La declaración por parte de Netanyahu de la guerra «Espadas de hierro», como resultado del brutal ataque de Hamas, definió dos objetivos que tenían supuestamente igual importancia: la derrota de Hamas como entidad militar y de gobierno, y la liberación de las 240 personas secuestradas que habían sido llevadas a la Franja de Gaza el 7 de octubre de 2023. Sin embargo, mientras el objetivo militar fue asignado a las Fuerzas de Defensa de Israel, la liberación de los rehenes se ha convertido en un dilema político atado a la supervivencia del gobierno actual.
Ubicar a ambos objetivos en un plano de igualdad esconde el hecho de que la liberación de los rehenes se ha convertido en una realidad dependiente del avance de la guerra («Sólo la acción militar liberará a los rehenes»). Era claro desde el comienzo que la guerra duraría varios meses y que, al no tener información precisa sobre la ubicación de los secuestrados, se ubicarían estos en grave peligro mortal debido al bombardeo aéreo, la artillería de tanques y cualquier otra arma utilizada por las FDI y los terroristas de Hamas, al encontrarse entre el fuego cruzado.

Todo esto debe ser considerado a la luz del hecho de que, a lo largo de las décadas en las que Israel lidió con el secuestro de civiles y de soldados a manos de organizaciones terroristas, cualquier intento de liberarlos utilizando la fuerza militar o la policía siempre implicó un costo alto, que incluyó la pérdida de rehenes además de caídos entre las fuerzas de seguridad. En este contexto, la historia de Israel con las organizaciones terroristas muestra de forma inequívoca que la diplomacia ha rendido más éxito y provocado menos bajas de nuestro lado que el uso de la fuerza.
Luego de nueve meses de guerra, más de 100 rehenes permanecen bajo cautiverio a manos de Hamas. Muchos de ellos ya no están con vida. Sólo 112 rehenes fueron liberados (80 de ellos israelíes) en noviembre de 2023 como resultado de la diplomacia internacional. Sólo 12 de los rehenes han sido liberados por las FDI, una cantidad pequeña, a través de operativos planificados, y los demás por casualidad. Estas cifras lo dicen todo. Cualquiera que sepa algo sobre combates en espacio urbano densamente poblado -especialmente en el laberinto de túneles y escondites que Hamas construyó por encima y por abajo de la tierra- se da cuenta de que quien tiene a los rehenes preferiría asesinarlos y morir antes que ser asesinado por las FDI y perder a los rehenes.
Netanyahu ve a los rehenes como un impedimento para la meta superior de mantener intacta su coalición gubernamental, para lo cual necesita continuar la guerra en Gaza. Está dispuesto a sacrificarlos sin dudarlo. Este es el juego político cruel y cínico que viene jugando hace meses: crear una fachada de negociaciones para la liberación de los rehenes a cambio de la libertad de prisioneros palestinos «con sangre en sus manos» y un cese al fuego «temporal», mientras en paralelo hace declaraciones que entorpecen las negociaciones. Esto sucede una y otra vez.
Como si no fuese suficiente que Netanyahu haya abandonado a los rehenes a su suerte, sus supuestos intentos de negociar un acuerdo constituyen un abuso adicional para los rehenes y sus familias, sumergiéndolos en un ciclo de entusiasmo y desesperación sin una luz visible al final del túnel.
* El libro está disponible gratuitamente en inglés en formato digital, en el siguiente link: https://online.flippingbook.com/view/270662697/
Link para colaborar económicamente para su distribución: https://giveback.co.il/project/79546