La comparación de la tragedia de Gaza con el Holocausto nazi, realizada por Lula este domingo (18), es un grave error que agrava las tensiones y socava la credibilidad del gobierno brasileño como interlocutor para la paz.
El genocidio nazi fue un plan para exterminar, a escala industrial, toda la presencia judía en Europa, bajo una ideología de superioridad racial y antisemitismo.
No existe ningún paralelo histórico que pueda trazarse con la guerra como reacción a los ataques de Hamás, por repugnantes y dolorosas que hayan sido las muertes de decenas de miles de palestinos, incluidos mujeres y niños, además de las de aproximadamente 1.200 muertes israelíes y la cientos de civiles que siguen secuestrados en Gaza.
El discurso de Lula trivializa el Holocausto y adquiere contornos aún más absurdos en un flagrante desprecio por la presencia actual en Israel de miles de sobrevivientes de la barbarie nazi y sus descendientes.
También es problemático porque invoca la idea de que los judíos son “los nazis del presente”, lo que termina fomentando el antisemitismo.
Brasil ha firmado compromisos internacionales para preservar la memoria del Holocausto y ha defendido históricamente la lucha contra su banalización. Ésta debe seguir siendo la posición brasileña.