Los judíos y la Guerra Civil Española

Las Brigadas Internacionales fueron unidades militares compuestas por voluntarios extranjeros de más de cincuenta países que participaron en la Guerra Civil Española (1936-1939) junto al Ejército Republicano, enfrentándose al bando sublevado al lado del gobierno de la Segunda República.
Por Luis Morgenstern Korenblit

El 18 de julio estalló lo que conocemos con el nombre de Guerra Civil Española. España, dividida en lo profundo de sus entrañas entre republicanos y nacionalistas, padeció una terrible guerra, donde la división atravesó toda una sociedad, donde se enfrentaron ideologías, valores, familias y poblaciones enteras. Una de las razones de este feroz enfrentamiento fue porque los sectores dominantes españoles se negaron a aceptar un cambio en su condición, rechazaron al régimen democrático que ponía en cuestión sus privilegios y todo el andamiaje que colaboraba en su sostenimiento, como era el caso de la iglesia católica y en gran parte el de las fuerzas armadas. La guerra duró tres años. Lo que prolongó la guerra fue la ayuda y participación extranjera, pues ninguno de los dos bandos en lucha, y especialmente los franquistas, contaban con los recursos suficientes para más de tres meses de combate como máximo. La ayuda con que contaron los republicanos fue la proporcionada por la Unión Soviética y los miles de brigadistas que llegaron de todo el mundo para derrotar al fascismo encarnado en el bando revolucionario.

Recordar aquellos tiempos, rendirles homenaje significa también echar una mirada de profunda nostalgia por aquella época donde tanta gente fue a luchar, entregando sus vidas, por aquellos valores en los que creían, donde la generosidad y la entrega fueron la norma. Se considera que luego de los franceses, los judíos fueron el grupo más numeroso. Los criterios para definir el judaísmo de los involucrados, especialmente de quienes eran comunistas, fueron definidos por el origen familiar, y en numerosos casos por la auto identificación de los combatientes de esas Brigadas Internacionales, que dando esta lucha comprendieron que lo que se avecinaba era tan peligroso y letal como se mostró luego en la orgía de muerte que se desató.

El 18 de julio de 1936 los militares más conservadores del Ejército español se levantaron en armas contra la República. Este acto significaba el fin del experimento democrático realizado en España desde abril de 1931 y el comienzo de lo que conocemos con el nombre de Guerra Civil Española. La caída de la Dictadura del general Miguel Primo de Rivera y el descrédito de la Monarquía habían posibilitado la proclamación de la Segunda República Española como panacea que pretendía sacar al país de su histórico atraso. El 17 de julio de 1936 los militares más conservadores del Ejército se levantaron contra el gobierno de la República. El alzamiento comenzó antes de lo planeado en Melilla. Pronto se extendió a Tetuán y a Ceuta, prácticamente todo el Marruecos español estaba en manos de los rebeldes antes de que Franco, procedente de las Canarias, se pusiera al mando de las tropas sublevadas. Al día siguiente, 18 de julio, el levantamiento se extendió a la Península. El 21 de julio se podía ya trazar una línea aproximada que dividía las zonas donde había triunfado la rebelión de aquellas donde había fracasado. La rebelión fue derrotada en cinco de las siete principales ciudades de España. Las principales zonas industriales quedaron en poder de la República, pero las más vastas zonas agrícolas del país, apoyadas por campesinos conservadores, quedaron en manos de los rebeldes.

