¿Un cambio a la uruguaya?

El 27 de octubre se realizarán elecciones presidenciales en el Uruguay y el Frente Amplio tiene la oportunidad de volver al poder con un liderazgo renovado.
Por Ariel Bank

Hace casi 5 años atrás, la noche del 27 de octubre mostró un contraste de caras en los militantes que esperaban los resultados de las elecciones. Cuando salieron los primeros datos en los canales de televisión, los militantes del Partido Nacional festejaban al mismo tiempo que desde el lado de la militancia frenteamplista había caras de preocupación. Es que los resultados marcaban una clara mayoría a los partidos de la entonces oposición conservadora que obtenía mayoría parlamentaria y se sentía capaz de ganar el ballotage. Hoy las encuestas auguran una situación parecida pero al revés, la izquierda puede volver a ganar las elecciones.

¿Qué cosas cambiaron en 5 años para que la izquierda pueda volver al poder? Muchas cosas. Ya la sociedad ha vivido un gobierno de la denominada “coalición multicolor” (Partido Nacional, Partido Colorado, Cabildo Abierto y Partido Independiente) y ha sido testigo de las diferencias entre un gobierno de una coalición de izquierda y uno de una coalición de derecha. Ya la sociedad tiene elementos para juzgar cómo son ambos gobiernos y eso tiene su peso en el resultado de las actuales encuestas.

De acuerdo con un trabajo publicado por el Instituto Cuesta Duarte, vinculado a la central obrera PIT-CNT, los salarios reales medios acumularon 40 meses de perdida entre marzo del 2020 y junio del 2023 y desde julio del 2023 comenzó a sentirse una recuperación parcial del mismo. Esto a pesar de que la economía se encuentra en crecimiento, lo cual genera una sensación de desigualdad. Y una inflación relativamente controlada lo cual representa un punto a favor del gobierno de Lacalle Pou.

La corrupción del gobierno de Lacalle Pou

El gobierno de Lacalle Pou se caracterizó por la corrupción desvergonzada. Esto es algo que afecta directamente a casi todos los partidos de la coalición gobernante, ya que en el Partido Colorado tuvieron al ex ministro de Turismo German Cardoso, que debió renunciar por licitaciones irregulares, y al ex ministro de ambiente Adrián Peña, quien debió dejar el cargo por haber declarado que tenía un título en Licenciatura en Dirección de Empresas de la Universidad Católica del Uruguay que en realidad no tenía. Cabildo Abierto, el partido de extrema derecha y que reivindica a la dictadura militar que azotó el país desde 1973 hasta 1985, también se ha visto envuelto en escándalos de corrupción. Es que la entonces ministra de vivienda Irene Moreira y esposa del líder de Cabildo Abierto, General (r) Guido Manini Rios, estuvo involucrada en la entrega de forma discrecional a militantes de su partido de viviendas sociales. Pero el partido que ha provocado los casos más resonantes de corrupción ha sido el partido del Presidente de la República, el Partido Nacional.

La gestión emprendida desde la Cancillería y el ministerio del Interior (ambos con ministros del Partido Nacional) para que el narcotraficante Sebastián Marset pueda acceder a un pasaporte y quedar libre es un claro ejemplo del uso de los recursos del Estado al servicio del crimen organizado. Por este caso, tuvieron que renunciar la vicecanciller Carolina Ache, perteneciente al Partido Colorado, el canciller Francisco Bustillo, el ministro del interior Luis Alberto Heber, el subsecretario del ministerio del Interior Guillermo Maciel y el asesor en comunicación Roberto Lafluf. Pero este no fue el único caso donde la honorabilidad del partido del presidente fue puesto en duda.

Gustavo Penadés y Luis Lacalle Pou en un acto del Partido Nacional en el 2019.

El exsenador Gustavo Penadés fue imputado en 22 delitos sexuales hace un año por presuntamente haber sido autor de múltiples abusos contra menores. El exsenador fue expulsado del Parlamento y fue detenido por la justicia. Este caso no es uno más ya que era un senador muy cercano a Lacalle Pou y, de hecho, era uno de los dirigentes que conducían la corriente ideológica del presidente, el herrerismo. Era una espada del presidente en el Parlamento a la hora de defender los proyectos del oficialismo. Tan importante era que, al comienzo, el presidente expresó su apoyo al senador ante la investigación de la Justicia. Este caso tuvo otras derivaciones, ya que publicaciones de conversaciones entre Penadés y el presidente del Directorio del PN (órgano de dirección del Partido Nacional) revelaron presiones a la fiscal del caso. Esta información provocó la salida de la presidencia del PN de Pablo Iturralde. Pero más cerca del entorno del presidente continuaron los hechos de corrupción.

