El encuentro entre una novedad editorial y un contexto propicio para que el libro sea comprado, leído y debatido es algo que no puede ser planificado. Hay libros coyunturales que abordan hechos que serán noticia por pocas semanas y hay libros que se involucran con problemas más amplios que pueden tener mayor repercusión en un momento puntual. El conflicto de Medio Oriente ha sido abordado por cientos de especialistas en libros de diversos tipos, pero pocos títulos como este han logrado un análisis y diagnóstico tan puntilloso sobre la política israelí de los últimos años y sobre la sociedad que emerge y que traza esa política.
El último libro de la socióloga franco israelí Eva Illouz se llama La vida emocional del populismo. Cómo el miedo, el asco, el resentimiento y el amor socavan la democracia. Illouz se mete de lleno con la configuración de los gobiernos israelíes de las últimas décadas y, específicamente, con el estilo de gobierno de Benjamin Netanyahu, al que define como neoliberal en su dimensión material, autoritario en su dimensión política y nacionalista conservador en su dimensión simbólica. Su análisis acerca de lo que la autora califica como un populismo nacionalista tamizado desde la dimensión emocional de la política puede iluminar el debate sobre la situación israelí, sobre todo desde 2023, pero delineada desde hace varias décadas. El libro fue escrito durante la crisis institucional y política que atravesó el gobierno de Israel ante su intento de reforma judicial que puso en jaque el sistema democrático. Y fue publicado unos días antes de la masacre perpetrada por Hamas el 7 de octubre de 2023, por lo que no hay lectura posible sin este trasfondo: no solo el ataque terrorista, sino también la contraofensiva israelí como respuesta y la guerra que se desarrolla desde ese momento, así como los problemas para alcanzar una solución política y las normalizadas dinámicas de agresividad que dificultan la convivencia democrática entre los países de la región y en el interior de la sociedad israelí, cuando quienes claman por una salida pacífica son denostados como enemigos.
Nacida en Marruecos, formada en Literatura y en Comunicación en Francia, Estados Unidos e Israel, Illouz es profesora de Sociología en la Universidad Hebrea de Jerusalem. Sus trabajos se han convertido en una referencia fundamental para el estudio sociológico del amor, de la vida romántica y sus transformaciones históricas; de la cultura terapéutica y la cultura popular y de las transformaciones culturales del capitalismo contemporáneo. En este libro, trae su reflexión sobre el peso de las emociones en la conformación de maneras de pensar y sentir en la política. Para Illouz, las emociones colaboran en la construcción de estructuras de sentimiento; es decir, en la armazón que interviene en la conformación de identidades no inmóviles a través de narrativas que transmiten y reproducen la política, al proveer a los actores sociales de marcos causales para entender y habitar el mundo social.
Con esta mirada, Illouz se enfoca en el populismo nacionalista de Israel para diseccionar, en cada uno de sus capítulos, las emociones que caracterizan la narrativa gubernamental y societal, al punto tal que operan como vectores del proceso político israelí contemporáneo. Emociones “negativas” como el miedo, el asco y el resentimiento se combinan con una que puede ser presentada como positiva por los nacionalismos, como el “amor a la patria”, operan en la experiencia social general de la sociedad israelí, al tiempo que enmarcan el sentido de los actores sociales. Illouz lo explica desde una lógica no presentada como impuesta desde arriba, como abunda en muchas interpretaciones sobre el fenómeno de las derechas contemporáneas. Lo interesante del planteo es que los marcos de sentido de los gobiernos de derecha se construyen, son reproducidos, se nutren y son nutridos por una propia experiencia social colectiva cada vez más afianzada, como podemos ver con el devenir del conflicto.

