La efervescencia patriotera de la mayoría de los israelíes por el fulminante éxito aéreo y de inteligencia en la guerra de 12 días con Irán, contrastante con su trivialidad ante la muerte indiscriminada de civiles indefensos en Gaza, recuerdan a Michael Menkin la crueldad del poder en la Israel bíblica y la indiferencia ante los vencidos.
El imaginario heroico bíblico entusiasmaba a líderes e intelectuales del joven estado de Israel como fuente histórica para legitimar el renacimiento nacional hebreo. De modo semejante a otros países que reinventaban su propia tradición cultural y religiosa para validar su descolonización política, también líderes del nuevo estado judío escudriñaron en su propia tradición milenaria bíblica como fuente de legitimidad para el presente independiente.
No sorprende que, para Ben Gurión, la Biblia hebrea haya sido piedra angular civilizatoria. Se basaba en el Tanaj como motor de inspiración para proyectar el establecimiento de un estado judío fuerte y resiliente en la Tierra de Israel. El Ben Gurión secular leía y hablaba hebreo bíblico como el idioma nacional y cultural, imprescindible para la construcción de la identidad nacional hebrea. Lejos de ser considerado por él solo un libro sagrado, el relato bíblico era el acta fundacional del poderoso Estado hebreo con que el primer ministro soñaba la república de Israel.
Sin embargo, el desinterés y la hostilidad de Ben Gurión hacia el judaísmo talmúdico y «diaspórico» —contrastante con su veneración por el Tanaj— fueron criticados, entre otros, por Martin Buber y Nahum Goldman.
La filósofa francesa Simone Weil (1909-1943), sin relación con el futuro Premier israelí ni con el hogar nacional judío en ciernes, criticó acerbamente lo que consideraba concepciones teológico-políticas de la Torá, juzgando tribales, vengativas y llenas de admiración por sí mismas a esas concepciones, en contraste con la bondad y la modestia que atribuía a la cultura griega. Weil equiparaba el antiguo Israel con el estado proto-totalitario de la antigua Roma, convencida de que el Israel bíblico adoraba a un dios sanguinario y vengativo, conforme el libro de Josué, quien ordena el exterminio de los pueblos de Canaán.
Recientemente, de modo muy significativo, esas críticas de Simone Weil fueron recordadas, aunque con foco en el culto al poder en la Israel actual, provocando una elocuente polémica en la revista del Instituto Van Leer de Jerusalén (Hazman Haze, junio 2025).
Las críticas de Simone Weil al Israel bíblico, vistas desde Israel hoy
Por un lado, Adam Kirsch recuerda en su artículo crítico, «La maldición de Israel», que Weil demonizaba a Roma e Israel, junto con la Alemania y la Francia modernas, a las cuales caracterizaba como culturas negativas por su admiración hacia sí mismas como detentoras del poder: «Roma es la gran bestia maligna, atea, materialista, que solo se adora a sí misma. Israel es la gran bestia maligna religiosa. Ni una ni otra merecen amor. La gran bestia maligna siempre es odiada» (Simon Weil, El frío abrazo del poder, Jerusalén y Berlín: Balima,2025).