A comienzos de la Guerra Civil, en España vivían cerca de 6.000 judíos, la mitad de ellos había nacido allí o ya vivían antes de la proclamación de la Segunda República, la otra mitad se componía de refugiados que huyeron de Alemania ni bien el nazismo accedió al poder, en 1933 (en esa época España era uno de los pocos países que daban refugio a los judíos). La mayor parte de estos judíos se establecieron en Barcelona donde crearon la Judischer Kulturbund («Liga de la Cultura Judaica»), asociación cultural de izquierda, ligada al comunismo ortodoxo catalán. Cuando ocurrió la sublevación nacionalista, muchos judíos, pertenecientes a la asociación deportiva judía Hapoel, se encontraban en España en la Ciudad Condal para participar de las Olimpiadas Obreras que se desarrollarían en oposición a las Olimpíadas de Berlín, organizadas por los nazis. Las olimpíadas no pudieron realizarse por el levantamiento de los rebeldes, y los jóvenes del Hapoel estuvieron entre los primeros en ofrecerse como voluntarios para combatir contra Franco. Un significativo número de judíos, en su mayor parte comunistas y miembros del partido revolucionario Bund, se enroló en las Brigadas Internaciones.

El mundo judío ofreció un gran apoyo a la República, especialmente el intelectual, de dos maneras: a través de la prensa judía, mayoritaria en el apoyo a los republicanos y a través de las Brigadas Internacionales. El mundo judío intelectual y la prensa judía se sumaron al apoyo a la República, a la que consideraba como un baluarte en la defensa de la libertad. Numerosos periódicos judíos apoyaban la causa republicana. En casi toda la prensa judía y especialmente en la de los judíos alemanes el apoyo estaba basado en la conciencia que se tenía del conflicto que se debatía en la Guerra Civil. En un periódico de judíos alemanes expatriados Judische Revue de 1937 se decía: “El antisemitismo está afilando sus armas contra los judíos en una conspiración internacional”. La expresión de esta opinión fue demostrada a través de la llegada de voluntarios judíos de la mayoría de los países, donde también había grupos de judíos sefardíes, sionistas, socialistas, comunistas etc.

Cuantos judíos lucharon en la guerra civil española

Son conocidas las dificultades para determinar con exactitud el número y el origen de los voluntarios que acudieron de todo el mundo para defender la República Española. Los que se enrolaron en las milicias antes de la constitución de las Brigadas Internacionales no fueron registrados y muchos otros modificaron sus apellidos en la tentativa de evitar consecuencias penales en sus países de origen. Tal problemática se repite en la determinación del número de voluntarios de origen judío.

Convencido de la importancia de hacer emerger del olvido, voluntario o casual, la lucha y los sacrificios llevados a cabo por los judíos que combatieron en la Guerra Civil Española, Arno Lustiger inició en 1984 un investigación de documentos y entrevistas a veteranos, con el objeto de escribir un libro que pudiese contribuir a rendir homenaje al esfuerzo de las generaciones de idealistas judíos que combatieron por un mundo mejor  (tikkun olam, ‘reparación o restauración del mundo’ se llama este postulado en las fuentes judías). Resultado del trabajo de Lustiger fue el volumen ¡Shalom Libertad!, cuya primera edición vio la luz en noviembre de 2001. Alberto Fernández, en un artículo publicado en la revista Raíces de 1989, “Voluntarios Judíos en las Brigadas Internacionales» escribe que no se puede establecer cuantos fueron exactamente los voluntarios judíos en las Brigadas Internacionales también “por el hecho que existían solamente determinadas fuentes de informaciones, cuidadosamente manipuladas y puestas a disposición del público, pocas personas -y con mucho retardo- pueden consultar los documentos dispersos en los archivos nacionales.”

Los judíos y el comunismo en 1930

En 1930 los soviéticos crearon el Territorio Autónomo de Birobidgian, en la frontera con China. Muchos judíos comunistas de todo el mundo se trasladaron allí para ver realizado su sueño de una patria judía y comunista. Fue creada la Geserd (Gesellschaft for jid ujif erd in Fssr: «Sociedad para la colonización agrícola judía en la URSS») una clase de organización sionista de la Unión Soviética, encargada de recoger fondos para Birobidjan entre los judíos de todo el mundo.  Casi todos los funcionarios de la Geserd se presentaron como voluntarios para ir a combatir a España.

