Acabo de leer un tuit tuyo escrito hace un par de meses que dice “derrotar a Hamas es una cosa, destruir a un pueblo es otra. El derecho de autodefensa tiene un límite.” ¿Te hackearon la cuenta?
Lamento desilusionarte, efectivamente soy el autor.
¿Pero qué querés decir exactamente? ¿Se supone que Israel debió haberse cruzado de brazos después del 7/10?
Claro que no. Era lógico y entendible que Israel respondiera con algún tipo de operación militar. Por más que la resolución de fondo del conflicto israelí palestino debe ser política y no militar, cualquier Estado respondería militarmente ante un ataque terrorista de esa gravedad. El problema es que, desde el inicio, la guerra contra Hamas se transformó simultáneamente en una masacre contra la población civil de Gaza. Dejemos de lado el hecho de si Israel tuvo o no la intención de castigar deliberadamente a la población civil de Gaza por el 7/10 (lo que nos llevaría, entre otras cosas, a una discusión complejísima sobre el concepto de genocidio y su aplicabilidad en este caso). Lo que entiendo debería estar fuera de discusión es que la ofensiva de Israel ha producido un enorme costo tanto en vidas humanas como en infraestructura para necesidades básicas poblacionales (la destrucción de la red hospitalaria de Gaza es un ejemplo cabal). El nudo de la cuestión no es si Israel tenía derecho a responder al ataque de Hamás sino cómo debía hacerlo. Mi posición, basada en mucha documentación que he revisado, es que como mínimo Israel descuidó o directamente despreció la protección de los civiles gazatíes al librar su combate contra Hamás y que las consecuencias de ese modus operandi lo acompañarán (y nos acompañarán) como una gran sombra moral durante el futuro. Vale decir, las FDI han sido el brazo ejecutor de la ofensiva en Gaza pero las decisiones centrales han sido responsabilidad del gabinete de seguridad, cuyo actor de mayor peso real es Netanyahu. La responsabilidad última de la estrategia militar de Israel en Gaza es de sus gobernantes.
Es injusto que responsabilices a Israel. Esta guerra, que ha tenido consecuencias lamentables como todas las guerras, se hubiera terminado rápida e inmediatamente si Hamás hubiera entregado a los secuestrados y se hubiese rendido.
Puede que tu razonamiento contrafáctico sea correcto. Pero lo cierto es que Hamas decidió no rendirse y que eso le colocó a Israel desde el principio una disyuntiva moral en una zona tan densamente poblada como Gaza. Naturalmente que Hamas tiene una responsabilidad mayúscula en todo lo que ha sucedido en Gaza, empezando por la comisión de una atrocidad que provocó la respuesta de Israel. Pero sostener que habría muchos menos civiles muertos si Hamás se hubiera rendido antes, no resuelve el asunto. Insisto, mi argumento es que Israel debió desde el comienzo encontrar un modo de combatir a Hamas sin causar un daño gigantesco a la población gazatí. Esto no es un pensamiento utópico: mientras combatía en Gaza en 2024, Israel fue capaz de debilitar severamente a otra guerrilla urbana (Hezbollah) con operaciones selectivas que no infringieron un daño mayor entre los civiles libaneses.

Pero es imposible defender con tanta precisión la vida de los civiles cuando combatís a un grupo terrorista que se camufla entre la población.
