzaron a aparecer en escena los puntos de vista de los soldados. Por un lado, la canción Im aiá lanu zman (Si tuviésemos tiempo), compuesta por Elai Botner para la banda de sonido de la versión teatral del film Blues lajofesh hagadol. En la voz de Noam Kleinstein, se relata las sensaciones de jóvenes de 18 años que deben poner en suspenso sus sueños juveniles para someter sus vidas a la probable muerte que los esperará en un campo de batalla. Tanto es así que este relato ficcional cobró vida en la canción Sipurei miljamot (Cuentos de guerra), de Eli Huli, que reconstruyó como canción el último diálogo que tuvo el sargento Reem Meir con su familia, minutos antes de morir en combate en la frontera con Gaza.

En los últimos días, salió a la luz una nueva versión de la canción que quizás sintetiza de mejor modo los límites para la construcción de una narrativa que, al menos desde el repertorio musical, de cuenta de lo que pasó aquel 7 de octubre de 2023 y su impacto en todos nosotros. Nos referimos a Ulai tzarij latet lazé od zman (Quizás debamos darle a esto un poco más de tiempo), de Arik Einstein. Con su largo título esta canción nos devuelve al punto de inicio, aquellas canciones de artistas emblemáticos que revisitados por el contexto actual tienen más para decirnos y para ayudarnos a procesar todo lo que viene ocurriendo desde hace un año. La versión editada por Berry Sakharoff le devuelve toda la vigencia que su letra y su melodía tienen para los tiempos difíciles que nos tocan vivir.

Foto de portada: imágen del video de la versión editada por Berry Sakharoff de Ulai tzarij latet lazé od zman (Quizás debamos darle a esto un poco más de tiempo).