Los voluntarios de Eretz Israel

La guerra de España estalló unos cuatro meses después del inicio en Eretz Israel de una serie de disturbios árabes contra la población judía, el Mandato Inglés tuvo que hacer frente a una oleada de terror y de violencia. Los partidos encuadrados en la Unión General de Trabajadores Judíos (Histadrut) simpatizaron en bloque con la República y promovieron debates y campañas de información en pro de la España combatiente, pero sin favorecer, antes al contrario, la participación activa de sus afiliados en la lucha; los voluntarios procedentes de la izquierda sionista, que estaban encuadrados sobre todo en Hashomer Hatzair y Poalei Zion, fueron, por lo tanto, relativamente escasos en la participación en las Brigadas que marcharon a España.

Las autoridades mandatarias en Eretz Israel apoyarían esta opción poniendo incluso en libertad a algunos militantes encarcelados por sus actividades políticas, a cambio de que se marcharan como voluntarios a los frentes españoles. En total, el número de eretz-israelíes, es decir, de combatientes que llegaron a España procedentes de Palestina o que estaban estudiando temporalmente en Europa, se calcula en unos 180, incluidos unos 13 armenios, 6 árabes y un ruso cristiano.

Logo de la Brigada Lincoln

Numéricamente los judíos fueron el segundo contingente de extranjeros presente en las Brigadas Internacionales, después de 8.500 franceses. Se deducen de esta cifra los 1.043 judíos comprendidos en el contingente francés, esos se hallan en primer lugar. La presencia de los judíos no solo fue importante numéricamente, también lo fue cualitativamente. Las acciones más importantes fueron la destrucción del puente sobre el río Guadalaviar, el descarrilamiento de un tren cargado de italianos sobre la línea italiana que iba desde Córdoba a Los Rosales, la liberación de 308 prisioneros asturianos de la fortaleza del Motril y la captura del Estado Mayor completo de una división franquista en Cataluña. Muy importante fue la participación judía al servicio de la Sanidad Militar de la República que en el momento de la revuelta de los generales y precisamente con aquellas de Madrid, Barcelona y Valencia, fue una gran demostración de su fidelidad a la causa republicana.

Brigadistas en el área médica

Para superar enormes deficiencias y carencias, acudieron centenares de médicos, enfermeras y auxiliares gracias a las organizaciones humanitarias, creadas por quienes apoyaban a los republicanos. Hubo 127 médicos judíos instalados en los hospitales próximos a las líneas y entre las de las de retaguardia se cuentan 12 mujeres. También entre las 600 enfermeras se contaron numerosas judías, se sabe, por ejemplo, que 25 vinieron de los Estados Unidos y 26 de Bélgica, el idish fue el idioma utilizado para comunicarse en las mesas de cirugía y en las salas de los diferentes hospitales.

Literatura y periodismo

Gina Medem, una periodista norteamericana publicó el libro Los judíos luchadores de la Libertad. Ella fue la corresponsal de guerra en España para el Morgen Freiheit, diario norteamericano en idish. Con sus discursos, sus testimonios y sus artículos, Gina Medem fue una protagonista en la ayuda ofrecida a la República. En su libro, explica que todos ellos consideraban el fascismo como el mayor peligro inmediato y esa fue una de las razones por las que fueron a España a combatir por los republicanos. Cuando llegó vio que eran muchos los voluntarios judíos, estaban aquellos que luchaban por la libertad en sus respectivos países, que fueron a España con los mismos ideales: liberales, anarquistas, socialistas, comunistas, en su mayor parte, entre todos lucharon contra el fascismo que amenazaba a España.

Fundación de la unidad judia Botwin

El 12 de diciembre de 1937 Farol Guzmán, comandante de la segunda compañía del Batallón Palafox perteneciente a la XIII Brigada Dombrowski, fundó la unidad judía con el nombre de Botwin, En recuerdo del judío polaco comunista Naftali Botwin condenado a muerte por la policía política polaca en 1925.