A ese argumento respondería tres cosas. Primero, hay evidencia sólida de que muchísimos asesinatos de civiles no ocurrieron bajo ese tipo de circunstancias. Para citar un solo ejemplo, tenemos los cientos de civiles asesinados en las últimas semanas por concurrir a los puestos de ayuda alimentaria, un problema que las mismas FDI han admitido. Dos: hay una decisión moral relevante cuando realizás una operación contra un miembro de Hamás rodeado de civiles. ¿Cuántos inocentes en ese caso estás dispuesto a sacrificar? En julio, Israel bombardeó un café en la costa de Gaza y murieron más de 40 personas. Se argumenta que en ese café estaba un objetivo militar. Aún si así fuera, acciones con esa desproporción son un crimen de guerra. Por último, nuestra discusión no es sobre Hamás, que es una organización terrorista, sin escrúpulos ni valoración alguna de la vida humana y que le ha hecho un daño gigantesco a la lucha palestina por un Estado propio. La discusión es sobre los daños civiles que estamos dispuestos a admitir en el marco del combate contra una organización terrorista. Esta es la pregunta moral más importante que enfrentan todos los Estados cuando deben recurrir al empleo de la violencia ante amenazas internas o externas. Por eso, la discusión sobre Gaza también debería ser aprovechada para reflexionar sobre los límites procedimentales de los Estados en contextos bélicos o de graves amenazas a la seguridad pública. Y repito, ni siquiera estoy entrando en el espinoso asunto de la intencionalidad, que merecería todo otro diálogo.
Hablás como si supieras lo que está pasando realmente en Gaza pero dudo seriamente que estés bien informado. ¿Qué sustento tienen tus afirmaciones cuando, por ejemplo, no hay prensa internacional en el terreno y los datos de mortalidad provienen del Ministerio de Salud encabezado por funcionarios de Hamas?
La falta de prensa internacional en el terreno, a causa de la prohibición decretada por Israel aduciendo motivos de seguridad, es un problema mayúsculo. Sin embargo, no estamos a ciegas sobre lo que ocurre en Gaza. Sin siquiera entrar en la mención a los videos e imágenes generados por los mismos gazatíes y viralizados por Internet, hay investigaciones periodísticas rigurosas y potentes basadas en diversas fuentes: recorridas de periodistas israelíes en Gaza, testimonios de integrantes de las FDI, documentos oficiales y/o declaraciones de líderes políticos o sociales con conocimiento privilegiado de la situación. Sobre el asunto de las cifras de muertes, un historiador de la Universidad Hebrea de Jerusalem, Lee Mordechai, está llevando a cabo un trabajo descomunal de compilación documental de todo lo sucedido en Gaza. Como parte de ese trabajo, Mordechai ha cotejado cifras de muertes provenientes de diferentes fuentes, entre ellas artículos académicos publicados en revistas arbitradas prestigiosas como The Lancet. La conclusión que se desprende de su trabajo es que, probablemente, la cifra de 57 mil muertos totales actualizada a finales de junio de 2025 por el Ministerio de Salud de Gaza, es una estimación conservadora. Además, Mordechai estima que al menos dos tercios de los muertos son civiles (entre ellos una gran cantidad de niños) y para ello se basa, entre otras fuentes, en estimaciones hechas por integrantes de las mismas FDI. Por supuesto, quizá surja nueva evidencia y estas estimaciones sean reajustadas. Pero, francamente, es muy improbable que nuevos datos contradigan mi afirmación central sobre el gigantesco daño causado a la población gazatí por parte de la ofensiva militar de Israel.
Fuera de la discusión fáctica sobre Gaza, ¿te parece realmente que este es el momento para criticar públicamente a Israel? Este es un momento para que el pueblo judío, que está en guerra contra una organización terrorista, esté unido.
Tenemos un método totalmente diferente de defender al pueblo judío en esta coyuntura. Gaza, como nunca, nos coloca frente al espejo del judaísmo y el sionismo que queremos tener. ¿Queremos un Israel que esté dispuesto a arrasar con la vida de decenas de miles de civiles con el argumento del combate al terrorismo o queremos uno que sitúe la protección de las vidas inocentes como un valor supremo y ejerza su autodefensa sin perder ese norte moral? Además, quienes abrazamos un judaísmo humanista (que no equivale a un pacifismo ingenuo), tenemos que alzar nuestras voces porque esto es precisamente lo que los judíos reclamamos al resto de los pueblos cuando sufrimos actos antisemitas. Por eso, quienes creemos que la respuesta de Israel generó una catástrofe humanitaria indefendible, tenemos la obligación moral de desmarcarnos, procurando honrar la memoria de la tradición judía humanista, ya sea laica o religiosa, la que heredamos de voces tan diferentes como las de Scholem, Buber, Arendt, Leibowitz, el Rabbi Froman y Oz, entre muchos otros.

