Resistencia judía armada en el Holocausto

A pesar del mínimo apoyo e incluso la hostilidad antisemita de los habitantes de los lugares cercanos, miles de judíos pelearon contra los alemanes en Europa oriental. Una historia que merece ser recordada siempre, en especial cuando se habla de la pasividad como característica única y homogénea frente a la dictadura nazi
Por Luis Morgenstern Korenblit

Los partisanos lucharon y sobrevivieron formando grupos organizados. Comparados con los nazis, contaban con pocas armas y municiones, pero tuvieron éxito porque conocían el terreno y sabían cómo aprovecharlo. Un partisano recordaba: «En el bosque, diez partisanos parecían cien a quienes estaban fuera». Los nazis desconocían cómo era la vida dentro de los bosques y pantanos. Los partisanos vivían allí en duras condiciones, sin un refugio adecuado que los protegiera de las temperaturas bajo cero y las tormentas en invierno, ni del calor y la lluvia en otras estaciones. Los suministros médicos escaseaban, y los partisanos morían a causa de infecciones y enfermedades transmitidas por piojos. Las vendas se lavaban y reutilizaban siempre que era posible.

Los judíos partisanos fueron grupos de tropas irregulares que participaron en el movimiento de resistencia judía contra la Alemania nazi y sus colaboradores durante la Segunda Guerra Mundial. Varios grupos de judíos partisanos operaban a lo largo de toda la Europa ocupada, algunos de los cuales estaban conformados por los huidos de distintos guetos o campos de concentración, mientras que otros, como los partisanos de Bielski, sumaban cientos e incluían a mujeres y niños. Eran más numerosos en la Europa del Este, aunque también existieron grupos en la Francia ocupada y en Bélgica, donde operaron junto con los movimientos de resistencia locales. Muchos combatientes judíos participaron asimismo en diversos movimientos partisanos en otros países ocupados. En total, los judíos partisanos sumaban entre 20 000 a 30 000 individuos. La mayor parte de la resistencia armada judía se produjo en 1943, en un esfuerzo desesperado, después de que quedó claro para los que oponían resistencia que los nazis habían asesinado a la mayoría de sus familiares y correligionarios. A pesar de la gran cantidad de obstáculos (como falta de armamentos y capacitación, operaciones en una zona hostil, renuencia a separarse de las familias y el siempre presente terror nazi), muchos judíos de toda la Europa bajo ocupación alemana intentaron oponer resistencia armada en contra de los alemanes. En forma individual y en grupos, los judíos participaron de la oposición a los alemanes y sus compañeros del Eje. Las unidades de resistencia operaron en Francia, Bélgica, Ucrania, Bielorrusia, Lituania y Polonia. Los judíos también lucharon en organizaciones generales de resistencia francesa, italiana, yugoslava, griega y soviética.

Treinta y dos judíos procedentes del Mandato Británico de Palestina fueron entrenados por los británicos y se lanzaron en paracaídas tras las líneas enemigas para llevar a cabo actividades de resistencia, como Hannah Szenes a Hungría y Eslovaquia para ayudar los judíos. La brigada judía, una unidad de 5.000 voluntarios del Mandato británico de Palestina que peleó en el Ejército Británico durante la Segunda Guerra Mundial.

Resistencia judía armada en Europa oriental

En Europa oriental, las unidades judías lucharon contra los alemanes en los ghettos urbanos y detrás de las primeras líneas en los bosques. Si bien la mayor parte de la resistencia armada judía comenzó en 1943, debe observarse que los movimientos de resistencia general en la región, que operaban en circunstancias más propicias y con una población local más favorable, también comenzaron recién en 1943.

A pesar del mínimo apoyo e incluso la hostilidad antisemita de los habitantes de los lugares cercanos, miles de judíos pelearon contra los alemanes en Europa oriental. Surgieron unidades de resistencia en ghettos en Polonia, Lituania, Bielorrusia y Ucrania. Los judíos se resistieron cuando los alemanes intentaron establecer ghettos en varias pequeñas ciudades de Polonia oriental en 1942. Se produjeron levantamientos en Starodubsk, Kletsk, Lachva, Mir, Tuchin y varias otras ciudades. Cuando los alemanes eliminaron los ghettos más importantes en 1943, se encontraron con resistencia judía armada en Cracovia, Bialystok, Czestochowa, Bedzin, Sosnowiec y Tarnow el levantamiento del gueto de Vilna, el importante levantamiento en el gueto de Varsovia.