Alejandro Astesiano fue jefe de seguridad de la presidencia de Lacalle Pou hasta que en 2022 fue detenido por la emisión de pasaportes falsos a ciudadanos rusos. De la investigación sobre el comportamiento de Astesiano comenzaron a revelarse otras acciones que delinquen con la ley emprendidas por este señor. Es que se filtraron conversaciones suyas con un exmilitar integrante de una empresa de seguridad denominada “Vertical Skies”, donde el ultimo le solicitaba al custodio del presidente que “armara fichas” sobre los senadores Charles Carrera y Mario Bergara del Frente Amplio. Este espionaje se hizo en el marco de la destacada actuación de estos senadores en su denuncia sobre la prolongación que hizo el gobierno a la empresa belga Katoen Natie para la gestión del puerto de Montevideo por otros 50 años. Pero el espionaje a opositores no se quedó ahí, ya que también siguieron al presidente de la PIT-CNT Marcelo Abdala al que trataron de involucrarlo en algún tipo de acción vinculada al narcotráfico. Incluso intentaron involucrar a la brigada antidrogas para que investigara a Abdala. Este último episodio habría contado con el consentimiento del presidente, ya que Astesiano le habría comunicado de esta maniobra y le habría contestado con un “perfecto”. Parece que la transparencia y la honorabilidad no son las mayores virtudes del hijo del ex presidente Luis Alberto Lacalle Herrera.

Estas son algunas de las denuncias de corrupción en las que el partido del presidente y su entorno están comprometidos. Esta sensación de pérdida de credibilidad en la palabra del Gobierno le ha quitado apoyo al oficialismo de cara a las elecciones. Pérdida de credibilidad que se ve más cristalinamente cuando uno entra en las promesas de campaña que no se cumplieron. Es que para el quinquenio que va llegando a su fin habían prometido que iban a ser “los mejores 5 años de tu vida”. La verdad que el presidente mintió en la campaña electoral del 2019.

La inseguridad ha empeorado en los últimos años debido a las políticas decididas desde el Gobierno. La aprobación de la ley de urgente consideración fue un regalo para el narcotráfico, que vio cómo se flexibilizaron los controles sobre el lavado de activos. Otro de los ítems que colaboraron con el aumento del narcotráfico fue el reemplazo de las cúpulas de las fuerzas de seguridad, interrumpiendo una línea de acción iniciada a finales de los años ‘90. De hecho, el ex director de la policía nacional Mario Layera, denunció que antes del 2020 el narcotráfico no había logrado infiltrarse en las instituciones. Hoy no se puede decir lo mismo.

El único ítem donde uno podría concederle un beneficio al Gobierno es en el control de la inflación. Pero aun así el déficit fiscal contra el que el Gobierno prometió luchar termina con guarismos muy similares a los que había en el 2019 pero con mayores ajustes sobre la población. Esto representa un fracaso para la gestión oficial, que no puede mostrar que haya mejorado sensiblemente la calidad de vida de los uruguayos, a pesar del ajuste realizado en este periodo. Habían prometido que no iba a haber aumentos en las tarifas de los servicios públicos y al final hubo incrementos y empeoramiento de la calidad. Para colmo, el Gobierno tiene dificultades con el sector exportador, que desea una devaluación de la moneda, algo que podría provocar un aumento de la inflación.