Michael Menkin, por su parte, primero reconoce la crítica de Levinas a Weil, a quien reprochaba haber olvidado el judaísmo talmúdico («La Torá Oral no es una vaga etapa de la tradición que se añade a la Torá Escrita, la precede en el tiempo o simplemente pretende abrogarla»); pero a renglón seguido defiende la pertinencia de leer a Weil en la Israel guerrera de hoy. Su respuesta a Kirsch no tiene desperdicio:
Ciertamente, ver al Dios judío como un “Dios de los Ejércitos” es ajeno al mundo rabínico. El Dios violento y militarista de Weil no es el Dios de la Mishná ni del Talmud, y, por lo tanto, no es el Dios judío. Pero parece que en nuestra época esta cancelación resulta demasiado conveniente. La realidad de las batallas de Israel, hoy en día, es completamente diferente de la interpretación de Levinas y Kirsch sobre la esencia del judaísmo (…). En el Estado de Israel, especialmente después del 7 de octubre, existe una posibilidad judía dominante que no se basa en el judaísmo rabínico tradicional y compasivo. En Israel hoy, el judaísmo bíblico y contundente al que Weil se opone es la interpretación teórica y práctica hegemónica. La exigencia judía de extirpar al enemigo es muy prominente en el discurso israelí contemporáneo. La “venganza” desempeña un rol central en la respuesta religiosa-sionista. (Michael Menkin es investigador del Instituto Van Leer, dirige el programa “Colaboración” que busca fomentar la cooperación entre judíos y árabes. Es autor del libro Etjelata: Moralidad y Tradición en una Era de Poder Judío)
Simone Weil, la pensadora pacifista, la mística, la obrera en Renault que criticaba a los intelectuales revolucionarios por no ser también trabajadores manuales, se alistó voluntaria en la columna anarquista Durruti durante la guerra civil española. Allí denunció la complicidad criminal de algunos republicanos, el odio ciego al enemigo —a quien se debía liquidar sin clemencia—:
Nunca nadie ni entre los españoles ni los franceses que estaban en España combatiendo o de visita —estos últimos casi siempre intelectuales inofensivos—, habló de las matanzas inútiles con repulsa, disgusto o rechazo siquiera. Sí, es verdad que el miedo desempeña un papel importante en la carnicería; pero donde yo estaba no parecía tener tanta importancia […] Mi teoría es que, una vez que las autoridades temporales y espirituales han decidido que las vidas de ciertas personas carecen de valor, nada es tan natural en el hombre como matar. Tan pronto como los hombres saben que pueden matar sin temor a represalias, empiezan a matar, o, al menos, animan a los asesinos con sonrisas de aprobación. (Simone Weil, citada por Trapiello, Andrés (2011). Las armas y las letras: literatura y guerra civil (1936-1939), Austral, p. 368-369.)
Esta denuncia de Simone Weil reverbera en algunos oídos israelíes críticos de la guerra en Gaza.
Posdata
La discusión actual en torno a las críticas de la pensadora Simone Weil sobre el poder de la venganza en el Israel bíblico no debe leerse como un debate entre dos intelectuales jóvenes israelíes con posiciones filosóficas encontradas acerca de la gran autora de La gravedad y la gracia. Trasciende una controversia meramente intelectual y, en cambio, pone el foco ético en la forma en que la «venganza» desempeña un rol central en la respuesta religiosa-sionista durante la guerra inconclusa de Gaza. Además, trasciende e interpela a varias instancias del Estado y la democracia republicana israelí. Una de ellas son los tribunales de justicia. Una reciente revisión crítica de jurisprudencia sobre sus decisiones revela encubrimientos y flagrantes violaciones de derechos humanos y de crímenes de guerra.
En el mejor de los casos, el tribunal no ha tenido un efecto disuasorio contra las políticas y prácticas del gobierno y del Gabinete de Guerra, a pesar de que violan flagrantemente el derecho internacional humanitario, así como las leyes y normativas nacionales. El tribunal ha evitado tomar decisiones preliminares, en algunos casos, procrastinando para dar a las autoridades la oportunidad de cambiar la situación sobre el terreno. Este abordaje permite al tribunal evitar emitir decisiones que puedan contradecir las políticas del Estado en la gestión de asuntos relacionados con la guerra y que puedan exponer al gobierno a críticas y cuestionamientos sobre su legitimidad a nivel nacional. (Nareman Shehadeh-Zoabi, «Israel’s Justice System and the Genocidal War on Gaza», Israel Studies, May 2025)
Uno de los peores crímenes de guerra es expulsar a la población aborigen y de refugiados, condenándolos al desarraigo permanente.
Simone Weil tituló al último libro que escribió antes de su muerte en 1943, precisamente, Echar raíces. La exiliada Weil —y olvidada en nuestros días de guerra en Gaza— creía que, de todas las necesidades humanas, la más importante es la necesidad de arraigo. Echar raíces para ambos: aquellos que fueron expulsados de sus tierras y aquellos para quienes fueron secuestrados de sus hogares.
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Foto de portada: Simone Weil. Autor anónimo (ver Simone Weil, Œuvres, Gallimard, 1999, ISBN 9782070754342: uncopyrighted cover image). Tomada de https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Simone_Weil_1921.jpg?uselang=es