La Compañía judía Botwin (De los 152 brigadistas que la componían solo sobrevivieron 86)

Un orden del día del Estado Mayor de la XIII Brigada Dombrowski comunicaba: “El 12/12/1937 la Compañía judía Botwin se ha unido a nuestra gloriosa familia de combatientes antifascistas que comprende combatientes polacos, alemanes, bielorusos, judíos, españoles y de otras nacionalidades. Más allá de las diferencias nacionales o de las convicciones políticas, lo que nos une es la lucha contra el fascismo. En la lucha por nuestra y vuestra libertad, se dan la mano los antifascistas de todos los países del mundo. Entre los voluntarios de las Brigadas Internacionales, en particular de la Brigada Dombrowski, los voluntarios judíos se han hecho notar por su heroísmo y su espíritu de sacrificio en la lucha contra el fascismo. Para honrar la memoria de los combatientes judíos caídos sobre el campo de batalla, hemos decidido que la segunda compañía del heroico batallón Palafox desde hoy se llame Compañía Judía Botwin. A nosotros nos es caro el recuerdo de Naftali Botwin, el obrero judío polaco que sacrificó su vida por la lucha contra el fascismo. Su nombre es símbolo de la lucha de las masas populares judías, símbolo de la solidaridad internacional y de la fraternidad entre los pueblos.»

Durante los nueve meses de existencia de la Compañía Botwin, sus comandantes murieron rápidamente a consecuencia de sus heridas durante las acciones de combate. Además de los judíos, desde el comienzo militaban en la Compañía Botwin polacos, españoles, un griego y un italiano. manifestado su deseo de combatir en la unidad judía.

El 21 de septiembre de 1938, durante la batalla del Ebro, la Unidad Botwin fue vencida por la superioridad de las fuerzas enemigas. Todos los sobrevivientes fueron hechos prisioneros, los voluntarios judíos fueron asesinados en el campo de batalla por los legionarios de Franco mientras otros fueron llevados a un campo de prisioneros de guerra.

Homenaje

El Mausoleo del Fossar de la Pedrera de Barcelona, es el lugar donde Franco hizo inhumar en una enorme fosa común los cuerpos de los republicanos catalanes fusilados en el período que va desde 1939 hasta 1945. Entre otras lápidas conmemorativas hay una dedicada a los judíos “Homenaje a los héroes judíos caídos entre los 7.000 judíos voluntarios de todos los países combatientes de la libertad en España”. El monumento del cementerio de Montjuic (Barcelona) en honor de los brigadistas judíos tiene la forma de una Estrella de David, se inauguró en 1990 por iniciativa de un grupo de brigadistas judíos, encabezados por Bernard (Dov) Lieberman con esta inscripción: “A todos los voluntarios judíos combatientes caídos en España”. En el cementerio de Fuencarral en Madrid, se colocó una gran estrella de mármol, en sustitución de aquella destruida por Franco, “In memoriam. ¡Aquí yacen los voluntarios judíos, heroicamente caídos en Madrid en el transcurso de la Guerra Civil Española en defensa de la libertad (1936-1937) la vuestra y la nuestra!”. Esta lápida fue inaugurada en 1988 en el cementerio de Fuencarral, Madrid, con la presencia de Shlomo Ben Ami, en ese momento embajador de Israel en España, Salman Salzman, presidente de la Asociación de voluntarios de las Brigadas Internacionales en España (1936-1939) y de un representante del ayuntamiento de Madrid. La lápida lleva el nombre de quince combatientes caídos en la defensa de la capital, a los que se añadieron posteriormente otros cuatro.

En diciembre de 1937, catorce meses después de crearse las BB II, la segunda compañía del Batallón Palafox quedó designada como compañía judía y recibió el nombre de Naftalí Botwin, un comunista judío polaco ajusticiado en 1925 por haber dado muerte a un infiltrado en las filas del partido. La compañía se creó cuando los polacos, que habían conseguido tras muchas presiones tener su propia brigada en verano de ese año (la XIII Brigada Dombrowski), formaron en ella dos compañías para las minorías judía y ucraniana. El valor de la Compañía Botwin era conocido en el frente, lo que les hizo merecedores del nombre: “Di royte teyvelonim”, esto es: diablos rojos.