La recomposición de la oposición

Ante el panorama descripto, la principal fuerza de oposición del país, el Frente Amplio, tuvo que atravesar un periodo de transición que fue muy difícil. Fue la primera vez en la historia de la formación política de izquierda que perdía el gobierno y tenía que volver al llano a hacer oposición. A eso hay que sumarle los fallecimientos de los históricos Tabaré Vázquez y Danilo Astori. Con Pepe Mujica, este trio de grandes líderes del FA ha sido protagonista de los últimos 30 años de la política uruguaya y el paso del tiempo ha obligado a forjar nuevos liderazgos. En el 2021, se dio un gran paso hacia esa nueva etapa de la izquierda uruguaya al elegir en elecciones a las autoridades del Frente Amplio. Fernando Pereira, ex líder de la central obrera PIT-CNT e integrante de Vertiente Artiguista, fue elegido para el cargo y desde su gestión se comenzó un proceso de reconstrucción de la estructura. Bajo su conducción se planteó la realización de una gira denominada “El frente te escucha”, que se basaba en recorrer todo el territorio para escuchar no solo a los militantes de la fuerza en el sitio sino a toda la sociedad civil. Este trabajo de hormiga significó un gran activo, pues sirvió para procesar de una manera ordenada las autocriticas necesarias después de la derrota y fue un insumo para detectar qué acciones se pueden realizar para mejorar el funcionamiento de la fuerza. Poner la cara, el cuerpo y los oídos para escuchar los planteamientos del pueblo en cada una de las localidades fue el puntapié inicial para la recuperación del Frente Amplio.

Blanca Rodriguez y Pepe Mujica.

La oposición al Gobierno cobró otra vitalidad por la movilización de las organizaciones sociales como la PIT-CNT, que ante la Ley de Urgente Consideración (LUC) recolectó firmas puerta por puerta para convocar a un referéndum. Aunque el resultado del referéndum fue positivo para el Gobierno, la oposición pudo demostrarle a la sociedad que estaba viva, activa y que estaban haciendo progresos. La actividad de la central obrera ha sido útil para enseñar a varios militantes (especialmente los jóvenes) cómo realizar oposición a un gobierno después de 15 años de ser oficialismo.

La contienda electoral

El FA va a ir a las urnas con la formula Yamandú Orsi-Carolina Cosse. Orsi fue desde el 2015 hasta febrero de este año Intendente de Canelones, habiendo sido reelecto en el año 2020. Integrante del Movimiento de Participación Popular (la agrupación del Pepe Mujica), este profesor de historia ha cosechado una buena imagen, producto de su gestión y de su capacidad para obtener votos del interior. Este fue uno de los grandes puntos débiles 5 años atrás y es una de las razones por las cuales podría ganar las elecciones. Su compañera de fórmula fue hasta hace pocos meses Intendenta de Montevideo y en las primarias para decidir candidaturas fue apoyada por el bloque liderado por el Partido Comunista y otros sectores como el Partido Socialista. Ingeniera de profesión, es una figura que pertenece al sector La Amplia, creado por ella y que tiene aspiraciones de mejorar su representación política al interior de la coalición de izquierda.

En esta elección también se elige el Parlamento y cada sector del FA trata de posicionar su lista con la mayor cantidad de integrantes posible. El MPP es la fuerza del Pepe Mujica y del candidato a presidente Yamandú Orsi, con lo cual espera traccionar votos para su sector en el Parlamento. El Pepe, en un acto de absoluta inteligencia política, logró la incorporación de una de las periodistas más reconocidas del Uruguay en la lista de su fuerza al Senado. Estamos hablando de Blanca Rodriguez, quien durante más de 30 años fue conductora del noticiero Subrayado, profesora de literatura y una figura de los medios que trasciende las fronteras políticas.

Otra de las fuerzas que aspira a mostrar su musculo político es el Partido Comunista, cuyo aparato es reconocido entre todo el espectro político uruguayo como uno de los más sólidos. Con gran presencia en el movimiento obrero y cooperativo, posee en la figura de Oscar Andrade a un líder capaz de recolectar muchos votos. Esta vez van en acuerdo con el Espacio Socialdemócrata Amplio del ex senador Rafael Michelini y Casa Grande de la politóloga Constanza Moreira.  

La otra corriente dentro del FA con ambición de obtener votos es la que se referencia en el “Seregnismo” y que es de centroizquierda. Está liderada por el Senador Mario Bergara y representa a la conjunción de varios sectores: entre ellos se encuentran Asamblea Uruguay y el Partido Demócrata Cristiano. Después, hay varias listas más de distintas agrupaciones dentro del FA que también van a pugnar por ampliar su representación política.

Desde el oficialismo encontramos al candidato del presidente, Álvaro Delgado, del Partido Nacional. De profesión veterinario, fue el Secretario de la Presidencia y tuvo destrezas a la hora de comunicar en los tiempos de la pandemia. A pesar de su estilo dialoguista, ha caído en furcios por afirmar que con el gobierno de Lacalle Pou se habían acabado los casos de corrupción. Entre sus propuestas está la de entregar un bono de 6000 U$S a familias de alumnos que terminen el 5to y 6to año de Liceo. Esta idea ha generado las burlas y críticas en varios sectores de la opinión pública por no ser considerada como una idea realista: tuvo más un tinte populista demagógico para ganar elecciones que un fin concreto para mejorar la educación.

