El 1 de Tishrei celebramos Rosh Hashaná en comunidad y en familia. Nos deseamos unos a otros Shaná tová, que sea un año bueno, tenemos que desearnos y decir.
El 10 del mismo mes conmemoramos Iom Kipur, ayunamos e imploramos el perdón por nuestros errores, decimos Gmar Jatima Tová, que seas rubricado en el libro de la vida.
El 14 de Adar festejamos Purim, leemos la Meguilát Esther que nos cuenta como el pueblo judío se salvó de la sentencia de muerte de Amán en Persia y es por eso que nuestra alegría se multiplica y decimos Jag Sameaj, que sea una fiesta feliz.
El 17 de Marzo conmemoramos cada año un nuevo aniversario del atentado a la Embajada de Israel en Buenos Aires y honramos a las 29 víctimas fatales desde 1992. Nos juntamos para ejercer la memoria y pedimos con nuestros labios justicia.
El 14 de Nissan año tras año nos sentamos en la mesa festiva a leer el relato de la Hagadá de Pesaj. Celebramos la salida de Egipto, somos nuevamente testigos de nuestro pase de la esclavitud a la libertad, de la oscuridad, a la luz. Pronunciamos en voz alta tres palabras Pesaj, Matzá, HuMaror.
El 27 de Nisan es Iom HaShoá, recordamos con dolor a las 6.000.000 de víctimas y a los héroes de la Shoá. Gritamos a viva voz ¡nunca más!
El 5 de Iar Festejamos con alegría Iom Haatzmaut, el Día de la Declaración del Estado de Israel. Cantamos con nuestro corazón emocionado el Hatikva.
El 18 de Julio conmemoramos el atentado a la sede de Amia en 1994, recordamos a las 85 víctimas, exigimos justicia y alzamos nuestras voces diciendo presente.
El 9 de Av ayunamos por el duelo por la destrucción del primer y segundo templo de Jerusalém y otras desgracias acontecidas en el seno del pueblo judío en su milenario derrotero. Leemos las Eijot y Kinot, lamentaciones y poesías bíblicas.

Hace unos días se cumplieron 6 meses del 7 de octubre, no tenemos palabras para decir, para nombrar, nos quedamos sin lenguaje con el cual describir el horror y la catástrofe. Nos quedamos mudos como se quedó Aarón cuando Moshé su hermano le comunicó la muerte de sus hijos. Frente a la tragedia del 7 de octubre nos queda un silencio y un vacío. No hay vocablo posible de pronunciar aún. No hay término ni definición que nos podamos imaginar.
Estamos heridos como pueblo, como comunidad, como sociedad y humanidad. Muchas familias tienen sus sillas vacías, que ocupaban sus seres queridos que fueron masacrados en este Pesaj. Otras familias esperan en sus mesas a aquellos que están secuestrados en Gaza.
Luego del 7 de octubre ni nosotros ni nuestras comunidades son las mismas.
Por más que pase una generación, por más que se camine por un desierto 40 años, no vamos a poder entrar a la Tierra Prometida y vivir en Israel y en el mundo como lo hicimos antes del 7 de Octubre.
Quizás con el tiempo y la terca y tenaz resiliencia que tiene el pueblo judío, podamos volver a la palabra, al nombrar y ser nombrado, al relato, parafraseando a Amos Oz a volver a ser esa línea de texto que somos los judíos.
Seguro esta Hagadá del 7 de octubre incluirá los relatos de quienes sobrevivieron, quienes vieron el horror, quienes atendieron y contuvieron a las víctimas. Este relato colectivo encontrará otro sentido al comer la Matzá, el pan de la pobreza, o el Maror, las hierbas amargas, pensando en el padecimiento y tormento que están pasando los 133 secuestrados en manos del Hamás. Fuimos esclavos en Egipto y somos cautivos en Gaza.
No hace falta vernos a nosotros mismos en el lugar de las familias enlutadas por el asesinato de los terroristas en el sur de Israel o sentirnos como si nosotros mismos fuésemos rehenes del Hamás para unirnos en el dolor, ser empáticos y solidarios con sus familias y seres queridos.
Aún no hay un relato completo como una Meguilá o Hagadá que narre el 7 de octubre, tampoco sé si lo habrá algún día, por el momento tenemos solo fragmentos, esquirlas de una historia que aún sangra y duele.
¿Qué sentido le daremos a las 4 copas luego del 7 de octubre? ¿Qué 4 nuevas preguntas haremos luego del 7 de octubre? ¿Quiénes serán los 4 hijos en nuestro Seder este año luego del 7 de octubre? Daieinu, ¿qué nos bastaría?
Ya no podremos explicarle a los más de 1200 muertos que fuimos esclavos en Egipto, y tampoco escucharán por lo visto este Pesaj el relato de éxodo de Egipto los 133 secuestrados.
Aún no tenemos palabras para describir, para definir, para nombrar, para curar, para construir y volver a construir y reconstruirnos.
Este Pesaj del 5784 será un oxímoron, una celebración enlutada.