Con la derrota de los republicanos, los civiles y los brigadistas que pudieron buscaron refugio en Francia. Allí llegaron 500.000 refugiados, donde fueron internados en campos totalmente improvisados en pésimas condiciones sanitarias y sometidos a una estricta vigilancia. Luego de un año y medio concentraron a la población judía en campos que fueron habilitados nuevamente, Vernet fue uno de ellos, y en otro nuevo, Gurs. Cuando Francia fue ocupada por los nazis, los antiguos voluntarios de las Brigadas, también por supuesto los judíos, fueron los primeros en integrar la Resistencia como extranjeros.

Un importante grupo de brigadistas, de antigua extracción comunista hizo “aliá” a Israel, de modo que su presencia determinó la posibilidad de que el Estado Judío asumiera su representación a la hora de homenajear y recordar a estos brigadistas judíos.

El monumento del cementerio de Montjuich, de Barcelona, en honor a los brigadistas judíos tiene forma de Estrella de David y citas de Luigi Longo, primer comisario general de las BB II, y del entonces presidente del Estado de Israel Haim Herzog. Se inauguró en 1990 por iniciativa de un grupo de brigadistas judíos, encabezados por Bernard (Dov) Liebermann.

En 1996 hubo una conmemoración festiva en Israel de las BB II Israel: con motivo del cincuentenario del comienzo de la guerra, se planta un bosque en honor de los voluntarios.

A pesar de desmovilizar a las Brigadas Internacionales, algunos miembros de la Compañía decidieron quedarse en España y continuar la lucha junto a las fuerzas republicanas. Tuvieron un papel destacado cubriendo la retirada de las fuerzas republicanas y la población civil hacia Francia. Cuando cruzaron la frontera fueron desarmados e internados

Con la derrota de Hitler y Mussolini, los integrantes de la Brigada Lincoln se sintieron justificados en sus luchas contra el fascismo y el nazismo. Sin embargo, muchos se sintieron amargados y frustrados porque los aliados victoriosos permitieron que Franco permaneciera en el poder en España. Después de la Segunda Guerra Mundial, las autoridades de Estados Unidos aceptaron a Franco como parte de la alianza anticomunista de la guerra fría. Los veteranos de la brigada de Abraham Lincoln (VALB) sin embargo continuaban apoyando a los opositores de Franco dentro de España y celebraron la muerte del dictador en 1975.

Las mujeres y hombres judíos, que llegaron a España desde todas partes eran liberales, socialistas, comunistas, anarquistas sionistas, o bundistas. Vinieran de donde vinieran, desde sus más variadas convicciones políticas, todos los voluntarios comprendieron que el fascismo representaba la amenaza más grande para los judíos y el resto de humanidad. Los campos de batalla de España dieron a los judíos la primera oportunidad de resistir organizadamente contra el antisemitismo nazi fascista. Madrid será la tumba del fascismo. Ese lema indicó la esperanza que un optimismo fundada en una victoria en España pudiera detener el peligro evitando una segunda guerra mundial. Pero no pudo ser. Incapaz de obtener suficientes armas y la ayuda de las democracias y de los gobiernos occidentales, el ejército español republicano fue derrotado y la República española murió en marzo de 1939. Los miedos ante la posibilidad de una Segunda Guerra Mundial probaron ser justificados, el terror de esa guerra excedió de hecho las predicciones realizadas en los años treinta. Murieron en esa guerra cincuenta millones de personas, incluyendo seis millones de judíos europeos.

Fuente:

https://web.archive.org/web/20120602232930/http://www.milimcultural.com.ar/articulos/gce.htm

https://elgrancapitan.org/portal/index.php/articulos3/guerra-civil-espanola/9-la-compania-botwin#google_vignette

Foto de portada: Voluntarios judíos de la Compañía Botwin después de su formación en Extremadura, febrero de 1938.