Un llamado urgente a los dirigentes de la Academia en Israel

"No podemos seguir callando”: con estas palabras, más de mil académicos israelíes lanzan un contundente llamado a sus instituciones para que se pronuncien contra la guerra en Gaza. La carta denuncia la complicidad del silencio académico y exige responsabilidad ética ante la devastación humanitaria.

A la Asociación de Presidentes de las Universidades en Israel, al Consejo de Colegios Académicos Públicos y a Académicos por la Democracia Israelí:

Nosotros, miembros del cuerpo académico y administrativo de instituciones de educación superior en Israel, los llamamos a actuar de inmediato para movilizar todo el peso de la academia israelí con el fin de frenar la guerra en Gaza.

Las instituciones de educación superior israelíes han desempeñado un rol central en la lucha contra el intento de reforma judicial. Es precisamente en este contexto que resulta llamativo su silencio ante la matanza, la hambruna y la destrucción en Gaza, así como ante la liquidación total del sistema educativo en esa región, su gente y sus estructuras.

Desde que Israel violó el alto el fuego el 18 de marzo de 2025, casi 3.000 personas han muerto en Gaza, la inmensa mayoría civiles. Desde el comienzo de la guerra, al menos 53.000 personas han muerto en Gaza, incluyendo al menos 15.000 niños y al menos 41 rehenes israelíes. Al mismo tiempo, muchos organismos internacionales están advirtiendo sobre una grave inanición —producto de una política abiertamente declarada por el gobierno israelí—, así como sobre la conversión de Gaza en una zona inhabitable para seres humanos.

Israel continúa bombardeando hospitales, escuelas y otras instituciones. Entre los objetivos de guerra declarados, tal como se definen en las órdenes de la actual operación militar «Carros de Gideón», figura la «concentración y desplazamiento de población». Esta es una letanía horrorosa de crímenes de guerra e incluso de lesa humanidad, todos cometidos en nuestro nombre.

Como académicos, reconocemos nuestro propio rol en estos crímenes. Son las sociedades humanas, no solo los gobiernos, las que cometen crímenes contra la humanidad. Algunos lo hacen mediante la violencia directa; otros lo hacen legitimando los crímenes y justificándolos, antes y después de los hechos, o manteniéndose en silencio en las aulas. Ese pacto de silencio es el que permite que estos crímenes, claramente evidentes, prosigan sin traspasar las barreras del reconocimiento.

No podemos decir que no sabíamos. Hemos guardado silencio demasiado tiempo. Por el bien de la vida de inocentes y por la seguridad de todas las personas de esta tierra, palestinos y judíos, por el retorno de los rehenes: si no llamamos a detener la guerra de inmediato, la historia no nos perdonará. Nosotros no nos perdonaremos.

Es nuestra obligación actuar para detener la matanza; es nuestra obligación salvar vidas. Es nuestra obligación salvar lo que aún pueda salvarse para el futuro de esta tierra. Las instituciones de educación superior deben alzar sus voces, dirigirse a sus estudiantes y al público en general, mirar de frente la realidad y llamar a las cosas por su nombre: acciones atroces que se llevan a cabo en nuestro nombre, con nuestras propias manos, y que, en última instancia, resultarán en la destrucción de la educación superior en Israel y de toda la sociedad desde dentro.

Grupo de acción “Bandera Negra”

Firmantes en el documento original adjunto