Si querés expresar tu posición, deberías hacerlo en la interna judía. Criticar abiertamente a Israel en medio de esta ola de antisemitismo solo favorece su crecimiento.
Primero partamos de la base de que siempre habrá gente que desprecie a los judíos, es decir, inmune a lo que vos o yo hagamos o dejemos de hacer. Tu argumento en todo caso aplicaría a aquellas personas que son susceptibles al contexto y que podrían variar su posicionamiento sobre los judíos según las circunstancias y la información que dispongan. Pensando en ese público, con la mano en el corazón, ¿quién te parece que hoy está contribuyendo más a generar una mala imagen del Estado representante del pueblo judío y, por transitiva, del pueblo judío? ¿Las acciones de Israel en Gaza que ya se han cargado las vidas de decenas de miles de civiles o las críticas a esas acciones que estamos realizando algunos judíos? Revertiría incluso tu argumento: disentir pública y frontalmente con las acciones de Israel (lo cual para nada implica su deslegitimación como Estado) constituye un amortiguador contra la antipatía hacia el pueblo judío. Al elevar nuestras voces críticas, dejamos en claro que los judíos no necesariamente somos meros repetidores de los eslóganes de la hasbará, que se han vuelto muy fáciles de desmentir y desmontar. Solo cuando sale a la luz esa autocrítica (otra de las mejores tradiciones del pueblo judío), es posible distinguir con nitidez que una cosa son las acciones de Israel y otra las opiniones del universo judío.
Parece que no nos vamos a poner de acuerdo en nada.
Si será grave la cosa que hasta discrepamos en si tenemos o no discrepancias. Más allá de la broma, creo que tenemos algunas coincidencias muy importantes. Para ambos, Hamas es responsable central de la catástrofe que están viviendo los gazatíes y el pueblo palestino en general. La diferencia es que yo sostengo que las responsabilidades de Israel son inexcusables, mientras vos insistís en que todas las culpas recaen en Hamas. También coincidimos en ciertos dolores, por ejemplo, el que sentimos tras la escasa solidaridad que mostró gran parte de la opinión pública pro-palestina tras el 7/10, algo sobre lo que Eva Ilouz ha escrito mucho y muy bien. Mientras escribo, vienen a mi mente todas esas voces que calificaron el atentado de Hamas como un legítimo “acto de resistencia” y todos esos silencios cómplices de quienes luego son los primeros en la fila a la hora de lamentar las muertes palestinas y demonizar a Israel. Cómo olvidar, por ejemplo, aquel comunicado de la más importante organización de estudiantes universitarios uruguayos del 10 de octubre de 2023 que, sin ninguna condena frontal al atentado de Hamas, cerró con un simple “¡Viva Palestina libre!”. Te lo aseguro, a ambos nos huelen muy mal algunas críticas a Israel. Es un serio error equiparar antisionismo con antisemitismo, porque no significan lo mismo y porque es una operación conceptual que termina demonizando toda crítica a Israel. Sin embargo, coincido plenamente contigo que al interior del campo antisionista (sobre todo en quienes hablan de Israel con odio visceral) hay mucho antisemitismo camuflado. A propósito, no sé si estarás o no de acuerdo conmigo en esto último que te diré, pero creo que en este nuevo capítulo del conflicto se ha hecho un triste uso político del Holocausto, tildando de “nazis” a los israelíes o a los gazatíes según el caso. Lejos de este uso abusivo de la historia, deberíamos invocar la memoria del Holocausto en este conflicto por su lección central, la que está escrita en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Por desgracia, hay demasiados actores poderosos que desprecian esa enseñanza y ese mandato. Y no sólo en Medio Oriente.
* Sociólogo uruguayo, residente en Montevideo. Consultor en opinión pública y especialista en identidades étnico-raciales. Autor de El Uruguay Judío.