El Congreso Sionista de 2025 tuvo lugar en Jerusalén, en el mes de octubre. Fue un evento enorme, y la inversión para que pudiera realizarse fue proporcional a su magnitud.
La pregunta que me queda es: ¿qué pasa, y cuán proporcional es la inversión que las uniones mundiales hacen en cada una de sus comunidades en la diáspora durante los cuatro años en los que el Congreso no se celebra?
El juego del Congreso Sionista cambió. Lo que antes era un organismo en el que, muchas veces, las representaciones de las uniones mundiales se resolvían mediante acuerdos dentro de cada país, hoy se define por intensas elecciones que se llevaron a cabo en casi 30 países durante el año 2025.
La entrada de la extrema derecha en estas elecciones movió toda la estructura, y el año 2025 estuvo marcado por disputas y por intentos de explicar y volver relevantes y significativas las elecciones para quienes votan.
La gran mayoría de los judíos y judías del mundo no comprende del todo el papel de la Organización Sionista Mundial ni cuánto puede influir en sus vidas.
Ahora, con el propósito de involucrar a más personas y asignar recursos de manera efectiva en los lugares donde realmente podemos transformar estructuras, nos corresponde a nosotros, como UPZ (Unión de Sionistas Progresistas, antes Unión Mundial del Meretz), marcar la diferencia: conectar los resultados del Congreso -que se celebra cada cinco años- con la vida cotidiana de las personas.
Hay una razón por la cual tantas personas no entienden los detalles del Congreso, la formación de la Organización Sionista Mundial y las reglas electorales en sus países.
Toda esta estructura es compleja y está escrita en un lenguaje legal, no por casualidad, sino con la intención de limitar el acceso a la información y evitar que más gente participe del sistema político al que pertenecemos.
Nuestro deber es entender las reglas del juego que estamos jugando y democratizar esa información, ocupando el espacio de la OSM.
En el año 2025 aprendimos cómo realizar elecciones basadas en su constitución y, del mismo modo, cómo comportarnos dentro del Congreso. Familiarizarse con ese lenguaje es sumamente importante.
Ayudar a nuestros votantes a entender a dónde va su voto forma parte de este proceso: poder explicar hacia dónde se dirigen nuestros recursos, qué significa tener representación dentro de la Federación Sionista en cada país y cómo un voto por la UPZ realmente influye en la vida de cualquier judío o judía en cualquier lugar del mundo.
En el año 2020, la UPZ tenía 24 mandatos (18 en la diáspora y 6 en Israel), y en 2025 puedo decir que, después de mucho trabajo junto a cada comunidad y atendiendo a sus necesidades, logramos -junto a miles de votantes- 29 mandatos (23 en la diáspora y 3 en Israel).

Nuestro resultado electoral representa un hito histórico dentro de la política sionista mundial -y también dentro de la política israelí-.
Los resultados en el Congreso fueron excepcionales: logramos aprobar todas las resoluciones que eran relevantes para nosotros e impedir que la extrema derecha aprobara las suyas, que sólo generan daño a Israel.
El resultado de las elecciones fue espectacular para nosotros, y puede ser aún mejor. Vimos durante el último año que existe un gran potencial de crecimiento.
La pregunta principal ahora es: ¿quién es la UPZ de acá al próximo Congreso, dentro de cinco años?
Como UPZ, tenemos la responsabilidad de construir y fortalecer una narrativa dentro de nuestras comunidades, para que personas como nosotros tengan un lugar -un espacio de pertenencia y activismo- en sintonía con sus creencias sobre el sionismo, el judaísmo y la política en general.
Necesitamos ser el espacio que publica noticias y opiniones sobre Israel, y que al mismo tiempo comprende la complejidad que atraviesa el país hoy, más allá del trabajo de hasbará.
Debemos ser la institución a la que las personasrecurren para leer información que normalmente no les llega, porque no se traduce del hebreo, y que les permita conectarse con Israel, criticar y saber que existen espacios para transformar lo que está pasando, en la práctica.
Necesitamos abrir medios como Nueva Sion, que viene realizando un trabajo increíble desde hace 77 años e influyendo en toda América Latina.
Más allá de eso, debemos incorporar diversidad a las voces dentro de la OSM: personas más allá de las convencionales, más allá de aquellas que han representado a nuestras comunidades judías durante la última década y que no quieren que otros transformen la política comunitaria.
En este Congreso, tuvimos una delegación compuesta por un 46% de mujeres y también un número significativo de jóvenes, con la intención de traer nuevas voces al espacio de la OSM.
Tenemos que seguir trabajando para empoderar a la juventud y lograr que el debate dentro del mundo sionista no sea sólo masculino, blanco y privilegiado. Ese tiempo ya llegó hace rato.
Durante los próximos cinco años, nuestro trabajo será crear y fortalecer comunidadesde adultos basadas en las ideas del sionismo progresista y el judaísmo humanista, con una perspectiva política de izquierda.
Crear comunidades en las que las personas con esta identidad sientan que tienen un hogar, un espacio propio.
Queremos ofrecer a nuestras comunidades espacios donde puedan celebrar su identidad judía compleja, donde podamos celebrar nuestro judaísmo con una perspectiva centrada en el ser humano, en su comunidad y en los cambios que desea ver en el mundo.
Asumimos la responsabilidad de generar espacios de conexión con Israel y con el sionismo progresista dentro de la comunidad: espacios de debate político, de aprendizaje de hebreo, de celebración y de conocimiento de la cultura israelí -sus autores, su gastronomía y su cine-.
Hoy estamos en proceso de seguir fortaleciendo nuestras estructuras, que demostraron ser esenciales para cada comunidad judía durante las elecciones, y queremos entender cada vez más qué falta en cada ciudad y cómo podemos crear la casa del sionismo progresista.
Les invitamos a mantenerse en contacto con nosotros para hacerlo posible.