El levantamiento del ghetto de Varsovia en la primavera de 1943 fue la mayor sublevación de judíos. Cientos de ellos lucharon contra los alemanes y sus auxiliares en las calles del ghetto. Miles de judíos se negaron a obedecer las órdenes de los alemanes de reportarse en un punto de reunión para su deportación. Al final, los nazis incendiaron el ghetto hasta sus cimientos para obligarlos a salir. Si bien sabían que la derrota era segura, los judíos del ghetto lucharon desesperada y valientemente.

Celebre es la frase “No vamos a ir como ovejas al matadero», de Abba Kovner. Y «¡Resistid, resistid hasta el último aliento!» – Abba Kovner y Vitka Kempner galvanizaron la resistencia en el gueto de Vilna.

Los judíos sabían que los levantamientos no detendrían a los alemanes y que solamente un puñado de combatientes lograría huir para unirse a los partisanos. Aun así, algunos judíos decidieron resistir. Las armas ingresaban a los ghettos de contrabando. Los habitantes de los ghettos de Vilna, Mir, Lachva (Lachwa), Kremenets, Czestochowa, Nesvizh, Sosnowiec, Tarnow, etc. se resistieron con la fuerza cuando los alemanes comenzaron a deportar a sus poblaciones. En Bialystok, el movimiento clandestino organizó un levantamiento justo antes de la destrucción final del ghetto en septiembre de 1943. La mayoría de sus combatientes, principalmente jóvenes y mujeres, murió durante el combate.

Miembros de la resistencia judía en el gueto de Vilna

Resistencia en campos

En las condiciones más adversas, los prisioneros judíos lograron iniciar una resistencia y levantamientos en algunos campos nazis. Los trabajadores judíos sobrevivientes originaron levantamientos en los campos de exterminio de Treblinka, Sobibor y Auschwitz-Birkenau. Alrededor de 1.000 prisioneros judíos participaron en la sublevación de Treblinka. El 2 de agosto de 1943, los judíos tomaron las armas que pudieron encontrar (picos, hachas y algunas armas de fuego robadas del arsenal del campo) y lo incendiaron. Alrededor de 200 lograron escapar. Los alemanes volvieron a capturar a cerca de la mitad de ellos y los asesinaron.

Humareda en el perímetro de Treblinka II durante el levantamiento de prisioneros, el 2 de agosto de 1943. Los cuarteles fueron incendiados, incluido un tanque de gasolina que explotó incendiando las estructuras circundantes. Esta fotografía clandestina fue tomada por Franciszek Ząbecki.

El 14 de octubre de 1943, prisioneros de Sobibor asesinaron a 11 guardias de las SS y auxiliares de la policía e incendiaron el campo. Alrededor de 300 prisioneros escaparon al abrirse paso entre el alambre de púas y arriesgar sus vidas en el campo minado que rodeaba el lugar. Volvieron a capturar a más de 100 y, luego, los fusilaron.

El 7 de octubre de 1944, prisioneros asignados (Sonderkommandos) al Crematorio IV en Auschwitz-Birkenau se rebelaron después de enterarse de que iban a asesinarlos. Los alemanes doblegaron la sublevación y asesinaron a casi todos los cientos de prisioneros implicados en la rebelión.

Otros levantamientos en campos ocurrieron en Kruszyna (1942), Minsk-Mazowiecki (1943) y Janowska (1943). En varias decenas de campos, prisioneros organizaron huidas para asociarse a unidades de partisanos. Se lograron algunos escapes exitosos, con el del campo de trabajo de la calle Lipowa en Lublin.

A pesar de que se los superaba en cantidad y en potencia de fuego, algunos judíos en ghettos y campos opusieron resistencia a los alemanes con la fuerza. El espíritu de estos esfuerzos trasciende el fracaso de detener las políticas genocidas de los nazis.