La investigación se basa en el trabajo de campo de la autora, que analiza documentos y narrativas gubernamentales, así como también entrevistas en profundidad a activistas, colonos, funcionarios y vecinos de la sociedad israelí para indagar en cómo emergen y se desarrollan los gobiernos de derecha y cómo las emociones operan en el entramado político y societal. Según Illouz, la nación israelí, nacida como hogar para los judíos del mundo en respuesta a las masacres sufridas por el pueblo, ha devenido en una sociedad securitista y militarista. El miedo y el odio al enemigo del que hay que protegerse ha sido una clave para la consolidación de un esquema político y moral de la “psique israelí”. El miedo al enemigo forma parte de la conciencia nacional, una conciencia de un enemigo latente y generalizado. Una acción securitista es clave para la supervivencia de un Estado en estado de excepción permanente en nombre de su seguridad.
Pureza e impureza
Si el miedo configura un enemigo común, el asco separa y excluye a ese enemigo, alimentando la polarización y la radicalización de la política israelí frente a los palestinos. El asco es una emoción que en política configura y refuerza jerarquías sociales. El recorrido histórico que va desde la acción de distintos “emprendedores del asco” –como el partido extremista Kach– hacia la extensión de este sentimiento hasta hacerse un valor de la política israelí, le permiten a la autora mostrar cómo se configuró una visión racializada de la pureza e impureza, amparada en términos étnicos, religiosos y políticos, perpetrada por el ejército y la dirigencia, pero anclada en un fuerte apoyo social que hace de la ocupación una “misión civilizadora”.
El resentimiento es la emoción que la derecha israelí moviliza y que se rumia de manera incesante ante los privilegios de otra fracción social a la que ve como favorecida. Desde una perspectiva similar a la que plantea Arlie Hochschild cuando busca entender el apoyo al Tea Party en Estados Unidos, el resentimiento es trabajado no en relación con el enemigo externo sino al interior de la sociedad israelí. Una sociedad configurada a partir de supuestas jerarquías entre asquenazíes y mizrajíes que promueven una animadversión de los segundos frente a los primeros. Desde el Shas hasta Israel Betenu, Illouz explica el mecanismo de promoción de un resentimiento que se deriva de la no correspondencia entre la igualdad jurídica entre los ciudadanos israelíes con el estatus social y simbólico de todos los ciudadanos. Así, los grupos ortodoxos de extrema derecha movilizan una “guerra cultural” frente a las elites culturales, económicas y políticas desde un discurso victimista. Esta narrativa moral produce identificación y permite explicar parte de la adhesión hacia políticas derechistas frente a la promesa de reparación simbólica.
Si el miedo, el asco y el resentimiento configuraron las características de un populismo autoritario, el amor a la patria aparece como la emoción que permite la conformación de una comunidad de sentimiento nativista, basada en la tierra y la etnia judía desde una política excluyente y segregacionista. El análisis que realiza Illouz sobre las justificaciones de las políticas impulsadas por Netanyahu en torno a la ley por el “Estado para la nación judía” de 2018 da cuenta de los usos religiosos para la conformación de una comunidad nacional con primacía de un grupo sobre otros. Esto le permite explicar la vinculación del gobierno israelí con expresiones excluyentes, como Donald Trump en Estados Unidos o Viktor Orban en Hungría.
Los testimonios de los habitantes de las colonias recogidos en el libro, así como la reconstrucción de los grupos derechistas, cuyas expresiones otrora minoritarias paulatinamente se convirtieron en mainstream, hacen de este libro un aporte para la comprensión del estado actual de la política israelí y los desafíos para una salida democrática y pacífica. Las emociones ensamblan símbolos, imágenes, narrativas, discursos públicos y significados afectivos que pueden convertirse en lo que llama –por momentos de manera normativa– una “ideología viciada” que interviene sobre el comportamiento político y también sobre la seguridad nacional. La explicación de la política israelí a partir de las emociones aporta una arista entre tantas posibles para entender cómo se desarrollan experiencias sociales que hacen al estado de una nación en un momento histórico y a la construcción de sí que hace un país y su dirigencia. Es por ello que su lectura resulta iluminadora para aportar complejidad a la comprensión de la situación que se desencadenó el 7 de octubre, cuando esa construcción securitista fue atacada y la ciudadanía israelí vulnerada.