El Partido Colorado, formación que en los siglos IXX y XX fuera amo y señor de la política uruguaya, hoy postula a la presidencia a un joven abogado penalista llamado Andrés Ojeda que trata de obtener los votos de aquellos sectores de la juventud que son despolitizados. Llamó la atención por su admiración por Lacalle Pou y por su spot mostrándose en un gimnasio, más que por propuestas para mejorar la calidad de vida de los uruguayos. No se espera que este partido logre llegar a estar entre las primeras dos fuerzas en las elecciones. Es probable que Cabildo Abierto, el partido que representa a los defensores de la dictadura y que está fuertemente vinculado al mundo militar, sufra una baja muy notoria en su votación, ya que el haber sido parte del Gobierno los ha desgastado. Habrá que prestar atención a la votación del Partido Independiente y de algunas listas que podrían llegar a obtener un miembro en el Parlamento (Identidad Soberana del ultraderechista y antisemita Gustavo Salle y la agrupación de ultraizquierda Unidad Popular).

La lucha por obtener los escaños en el Parlamento es importante, ya que se renuevan ambas Cámaras de manera total. La obtención de la mayoría parlamentaria podría facilitar o complicar la gestión de un eventual gobierno de la izquierda en el caso que venciera en las elecciones.

Relación con Israel

Este asunto es un punto en el que hay diferencias de visiones entre oficialismo y oposición. En el oficialismo hay un claro apoyo a Israel, que tiene que ver con la relación con los Estados Unidos, y con relaciones diplomáticas habitualmente buenas entre los partidos tradicionales y el Estado de Israel (con especial énfasis en el Partido Colorado). Distinta es la situación en la izquierda. Es que el Frente Amplio es una coalición al mismo tiempo que es un movimiento. Este detalle determina que, en asuntos internacionales, en muchas ocasiones no haya una única postura al respecto. Ha pasado en la época en que en Argentina gobernaba el kirchnerismo, donde algunos lo apoyaban y otros eran críticos. Lo mismo con el asunto de Venezuela y lo mismo con el conflicto de Israel contra Hamas. Hay un sector representado por el seregnismo y algunos dentro del MPP que condenan el accionar de Netanyahu pero no se olvidan de condenar el terrorismo del Hamas. Y hay otro sector que condena mucho a Israel, pero se olvida que la guerra la inició el Hamas. En el pasado, en el ejercicio del gobierno ha primado mucho el criterio del presidente y de los responsables de llevar a cabo las relaciones exteriores.

Yamandú Orsi es acusado por algunos sectores de sionista.

En este punto cabe destacar que Yamandú Orsi a mitad del año pasado viajó a Israel y ante una entrevista realizada por la periodista Ana Jerozolimski y publicada por el Semanario Hebreo Jai, expresó que su estrategia es el diálogo y la paz. Destacó logros de la sociedad israelí en diversas áreas y afirmó que “hay campo para seguir profundizando vínculos con una sociedad muy dinámica”. En otra nota expresó que a “Israel se le había ido la mano”, pero afirmó su rechazo a aquellos sectores que consideran a Hamas como si fuera un partido político corriente. Y elogió las movilizaciones del pueblo israelí contra la reforma judicial de Netanyahu cuando recordó su visita por aquel país. Por su posición ha sido acusado por grupos antisemitas de ultraizquierda que lo tildan de “sionista”.

El Uruguay va a las próximas elecciones en un clima de relativa calma que contrasta con la tensión que se vive en Argentina. Pero esa calma no disipa las críticas hacia el actual gobierno y su gestión que prometió mucho más de lo que cumplió. Ahora que el Frente Amplio ha vuelto a la cancha a disputar el partido con energías renovadas, se espera un final de juego abierto, aunque con expectativas de triunfo para la oposición. El resultado de las elecciones será mirado de cerca sobre todo por el ultraderechista presidente de Argentina, quien puede verse horrorizado por la idea de que la izquierda vuelva al poder a pocos minutos de la Casa Rosada. Quedará conocer si el pueblo uruguayo elige un cambio y de qué profundidad.

Foto de portada: Yamandú Orsi y Carolina Cosse.